La última de los Romanov convertida en leyenda
Anastasia. Fuente: Wikipedia.

El destino de la última familia de los zares de Rusia fue trágico y quedó grabado en la historia como un horrendo crimen que se llevó por delante a todos los miembros que la componían.

Familia de Nicolás II de Rusia, 1914 Fuente: Wiki Commons
Familia de Nicolás II de Rusia, 1914 Fuente: Wiki Commons

 La caída del régimen zarista era un sentimiento firme que emanaba de la sociedad como un anhelo, que fue tomando fuerza y que se materializó en la revolución que cambiaría el devenir del país. El zar Nicolás II, aunque su personalidad pudiera parecer en ocasiones moldeable, tomó una rotunda decisión al comprobar que el espíritu revolucionario se había apoderado del territorio y dimitió. Se convenció de manera más bien forzada, de que se avecinaban tiempos de cambios destinados a mejorar la situación deplorable que Rusia estaba atravesando.

Fue trasladado junto a su familia a Ekaterimburgo y allí se redujo de forma considerable el séquito de personas de servicio que se encontraban a su alrededor. Sin embargo, el zar disfrutaba el tiempo de forma austera y sencilla junto a su familia.

Esta familia estaba compuesta, por la zarina Alejandra con la que Nicolás tenía una relación donde el cariño que se procesaban era evidente. Por otro lado, la familia Romanov estaba repleta de mujeres, ya que a excepción de Alekséi, el resto de descendencia se componía por cuatro féminas, María, Olga, Tatiana y Anastasia. Las Romanov, acordes a su clase social vestían de manera habitual con delicados vestidos blancos, que junto con su exquisita educación las envolvía en un halo de elegancia y distinción, aunque su comportamiento era cercano y en su vida cotidiana no se excedían en lujos. Entre ellas tenían buena relación. Esto es algo que se aprecia en las cintas que se conservan de la familia en ratos de ocio y que el zar era aficionado a grabar, captando momentos entrañables entre los hermanos.

Anastasia, era la menor de todas y ha pasado a la historia de una manera peculiar, asociada a su trágico final y sumado a varias incógnitas que despertaron la imaginación de muchos que quisieron rodear de misterio la figura de la pequeña, convirtiéndola en una de las leyendas más significativas del siglo XX.  En principio nada diferencia a Anastasia del resto de sus hermanos, aunque su inquieta personalidad dejó huella. Gleb Botkin, el hijo del médico de la familia, la describía como la más revoltosa de todas sus hermanas, algo que destacaban también sus damas de servicio. Se dice que era ingeniosa a la hora de realizar ciertos comentarios y tenía un gran talento para la interpretación.​

Anastasia. Fuente: Wiki Commons
Anastasia. Fuente: Wiki Commons

Pero ninguna de estas cualidades sería responsable de la popularidad que Anastasia adquiriría años después de su muerte. Una muerte que desde un primer momento se llevó a cabo en la más absoluta discreción. La organización bolchevique vio peligrar el avance que hasta ese momento había hecho la revolución cuando las posiciones del ejército blanco, a favor de la restauración del régimen zarista, se aventajaron y de nuevo la figura del zar comportaba un riesgo, aunque mínimo y poco probable. Finalmente se decidió ejecutar, no solo al zar sino a todos los miembros de la familia. Pudiendo interpretar en esta acción un cierto empeño revanchista, sobre todo por parte de Lenin, que había perdido un hermano en una de las represiones del régimen, después de participar en un atentado.

El asesinato se llevó a cabo en la casa de Tobolsk, donde fueron trasladados por segunda vez. La excusa era intentar protegerles de eso mismo a lo que estaban abocados, y en el propio sótano de la casa donde habían residido los últimos meses fueron fusilados. A continuación, fueron cubiertos de ácido y quemados, para luego ser enterrados en el bosque. El ejército blanco encontró el mismo año de su ejecución, la casa vacía, las paredes del sótano cubiertas de sangre y las pertenencias de la familia todavía allí.

 Se comienza una investigación que confirma que toda la familia había sido ejecutada pero su paradero era desconocido. En 1919 se encontraron evidencias del brutal asesinato, como zonas de suelo quemado y objetos personales destruidos, así como restos orgánicos de la familia. Se pública un informe en París, donde el jefe de la investigación, Nicolás Sokolov, anuncia sus teorías en 1924. Sokolov declara que toda la familia fue asesinada, alegando la imposibilidad de supervivencia para ninguno de ellos. Sin embargo, de forma repentina, la leyenda despierta, gracias a una mujer que afirma ser la pequeña de la familia real, Anastasia.

