El amor en tiempos hostiles
Jungla

Esta generación parece ser experta en utilizar el término del poliamor para disculparse en los cadáveres amorosos repartidos cada vez que no somos capaces de responsabilizarnos por nuestros actos inmaduros afectivos. Utilizamos esa palabra para hacernos cargo de lo que no nos hacemos cargo. Entonces así, no tenemos que decir que nos da miedo construir relaciones, de darnos a conocer, de compartir espacios y sentimientos, de amar.

Y eso, también es culpa del patriarcado, del machismo, de esta sociedad hegemónica, de cómo se nos ha instaurado que formar relaciones estables y responsables emocionalmente es anticuado, ridículo, no se usa.

¿No se usa?

Yo soy una convencida de que si pudiéramos todos tener una relación, nadie escogería no tenerla. ¿A quién le gusta estar solo? ¿A quién le gusta pasar un día domingo sin ir al parque o compartir una cita de un libro? Incluso cosas más básicas, que alguien se preocupe de preguntarte cómo llegaste a casa o cómo amaneciste luego de ese resfrío.

Entonces nos mentimos. Nos mentimos porque nos da miedo. Porque es demasiado difícil dejar de engañarnos y asumir que necesitamos que alguien nos diga cuánto nos quiere un día jueves a las 7 de la tarde cuando no está pasando nada allá afuera, que necesitamos quedarnos acurrucados luego de hacer el amor. Que necesitamos dejar de poner escudos con excusas de relaciones libres y poliafectivas solo para evitar hacernos daño queriendo sanamente a alguien, porque ese escudo, termina siendo nuestra arma de doble filo, que nos hace más daño del que presuntamente nos protege.

Probablemente aún nos quede un largo camino en el proceso de descubrimiento, deconstrucción y aceptación. Pero estoy segura, que será más fácil si asumimos que somos seres complejos en busca de amor y que eso del “poliamor” no es más que la opción válida para protegernos de algo a lo cual no deberíamos tenerle miedo, porque el amor todo lo sana, al menos cuando somos capaces de aceptarlo como tal.

Con esto, no quiero decir que no existan las relaciones poliamorosas, porque obvio que sí las hay, pero lo que sí quiero decir, es que hay que ser responsables cuando las utilizamos, para que no se tornen finalmente al desmedro del término en sí, ni para utilizarlas como una palabra que hemos descubierto cuando lo único que es, es miedo.

Seamos responsables, pero por sobre todo, seamos valientes, porque el miedo nunca resolvió nada.

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