La muerte de Marat: el Arte al servicio de la manipulación
La muerte de Marat. David / Fuente: Public Domain

En 1787, ante la inminente reforma social y económica que apremiaba en Francia, se reunieron en Versalles una Asamblea de Notables con los representantes del Primer y Segundo Estado, quienes debían aprobar ciertos impuestos. Todas las medidas fiscales fueron rechazadas. Por otra parte, las constantes subidas de los precios de los alimentos y las malas cosechas de 1787 y 1788 provocaron una crisis de subsistencias que terminó provocando disturbios y motines. Consecuencia: Francia, en 1789, estaba en bancarrota y las sucesivas reformas de los sucesivos ministros de Hacienda habían fracasado. La descontenta población, los estamentos privilegiados de la burguesía y los representantes del Tercer Estado, enfrentados al poder absolutista de Luis XVI, exigieron la convocatoria de los Estados Generales del Reino (que no se había reunido desde 1614). Aquello fue un caos.

Al final, ante tanta disputa, y viendo el Tercer Estado (representantes del pueblo llano) que sus reivindicaciones no eran apenas escuchadas, éstos rechazaron el debate por estamentos y se proclamaron en "Comunes". Mientras, en París, fueron calando las protestas del pueblo, sucediéndose insurrecciones y tumultos. El 16 de junio de 1789, el Tercer Estado se constituyó en Asamblea Nacional e inició los debates oportunos para la necesaria reforma fiscal. Allí se jurarían (en el pabellón del "juego de la pelota") dar al pueblo una Constitución capaz de solucionar los terribles problemas que afectaban a la población francesa. Luis XVI, ante tantas presiones, tuvo que claudicar y aceptar el desafío.

Juego de la Pelota. Jacques Louis David (1791). Fuente: ArteHistoria
Juego de la Pelota. Jacques Louis David (1791). Fuente: ArteHistoria

La Revolución Francesa

La Asamblea Nacional se transformaría en Asamblea Constituyente a partir del 9 de julio de 1789, ya que su fin último era redactar una Constitución que convirtiera el antiguo sistema representativo en otro en el que el pueblo llano tuviera las mismas prerrogativas que la nobleza y el clero. No obstante, en París se fue caldeando el ambiente y el 14 de julio una multitud descontrolada se dirigió y tomó La Bastilla, dando origen a lo que llamamos la Revolución Francesa

La Asamblea Constituyente abolió en agosto los privilegios del clero y la nobleza. Los derechos feudales habían quedado abolidos y la igualdad fiscal había sido aprobada tras establecer la igualdad civil de todos los franceses. El día 26 sería sancionada una Declaración de Derechos del hombre y del ciudadano, con la proclamación de los principios fundamentales de "Libertad, Igualdad y Fraternidad". El Antiguo Régimen había quedado suprimido; comenzaba el Nuevo Régimen.

Tras unos meses convulsos, el rey, presionado por sus cortesanos y por el Papa Pío VI, que rechazaba totalmente lo que estaba sucediendo en Francia, y ante los progresos revolucionarios, solicitó a otras monarquías europeas ayuda para hacer fracasar la Revolución. Ante la tardanza de esta ayuda e impulsado por el miedo, el 20 de junio de 1791 trató de huir del palacio de las Tullerías, aunque aquello no valdría para nada, pues fue descubierto y detenido, junto con toda su familia, en Varennes. Inmediatamente fueron obligados a regresar, y fueron puestos bajo arresto domiciliario. Luis XVI fue suspendido de todas sus funciones. No hay duda de que esta huida precipitó los acontecimientos y ocasionó la consolidación de la conciencia republicana entre los revolucionaros franceses.

El mundo revolucionario lo constituían varios grupos políticos. Por un lado, estaban los del ala izquierda: el club de los Cordeleros, un grupo extremista del pueblo llano liderado por Danton y por Marat, quien era considerado por los suyos como alguien plenamente demócrata porque lo que deseaba realmente era la igualdad social y exigía la supresión del régimen monárquico y la instauración de la República. También es este bando estaba el club de los Jacobinos, con Robespierre al frente. Al otro lado estaba el ala de la derecha, el grupo de los revolucionarios más moderados o más conservadores: los Girondinos y los Cistercienses, quienes defendían una Monarquía constitucional y liberal. No obstante, muchos de los diputados que constituyeron las diversas Asambleas no estaban adscritos a ninguno de estos clubs políticos, optando estos por una u otra tendencia según les conviniera. Serían considerados "de centro".

