Crítica de Cómo Entrenar a tu Dragón 3
Foto: imdb.com

La serie está basada en el libro del mismo nombre escrito por Cressida Cowell y adaptada a la gran pantalla en conjunto con el escritor Dean DeBlois (Lilo & Stich) que ha dirigido además todas las películas de la franquicia. Ahora nos presenta la última aventura de los Jinetes de Dragones, la travesía que han tenido que vivir comprende desde pelear en contra de la filosofía Vikinga hasta modificar la visión de un mundo entero que teme al cambio pero enfrenta los problemas de frente.

La saga siempre manejó de una excelente manera la cultura de los países nórdicos, su forma de vida y sus costumbres, una historia diferente en una narrativa convencional puesto que es de animación, la pérdida, la amputación, la simbiosis y la guerra son algunos de los problemas que enfrentan nuestros protagonistas. Cresidda puso en el centro de la historia a un introvertido chico con el peso del mundo vikingo en sus hombros (Hiccup), el hijo de Stoick el grande, un gran guerrero y cazador de Dragones, jefe de la aldea Berk, una pequeña isla en el archipiélago conocido. Como toda historia lo requiere, la primera película se concentró en una trama de superación, sobre encontrar un lugar en el mundo y sobre la amistad más allá de las especies.

Esta nueva aventura se concentra mucho más en la experiencia de crecer, madurar ante las situaciones y la evolución de las relaciones que se sembraron años atrás, en 2010 y 2014, con las entregas anteriores, un experimento conocido sí, pero siempre exitoso. El cambio y la superación siempre empiezan con una mentalidad diferente, audaz y determinada aunque en ocasiones tropiece con la duda. Hiccup ahora como jefe de la aldea tiene la tarea de cuidar a su gente, sus amigos fieles en la aventura y hermanos de armas le apoyan incondicionalmente y aunque la voz de la razón ahora tiene forma de mamá, nunca se ha sentido más la mano de la autoridad y el liderazgo como en esta cinta.

Es una historia diferente a las anécdotas de animación que conocemos pero ha sido un reto transformar un historia para un público joven en una aventura para todas las edades a lo largo de 8 años de batallas desde la primera entrega. Ahora se debe admitir que valió la pena el viaje, la aventura logró su cometido, cambió la forma de ver el mundo para el espectador y fuimos partícipes además del crecimiento físico y mental de nuestros personajes, no habría podido tener un mejor final está fantástica historia de vikingos y Dragones.

Se trata de una historia apta para todos los públicos que mantendrá entretenida a toda la familia.

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