OTPOR! y el derrocamiento de Milošević
FUENTE: Canvas/Igor Jeremic

Tras la muerte del dictador Tito en 1989, la presidencia de la República Serbia fue ocupada por Slobodan Milošević. Slobodan tenía una preocupación nacionalista que se basaba en el lema «allá donde hay un solo serbio está Serbia». Para la República Federada Socialista de Yugoslavia el nacionalismo de Milošević suponía un problema: los serbios se consideraban ciudadanos de primera en comparación con los croatas o bosnios. Este etnocentrismo serbio se convirtió en uno de los factores clave a la hora de iniciarse las Guerras Yugoslavas.

La concepción de la superioridad serbia hizo que Milošević llevara a cabo campañas de limpieza étnica durante las Guerras Yugoslavas. Las cifras rondan los 250.000 civiles muertos, miles de desaparecidos y 12.000 violaciones. Se trata de un genocidio abrumador en números. Por ello, se ha atribuido a Milošević el apodo de “el carnicero de los Balcanes”. La OTAN se vio obligada a bombardear Serbia ante la política exterior que estaba ejecutando Slobodan.

En la política interior tampoco se quedó corto. Milošević optó por tomar una serie de decisiones que amenazaban directamente a la democracia: aumentar excesivamente las fuerzas policiales, crear un aparato de inteligencia a su servicio… La sociedad civil no estaba conforme con el régimen de Milošević. En 1996, la población le obligó a convocar unas elecciones que fueron ganadas por la oposición. Milošević se negó a verse fuera del gobierno, aferrándose a él a partir de la represión violenta de las protestas populares y unas leyes que serían el germen de su derrocamiento. La Ley de Información Pública de 1998, que redujo la libertad de prensa; y la Ley de las Universidades de 1998, que limitaba la independencia de las universidades respecto al poder gubernamental. Esto significa que el más alto funcionariado universitario estaba ocupado por los más cercanos a Slobodan y controlaría las protestas estudiantiles.

Sin embargo, una decena de estudiantes universitarios decidieron organizar un movimiento de resistencia no violenta. Este grupo se llamó OTPOR! y no contaba con un líder principal, sino que se organizó en varias comisiones, de modo que el arresto de alguno de ellos no impidiera el correcto funcionamiento de todo el aparato. En pocos meses, OTPOR! contaba con 70.000 seguidores divididos en 130 cédulas repartidas en toda Serbia. Las acciones del grupo eran no violentas y simples: pintadas de grafitis con el logo de OTPOR!, conciertos de rock, estampación de camisetas… Pero sobre todo se basaban en el humor, algo que unía a toda la población serbia. Eso sí, para la difusión de sus mensajes, se estableció una estrecha relación con la prensa. El impulso final vino de manos del apoyo policial, a los que las mujeres serbias convencieron llevándoles tartas y pasteles a las comisarías mientras les comentaban a los guardias que el pueblo no les odiaba, sino que se apenaban de su trabajo por tener que obedecer las normas de Milošević.

La presión de OTPOR! hizo que en septiembre del año 2000 se convocaran unas elecciones que Milošević perdió. OTPOR! salió a la calle y ocupó los edificios públicos sin oposición de las fuerzas policiales, que ahora estaban de su lado. El nuevo gobierno serbio arrestó a Milošević y éste fue extraditado al Tribunal Internacional de la Haya, donde fue juzgado por crímenes contra la humanidad.

Tras la caída de Milošević, OTPOR! se ha dedicado a asesorar a activistas no violentos en el panorama internacional: el Movimiento 6 de Abril egipcio, la protesta del requesón en Israel de Itzik Alrov….

FUENTES:

POPOVIĆ, S., (2016), Cómo hacer la revolución: Instrucciones para cambiar el mundo, Barcelona: Malpaso Ediciones.

JUDT, T., (2006), Posguerra: una historia de Europa desde 1945, Madrid: Taurus.

PERIS, E., CARMANIU X., (4 de diciembre de 2017), Serbia: Doce jóvenes tumban la dictadura de Milosevic. El Nacional.cat, recuperado de https://www.elnacional.cat/es/politica/serbia-otpor-no-violencia-independencia_218205_102.html

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