El 3 de septiembre de 1791 fue promulgada la primera Constitución francesa y jurada al día siguiente por un Luis XVI quien había sido repuesto en sus atribuciones para dicha ocasión. Pero mientras se constituía una nueva Cámara, con nuevos diputados, el pueblo francés continuaba sufriendo las subidas de los precios, con las consiguientes represiones por parte de la Guardia Nacional, y los sermones de muchos eclesiásticos que aconsejaban rebelarse contra aquella Constitución y contra aquel gobierno revolucionario. Y si todo esto parece poco, al final los sorprendidos monarcas europeos decidieron unir sus fuerzas, formando en abril de 1792 una Primera Coalición, entre Austria y Prusia, e invadieron parte de Francia, con lo que la Asamblea les declaró la guerra. El ejército francés sería derrotado por el alemán debido a su mayor preparación militar.

Tanto la Asamblea como el pueblo culparon al rey y a sus fieles del aquel fracaso. Se constituyó una "Comuna insurreccional" para luchar contra la Monarquía. El día 10 de agosto de 1792, una multitud enardecida asaltaría el palacio de las Tullerías, apresaría al Rey y a su familia, llevándolos a la prisión del Temple. Luis XVI fue despojado de todas sus prerrogativas. Mientras, la población, exaltada por los acontecimientos, comenzó a asesinar a todo aquel considerado como contrarrevolucionario o que estuviera a favor del rey, produciéndose entonces el "Primer Terror".

Toma de la Bastilla. / Fuente: Wikipedia
Toma de la Bastilla. / Fuente: Wikipedia

La Convención

Se convocarían entonces nuevas elecciones para el 20 de septiembre de 1792 para crear una Convención. Al principio este cambio político provocó el entusiasmo del ejército francés (animado también por el cántico de La Marsellesa), quienes conseguirían una gran victoria contra los ejércitos invasores europeos en Valmy. Dicha Convención, o Parlamento, se radicalizó hacia la izquierda al ser apartados todos aquellos que eran fieles a Luis XVI. La nación pasó a ser dirigida por un Consejo Ejecutivo, con la figura destacada de Danton.

No obstante, los diputados de "centro", al ver la inclinación a la izquierda del régimen, cambiaron de postura y apoyaron a los Girondinos, por identificarse con la defensa de la propiedad y del Estado federal que ese grupo defendía.  La Convención Nacional comenzó pues a ser dirigida por los Girondinos, y como primera misión tuvieron el redactar una nueva Constitución que declarará al Estado francés como una República.

Por entonces, al rey se le había abierto un proceso judicial para culparlo de los intentos contrarrevolucionarios. El día 20 de septiembre de 1792 se le consideró culpable (en contra de los dirigentes Girondinos). La Monarquía fue abolida, y el 22 se instituyó la República como sistema de gobierno. La era cristiana fue sustituida por la era revolucionaria. El 21 de enero de 1793 Luis XVI fue guillotinado. Esta ejecución produjo el rechazo total de los estados europeos. Gran Bretaña, España, Holanda y otros países se unirían a aquella Primera Coalición antifrancesa. La Convención ordenó la leva de 300.000 soldados para hacer frente a aquella amenaza, lo que terminaría provocando el levantamiento campesino y de las regiones más católicas, deprimidas y contrarias a la Revolución, como sucedió en La Vendée.

La Convención quedó tocada y dividida, y poco a poco la población le fue dando su apoyo al ala izquierda. Ante tantos problemas (la rebelión de La Vendée y de otras comarcas, la huida de nobles y parte de la burguesía por el pánico a ser detenidos y guillotinados, el aumento de la inflación, las malas cosechas de ese año, la falta de víveres y las guerras exteriores), comenzaron a crearse unos comités para controlar cada aspecto social y político, como el Tribunal Revolucionario Extraordinario, o los Comités de vigilancia y de Seguridad General. Por su parte, los diputados más extremistas, como Robespierre, consiguieron formar el Comité de Salud Pública, presidido por Danton, para perseguir, encarcelar y ejecutar a todo aquel enemigo de la Revolución, y de paso para controlar la actuación del gobierno girondino. Acto seguido, los girondinos crearían la Comisión de los Doce para vigilar y juzgar a los perturbadores del orden público.

