El periodo anterior a la aparición del islam, se conoce en la cultura islámica como “Yahilya". Esta época se ubica en torno al siglo IX d.C, hasta la llegada del islam en el siglo VII d.C. Los árabes, como su propio nombre indica, proceden del desierto arábigo y bajo la autoridad de un jeque, a modo de representación de la autoridad, se comportaban como tribus de carácter nómada, que sobrevivían a raíz de las posibilidades de comercio que les brindaba el desierto.
El Corán hace referencia a este etapa en sus textos. Habla de cómo las mujeres seducían a los hombres. Trata de la misma manera la forma de pensar y de actuar, basada en la imaginación más allá de los argumentos o la razón. Hace referencia también al fanatismo y la violencia con la que era común convivir en este época. Se trata de una postura conflictiva, que se construyó sobre la irracionalidad.
Uno de los ejemplos que se puede poner al respecto sería el hecho del sacrificio que se llevaba a cabo cuando nacía una niña. Se consideraba una deshonra para la familia y en consecuencia se la enterraba viva, lo que supone todavía un matiz más atroz si cabe. Los antepasados componían un vínculo especialmente fuerte, todo se articulaba entorno a la familia, mientras que el fanatismo se articulaba en torno a la tribu. Puede deducirse, por lo tanto, una sociedad violenta que estaba marcada por la imposición de ciertos grupos tribales sobre otros.
Destacan dos grupos principales: los árabes que habitan en la zona sur, los yemenitas, una civilización especialmente avanzada y los árabes del norte o ismaelitas, organizados en tribus. Sobresale la tribu “Quraysh”, la más poderosa, que se sitúa en la próspera cuidad de La Meca, a cien kilómetros del Mar Rojo. Aquí se sitúa el nacimiento del futuro profeta del islam, Mahoma.
Se trata de un cultura principalmente oral. Esta era la manera en la que se trasmitían de generación en generación las enseñanzas. La poesía tiene especial importancia. De hecho, se admira y respeta a las personas que tiene dotes para expresarse oralmente y son capaces de recitar poesía en cualquier momento. Las personas más importantes de la tribu eran, por lo tanto, los poetas que cantaban las glorias de cada tribu y contaban su historia para evitar que se perdiese en el tiempo. La palabra tiene por lo tanto una importancia mística, siendo la poesía el puente de unión entre los miembros de la tribu.
Tenían estos poemas de carácter épico narrativo un objetivo educativo, ya que expresan los horrores de batallas pasadas, con el fin de evitarlas en un futuro. Sin embrago, esta era la realidad de una época violenta, puesto que los elementos naturales escaseaban y por supuesto la supervivencia era algo que todas las tribus codiciaban. La familia y la tribu componían los elementos principales de referencia, por este orden. La protección de la tribu era totalmente indispensable para sobrevivir y se extendían diferentes facciones enfrentadas a lo largo de todo la península. El agua tiene un valor extremadamente preciado, digno motivo de enfrentamiento.
Cada clan tenía sus propios dioses y, de la misma manera, distintos tótems, que a menudo estaban relacionados con los elementos naturales, con los que vivían en constante convivencia directa y de los que dependían para sobrevivir. El lugar donde se guardaban estas deidades se denominaba La Kaaba cuya traducción es ”cubo”.
Estos dioses tenían orientación animista y dotaban de alma a los elementos naturales. Este santuario se encuentra en un grupo particular de deidades. Su historia está relacionada con el patriarca hebreo Abraham, quien lo construyó guardando en el interior una piedra negra, que había caído del cielo y a la que se le atribuía una procedencia divina. Existía un recinto sagrado dentro de la propia Kaaba y es aquí donde acababa la guerra y empezaba el comercio. Las armas se abandonaban a la entrada y se concentraban diversas culturas que a menudo se enriquecían entre sí.
Convivían cristianos, judíos y religiones árabes de carácter animista. Se denomina épica de ignorancia desde el punto de vista islámico, aunque como ya se ha mencionado se escribían poesías y se mantenía una fuerte conexión con la naturaleza.
Este es el contexto histórico en el que nació el islam, en torno a su propio libro sagrado escrito por un comerciante que afirmó haber visto a Alá. A partir de ese momento, promovió y defendió la creencia en un solo Dios, para lo que tuvo que enfrentarse a estos colectivos de creencias monoteístas.