 En 1920 rescatan un cuerpo del canal de Berlín, en un primer momento parece un intento de suicidio cometido por una mujer, callada y misteriosa que logra sobrevivir al envite. Es enviada a una institución mental para su recuperación, pero allí llama la atención por su asombroso parecido con la gran duquesa Anastasia y ella misma se asegura de afirmar que realmente lo es. Al parecer Sokolov se equivocaba y aquel día uno de los miembros de la familia consiguió sobrevivir. La "desconocida", apodo que recibió en un primer momento, afirmaba que uno de los ejecutores, al descubrir que continuaba malherida pero viva después del fusilamiento, se apiadó de ella y la refugió en su casa de Ekaterimburgo, aunque ella consiguió huir y llegar hasta Berlín, donde fue encontrada.

Esta milagrosa historia estaba respaldada, no solo por su enorme parecido, sino también por evidencias del día fatal, como heridas de metralla en su cuerpo, así como unas deformidades leves en los dedos de los pies y la capacidad para recordar momentos concretos y detalles pertenecientes a la intimidad familiar. En ese momento, esa misteriosa mujer fue visitada por una gran cantidad de miembros de la familia real rusa, cubriendo todas sus ramas. Algunos de ellos la reconocieron como la verdadera duquesa y muchos otros la tacharon de impostora.

Anastasia.
Ana Anderson

 Solo había alguien que realmente podría determinar si se trataba de la verdadera Anastasia, ese era el hijo del médico de la familia, quién tuvo una estrecha relación de amistad con ella en su infancia y la había conocido desde una edad muy temprana. Gleb Botkin la visitó y al instante confirmó su identidad, sin embargo, es posible que supiese cuál iba a ser su veredicto incluso antes de verla; la idea de que su Anastasia hubiese vuelto superaba cualquier expectativa, al parecer se procesaban un cariño especial.

Con el nombre de Ana Anderson, esta misteriosa individua pidió una demanda de reconocimiento en un tribunal alemán, si lo conseguía sería la única heredera de una inmensa fortuna. El resto de los Romanov intentaron a toda costa impedir este hecho, ya que tenían la firme convicción de que su interés era puramente económico. Ana vivirá durante varios años intentando que se apruebe su demanda, pero en 1970 se deniega y sus esperanzas de ser oficialmente reconocida se truncan. Muere en Estados Unidos al margen de la gran incógnita que había creado a su alrededor y que se había apagado progresivamente.

La decepción llamaba a la puerta de los que todavía tenían la esperanza de que algún miembro de la familia hubiese sobrevivido. Sin embargo, este no es el final de esta leyenda, ya que en 1991 se encuentran los cuerpos en una fosa común, pero faltan dos cadáveres, el de Anastasia y su hermano Aléksei. Parece que Ana Anderson después de muerta sigue creando expectativas en torno a su identidad.

Un hospital alemán permitió a los médicos forenses realizar la prueba de ADN a los restos del apéndice extirpado de Ana y finalmente se desmintió su gran farsa, la leyenda caía en picado tras conocer que Ana era en realidad una obrera polaca, que nada tenía que ver con la familia real rusa. No obstante, una pregunta queda en el aire, ¿dónde está el cuerpo de Anastasia? 

Tal pregunta ha quedado al fin resuelta gracias a la continua dedicación del equipo arqueológico y forense encargado de su búsqueda, y en 2007 se descubre un segundo sepulcro a 70 metros del primero. Los restos estaban literalmente machacados y solo unos pequeños trozos de huesos dieron la clave para determinar que ni Anastasia, ni Aléksei lograron escapar aquel fatídico día. La familia Romanov estaba de nuevo reunida al completo y fueron exhumados por orden de aparición en la catedral de San Petersburgo.

De esta forma se desvanece esta leyenda que logró despertar la imaginación y la esperanza del público y que quedó plasmada en varias adaptaciones cinematográficas, entre las cuales cabe destacar la versión estrenada en 1997, titulada “Anastasia”. Esta película consiguió llegar al público más joven, con ciertas licencias que encubren la oscura realidad, despertando la curiosidad sobre Anastasia y su leyenda.

Quizás el hecho de que su nombre signifique “resurrección”, la haya condenado a permanecer viva a pesar de su temprana muerte y a renacer en falsas duquesas y en miles de historias que hablan de lo mucho que al mundo le hubiese gustado cambiar su trágico final.

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