Todo un caos que provocaría el malestar general entre la población, que terminó apoyando a los Jacobinos, quienes, tras hacerse con la Guardia Nacional, detuvieron a los diputados girondinos. El 2 de junio de 1793 comenzaría la etapa más terrible de la Revolución: el gobierno del Terror.

Robespierre se hizo con el poder de la nueva Convención jacobina y decidió transformar radicalmente la sociedad francesa, basándose en los ideales ilustrados y en el radicalismo democrático fundado en la Razón. En el verano de 1793 se impuso la "Dictadura del Terror" y se elaboró una nueva Constitución, la del año I (junio de 1793), aunque no terminaría de implantarse (una pena porque sería considerada como la más avanzada y democrática jamás escrita para la época). Lo cierto es que aquella nueva Constitución no resolvía los problemas de la sociedad francesa, continuando algunas insurrecciones en varias localidades o departamentos, algunos de ellos bastantes sangrientos.

Ejecución de Luis XVI. / Fuente: ArteHistoria
Ejecución de Luis XVI. / Fuente: ArteHistoria

La Muerte de Marat

Marat era sin duda uno de los revolucionaros más populares. Adorado por los pobres a los que defendía desde su periódico L'Ami du Peuple (el amigo del pueblo) y odiado por los realistas y los más liberales. Falleció el 13 de julio de 1793, entre las siete y media y las ocho de la tarde. El escritor Nicolas Restif de la Bretonne estaba paseando por París cuando oyó a un comerciante gritarle a su vecina: "La han cogido en la puerta, quería huir. Él está muerto". El novelista cuenta como el rumor se propagó por toda la ciudad, y donde cientos de bocas contaban la terrible desgracia…

Jean-Paul Marat. / Fuente: Arquehistoria
Jean-Paul Marat. / Fuente: Arquehistoria

Los hechos fueron los siguientes: una muchacha provinciana, Charlotte Corday, había asesinado al diputado Jean-Paul Marat mientras se daba un baño para aliviarse de la enfermedad cutánea que padecía desde hacía bastante tiempo y que le tenía bastante fastidiado. En ese momento estaba corrigiendo las pruebas de su periódico. Era la tarde del 13 de julio de 1793. La asesina, Charlotte, tenía por entonces veinticinco años de edad y había dejado su pueblo de Caen para ir a París con la única finalidad de cometer dicho atentado. Pertenecía a una familia noble empobrecida y fue educada en uno de los conventos más distinguidos del país. Se había prometido con un joven de su misma condición; pero, mientras él se puso de parte de los realistas, ella tomó partido por los revolucionarios burgueses. El novio quería casarse y emigrar, pero ella se negó, en lo que se interpretó como una declaración de amor a la patria por encima de la felicidad personal. En París podría encontrar entre los nobles a alguien que compartiera sus ideas revolucionarias, pero en Caen estaba sola. Fue marginada y terminó separándose de su familia. Cuando su padre y un tío sacerdote tuvieron que huir, y después de que su novio y su hermano fuesen guillotinados, se volvió contra una Revolución cada vez más sangrienta y decidida a luchar contra aquellos “falsos demagogos”.

Dirigió su vista en Marat. Mantuvo su decisión en secreto, se compró un par de zapatos cómodos, tomó la diligencia a París el 9 de julio de 1793 y llegó al Hotel de la Providence. Su idea era apuñalar a Marat en la Convención para ser ajusticiada inmediatamente por los partisanos, de forma anónima, para no poner en riesgo a su familia. Decepcionada tuvo que escuchar que Marat estaba enfermo y que ya no solía aparecer por la Convención. En la mañana del sábado 13 de julio compró un cuchillo. Una vez en casa de Marat no se le permitió entrar y lo volvió a intentar por la tarde. Marat la escuchó y ordenó que la dejaran pasar. Ella le dijo que venía de Caen, a lo que él le preguntó por aquellos diputados que se habían refugiado allí. Charlott le preguntó: "¿Qué piensa hacer con ellos?". Marat le contestó: "¡Les haré guillotinar a todos en París!". Sin duda, estas palabras marcaron su trágico destino, comentaría después la propia Charlott.

