Acogida a los refugiados: negligencia europea y estatal
Barca atracada en un campo de refugiados en Idomeni, Grecia. | Imagen: Fotomovimiento

La falta de voluntad de la comunidad internacional fue uno de los motivos por los que, en un acto de autocrítica, se acordó en una reunión de alto nivel en el marco de las Naciones Unidas que sería en 2018 cuando se realizaría el planteamiento acerca de la adopción de un plan global sobre personas refugiadas.

Los acuerdos

El Consejo Europeo y el Consejo de la UE adoptaron un acuerdo en el año 2015 en el que se instaba a los Estados miembro a reubicar a 32.256 solicitantes de asilo procedentes de Italia y Grecia, con el compromiso de ampliar este cupo hasta los 40.000 en diciembre de ese mismo año, de acuerdo con la propuesta de la Comisión Europea. También cerraron un segundo acuerdo, firmado en septiembre de 2015, en el que se exhortaba a los Estados a reubicar a 120.000 solicitantes de asilo procedentes de Italia y Grecia.

Solo el primer acuerdo incluyó un compromiso de los Estados, que acordaron acoger por esta vía a 22.504 personas refugiadas, que debían proceder principalmente de las tres regiones que se establecieron como prioritarias: el norte de África, Oriente Medio y el cuerno de África. Según el informe de seguimiento realizado por la organización CEAR, en marzo de 2017 la Comisión Europea ya admitió que solo acogería un 25% de las 160.000 que debían reubicar.

Cambio de rumbo: politización y auge del fascismo

Ante tal realidad, caben destacar dos factores importantes: la politización de la situación y el auge del fascismo. La primera lleva al llamado 'juego de suma cero', donde  la prioridad de ciertas nacionalidades a ser atendidas en el sistema de reubicación lleva a que unos ganen y otros pierdan por una cuestión de procedencia. No olvidemos que países como Afganistán, Somalia, Sudán del Sur, Sudán, República Democrática del Congo, República Centroafricana, Myanmar y Colombia son los países con más desplazados del mundo y en los que, por otra parte, siguen existiendo campos de refugio que están asentados como ciudades de ya más de 20 años de historia desde su configuración, para los que no se han tomado medidas a nivel internacional.

El segundo factor es el auge del fascismo, mediante un discurso político electoral del miedo y la amenaza. La falta de voluntad admitida en un gesto de autocrítica ha sido minimizada, argumentada e invisibilizada mediante la imitación del modelo austriaco. Austria, con la aplicación de políticas restrictivas como la Solución del Pacífico, la privatización de centros regionales de tramitación de Nauru y Manus, la supresión de referencias a la Convención de Ginebra de su Ley de Migración de 1958 y la coalición establecida en 2014 junto con Indonesia, Malasia y Sri Lanka con el objetivo de detener la inmigración, ha bloqueado el sistema de acogida en el país, secundando el tema de su agenda política dejándolo en manos privadas.

Altercado en la frontera de Idomeni. Grecia|Imagen: Fotmovimiento
Altercado en la frontera de Macedonia. Grecia|Imagen: Fotmovimiento

La Unión Europea, por su parte y a modo de imitación del modelo austriaco, ha creado lazos de comunicación con varios países de tránsito como Ucrania, Libia, Marruecos, Serbia y Turquía con la única finalidad de reducir la llegada de personas refugiadas. Por otra parte, mediante la Ley de la Fuerza de Fronteras consigue dejar sin voz a las denuncias relacionadas con los Derechos Humanos de la población migrante, pues contempla penas de prisión por tales actos reivindicativos. La UE ha realizado expulsiones colectivas en la frontera sur de España,  los equipos de cooperación al desarrollo se ven condicionados al control de fronteras y a veces no pueden ejercer su trabajo. La justificación por parte de los países radica en la lucha contra las mafias que trafican con seres humanos y la necesidad de poner “orden” en las migraciones.

Medios de comunicación

Los medios de comunicación tienen un papel crucial, puesto que son la ventana informativa de un lugar a otro y, con ello, se puede informar con la intención de hacer llegar un mensaje concreto. Es interesante el análisis que realizan los siguientes periodistas hablando de su responsabilidad informativa, así como el impacto informativo recibido.

Rosa María Calaf habla del uso del lenguaje, pues se tiende a despersonificar a los migrantes: “Que dejen de ser un peligro a temer, o unas víctimas a compadecer.  Son unas personas a respetar”, afirma, haciendo mención a la generalización a la que están expuestos los migrantes.

En la misma línea Miriam Redondo habla de que la confusión entre “refugiados” y “reubicados” suscitó que, en muchas ocasiones, las noticias dieran por hecho que las personas reubicadas eran las únicas que habían llegado a España en busca de protección internacional en los últimos meses.

El reportero Hibai Arbide también comparte que es difícil distinguir entre personas refugiadas y migrantes, pero “eso es una de las cosas que no estamos sabiendo explicar”. Y relata este ejemplo: “Un joven senegalés no especialmente un pobre que pasa a través de Libia, sino que ahí es torturado y escapa por lo que ha pasado, así que debería ser refugiado”. Sin duda, la utilización de estas palabras debe ser más consciente y menos arbitraria y desde luego no depender del color de piel.

Es interesante analizar cómo la comunicación estructura un pensamiento. No es posible olvidar la imagen de Aylan Kurdi, el pequeño de dos años que murió en la playa, empatizamos con el dolor. Pero 'Aylan' hay muchos, como se indica en el informe del CEAR. No debemos olvidar la tendencia a simplificar y a convertir la información en espectáculo a través de imágenes impactantes.

Por su parte Hibai Arbide destaca también el efecto positivo del impacto comunicativo, que “ha permitido una mayor profundidad” puesto que la información sobre las personas que buscan refugio en Europa ha pasado “de la sección de sucesos a la de política”, por lo que es posible “cuestionar las políticas europeas de asilo", algo que no se hacía antes.

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