La libertina y pecadora Mary Wollstonecraft
La libertina y pecadora Mary Wollstonecraft | Foto: WikiCommons

Pareciera el feminismo tan a la orden del día, tema de actualidad; más su trayectoria es sumida en algo más de dos siglos. Incluso ya antes, muchas personalidades del colectivo femenino, aspiraban a reclamar su lugar, la igualdad de condiciones como seres humanos independientemente del género.

Es también hoy día que se le da menos importancia a las actuaciones feministas, pues se considera que este colectivo no se encuentra tan infravalorado como décadas atrás. Sin embargo, nada más lejos de la realidad de lo que podríamos denominar Historia Actual. Aunque en estos momentos se pueda acceder a una misma educación, las trabas en el camino profesional que encuentra una mujer apenas son equiparables al camino que se les abre a los hombres, por no mencionar en este hilo las estadísticas que nos muestran las diferencias salariales.

A lo largo de la historia del feminismo múltiples han sido las actuaciones, los manifiestos y reivindicaciones, así como instituciones, sin embargo alguien hubo de dar el primer paso.

Mary Wollstonecraft es considerada una de las responsables del inicio del llamado pensamiento feminista. Escritora, considerada también por algunas fuentes filósofa, nació en Inglaterra en el año 1759. Su figura y sus letras han pasado por diversas trayectorias, en su época fue víctima de numerosos escándalos, a posteriori y durante mucho tiempo, sus escritos, ideales y su figura fueron casi ocultos por la sombra de su segunda hija, Mary Shelley, escritora como su madre, y conocida por ser la autora de "Frankestein".

Desde la infancia hasta su fallecimiento, la vida de Wollstoncraft fue complicada. Comenzando con un padre derrochador y violento despreocupado de su educación, pasando por amores fallidos y concluyendo con su muerte, poco después de dar a luz a su segunda hija. Probablemente las dificultades que se impusieron en la vida de la iniciadora del feminismo, fueron piezas clave del puzzle que nos dejó por escrito, de su legado: "Vindicación de los derechos de la mujer", que se tratará con más profundidad una vez que conozcamos un poco más la vida personal de esta gran autora.

Placa conmemorativa | Fuente: WikiCommons
Placa conmemorativa | Fuente: WikiCommons

Aunque durante mucho tiempo su importancia como escritora y casi que como figura se perdió tras salir a la luz su vida más íntima a través de las memorias que escribió su viudo, Godwin; hoy resulta interesante conocer su privacidad para entender cómo fundó los pilares de sus ideas.

Como pueden imaginar su infancia no fue nada fácil, ni sentimental, ni económicamente. Mary Wollstonecraft junto a sus hermanas fue testigo de la violencia ejercida hacia su madre constantemente por parte de su padre. Además, a pesar de pertenecer a una familia de clase media, su padre, mal administrador de la economía del hogar, hizo que la familia se sumiera en múltiples preocupaciones económicas. Empezó a trabajar desde muy joven, para su veintena ya era profesora.

De la experiencia y la observación, Wollstonecraft se percató que la mujer no ocupaba el mismo espacio laboral que el hombre y se embarcó en un gran proyecto, su mayor sueño, ser escritora y vivir de ello. Haciéndose hueco entre las élites literarias y filosóficas del Londres del s. XVIII, la autora consiguió su cometido, le editaban y le pagaban por sus letras.

En plena Revolución Francesa, Mary marchó a Francia con sus ideales revolucionarios muy afianzados. Fue allí donde conoció al padre de su primera hija, Fanny, y el hombre que consiguió que la autora contradijera en algunos aspectos muchos de sus escritos. Dada la insostenible situación francesa, Mary hubo de regresar a Londres, una vez allí con su hija Fanny, fue rechazada por el padre de ésta, sumiéndose la escritora por tanto en una gran depresión.

Retomando su carrera literaria en Londres, Mary logró aparcar su depresión y su intento de suicidio, fue en este halo de luz que conoció a William Godwin el padre de su segunda hija, Mary, con quien casó al quedar embarazada de éste.

Era tal la devoción que Godwin llegó a sentir por su esposa, que tras la muerte de ésta por fiebres pueriles (falta de higiene en el alumbramiento), decidió el filósofo retomar una historia inacabada de su difunta esposa y añadir sus memorias. Dichas memorias lapidaron la figura de la autora, siendo etiquetada por la sociedad como libertina, por haber sucumbido a actos impuros y desmedidos para la época.

Una vez que nos hemos acercado a esta autora, no cabe lugar a dudas la importancia que tenía para ella la difusión de sus ideas a través de sus escritos, fusión de esto y de sus múltiples trabajos como profesora e institutriz, Mary presentaba alta vocación por la docencia y la educación. Entrando, por tanto, en su vida literaria, y muy ligado a la educación tenemos como se mencionaba con anterioridad: "Vindicación de los derechos de las mujeres".

"Vindicación de los derechos de las mujeres" fue publicado en el 1792 y sus bases se establecen en la educación y en las mujeres como colectivo abstracto. Si bien no afirma la igualdad entre hombres y mujeres, en este ensayo la autora reclama una educación pública e igualitaria independientemente del sexo. En la época que tratamos, la educación de la mujer asentaba sus bases en conocer y aprender las labores del hogar, en "preparar" a la mujer para su matrimonio y posterior producción y mantenimiento de los hijos. Wollstonecraft da un golpe en la mesa y una vuelta de hoja con esta publicación, responsabiliza directamente al Estado del momento y exige como derecho fundamental una educación indiscriminada. Fuera de lo que pueda parecer, esta obra tuvo gran acogida cuando tuvo lugar su publicación, a pesar de su desafortunada vida y las críticas que etiquetaron a su persona tras su muerte, Wollstonecraft era una autora reconocida por la sociedad y por otros grandes autores de su círculo, por lo que fue favorablemente acogido.

Recapitulando, su tormentosa vida la encauzó hacia el sueño de una educación entre, por y para iguales. Una educación creadora de individuos y no de productos. Una educación para seres humanos, capaz de aportar misma cultura y capacidad de idear por si mismo independientemente del sexo que determinara el nacimiento de una persona.

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