El lugar del crimen fue el cuarto de baño del apartamento de Marat, en la 30 rué des Cordeliers de París (casa que sería destruida en 1876). El cuarto de baño de Marat era muy pequeño, tenía una sola ventana y estaba decorado con un papel pintado blanco adornado con un motivo barroco de columnas en el que estaban colgados un mapa de Francia y dos pistolas. Al diputado y periodista le gustaba trabajar en su pequeña bañera redonda, más que nada porque era allí donde mayor alivio encontraba para con su enfermedad de la piel. De hecho, en el momento del atentado, Marat estaba escribiendo apoyado sobre una plancha, vestido con una bata y con un turbante blanco en la cabeza. Charlotte Corday había preparado una carta con la finalidad de conseguir más fácilmente una audiencia, aunque lo cierto es que no tuvo la necesidad de entregarla. Aquella carta no se encontraría hasta después del arresto. Marat poco o nada pudo hacer por defenderse, quizás un grito pidiendo ayuda. El cadáver, con una herida en el costado derecho, se depositó sobre la cama en una habitación contigua al salón.

Charlotte Corday fue guilotinada tan solo tres días después de aquello.

Charlotte Corday. / Fuente: Arquehistoria
Charlotte Corday. / Fuente: Arquehistoria

El mismo día 14 de julio se le encargó a David, pintor oficial de la Revolución y organizador de las fiestas revolucionarias que servían como instrumentos propagandísticos, un cuadro que reflejara aquel suceso y que, de paso, explotara dentro de sus posibilidades aquella muerte para la propaganda revolucionaria. Un monumento funerario provisional en forma de obelisco se erigió a finales del mes de julio en la llamada Plaza de la Reunión (en la actualidad Plaza del Carrusel). David sería el encargado de preparar los funerales de Marat, quien aprovechó para organizar un acto bastante pomposo. El cuerpo se expuso con el torso desnudo en una antigua iglesia, para que todos pudieran ver la herida mortal. Delante del alto pedestal se colocaron la bañera y la caja de madera que le había servido de mesa, con el tintero y su pluma. Estos objetos se trataron como auténticas reliquias. Durante el cortejo fúnebre que terminaba en el panteón, se lanzaron salvas de cañón cada cinco minutos. Gracias a toda esta magnífica puesta en escena, la víctima de Charlott se convirtió en un auténtico mártir y una especie de santo para la Revolución.

El día 15 de noviembre de 1793, David entregó su cuadro a la Convención Nacional. Inmediatamente se colocó en la sala de asambleas. En el retrato el diputado aparece representado, según el título original del cuadro, en su “último suspiro”, o lo que es lo mismo, en el mismo momento de su muerte. El cuadro, en principio, no muestra nada más que este cadáver solitario a partir de cuyos detalles debe ser minuciosamente reconstruida una escena anterior al mismo hecho del asesinato, como si se tratara de una búsqueda policiaca de las pistas que lleguen hasta el asesino… David no nos está mostrando el asesinato, pero sí contiene la escena muchas y confusas pistas al respecto. David ha rodeado a Marat con un determinado número de detalles del propio mundo del político (como la manta verde, la sábana blanca o la caja de madera), a los que el autor ha añadido otro nuevos (como el cuchillo, la carta de la asesina y un billete encima de él) con la única finalidad de subrayar la austeridad y grandeza de la víctima frente a la ejecutora.

Claro que en el cuadro hay algunos cambios importantes con respecto a lo que sucedió en la realidad: Marat está desnudo, no lleva ninguna bata; los rasgos de su rostro muestran a un hombre con aspecto bastante más joven de alguien que rondaba los cincuenta años; aquí no pide ayuda, sino que expira dulcemente, e incluso se puede apreciar una leve sonrisa; la bañera es rectangular y en la realidad era redonda; la tabla que solía utilizar para escribir durante su baño relajante y terapéutico está cubierta de por una manta verde que casi llega hasta el suelo; sobre la caja de madera, además del tintero, hay un billete y una carta con algunas instrucciones; Marat tiene en su mano la carta firmada por Charlott Corday; el arma del crimen está en el suelo, y este no tiene el mando negro sino blanco; y todos aquellos elementos de la habitación , como el papel pintado o el mapa de Francia , han sido sustituidos por David por un plano oscuro. Algunos de estos cambios son insignificantes, pero otros son muy serios, como lo era colocar aquella carta que Corday jamás utilizó. Era el paso del testimonio, de un "no testigo", al mito construido por alguien que se hace pasar por historiador, para quien era esencial mostrar una imagen irreal de lo sucedido y ensalzar la figura del diputado y líder revolucionario.

Tanto el arte como los distintos medios al alcance de los poderes se ponían al servicio del poder, tanto para elevar su figura como para desprestigiar al contrario. Algo que, por desgracia, aún seguimos viendo en pleno siglo XXI

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