El Consejo de Gobierno de la URJC aprueba un nuevo Plan Docente entrando por túneles subterráneos
Alumnos bloquean la puerta principal del edificio de Rectorado de la URJC en Móstoles. / Foto: Lucía Rodríguez

Esta afirmación suena devastadora a oídos de las estudiantes, que llevaban bloqueando las puertas del edificio de rectorado desde las 06:30 de la mañana del viernes 22 de febrero. Asimismo, otros compañeros se sumaron a las 10:00, hora a la que se había convocado una concentración que coincidiera con la celebración del Consejo de Gobierno, órgano encargado de aprobar el plan propuesto por rectorado. El estudiantado de la URJC consiguió bloquear, mediante sentadas y resistencia pacífica, 18 de las posibles entradas al edificio en el que se tenía que llevar a cabo la votación.

Sin embargo, el equipo rectoral decidió utilizar túneles subterráneos, normalmente dedicados al mantenimiento del sistema de ventilación y calefacción, para llegar hasta el interior del rectorado. Gran parte de los miembros del Consejo de Gobierno rechazó entrar de esta manera al edificio por considerarla humillante. Esto supuso que se atrasara hasta tres horas la celebración del Consejo. A pesar de ello, entraron por estos pasadizos, e incluso por una ventana del edificio de registro, los consejeros suficientes para que hubiera quórum y se pudiera votar el plan.

“Han tenido que entrar por las cloacas como las ratas” asegura uno de los estudiantes presente en la concentración. Su compañera añade que “hoy hemos demostrado qué clase de gobierno tenemos en la URJC, prefieren entrar por pasadizos subterráneos antes que escuchar a los estudiantes”.

Finalmente, a las 15:22, pocos minutos después de que los consejeros salieran de su reunión pasando entre los estudiantes que seguían manifestándose, la URJC publicó en su página web una noticia cuyo titular era: “Aprobada la oferta académica de la URJC para el curso 2019/2020”. La sensación entre los estudiantes era de decepción, pero también de satisfacción como comenta Lucía Rodríguez, alumna de Periodismo y Comunicación Audiovisual de la URJC, que afirma que “hemos hecho todo lo que hemos podido; se ha aprobado el plan con muchos miembros fuera y eso supone un gran descrédito político”.

Uno de los puntos clave de esta concentración y, en general, de la semana de huelga que ha tenido lugar en la URJC ha sido la desinformación. Ya que, los mensajes en los órganos del estudiantado se contradecían con los que se enviaban desde el gobierno de la universidad. Además, en tan corto periodo de tiempo, se produjeron muchos cambios en las versiones ofrecidas. Por ello, es preciso explicar lo ocurrido en la Universidad Rey Juan Carlos desde el principio.

Desde que, el pasado lunes 11 de febrero, se comunicase a los estudiantes los nuevos planes de reorganización de grados que la cúpula de la URJC había ideado, comenzaron dos semanas de trabajo frenético para los estudiantes; que aseguran estar cansados ya de las decisiones unilaterales del rector, Javier Ramos.

El miércoles, día 13 de febrero, se celebró un consejo de estudiantes extraordinario, al que fueron invitados todos los delegados de los diferentes grupos y grados de la Universidad. En dicha reunión, se explicó a los alumnos cuáles eran los planes propuestos desde rectorado. El descontento era palpable en el ambiente. Descontento motivado, principalmente, porque dichas medidas pretenden la extinción de grupos de seis carreras diferentes (Administración de Empresas, Derecho, Turismo, Relaciones Laborales, Trabajo Social y Economía), en los diferentes campus que posee la URJC. Es decir, cientos de alumnos serían trasladados, con los perjuicios que eso conlleva, sobre todo, en caso de tener que repetir una asignatura, buscar alojamiento o en lo relacionado a la masificación de las aulas y traslado de materiales.

Finalmente, entre todos los presentes en el consejo de estudiantes se decidió que la forma de reivindicar cuál era la opinión del alumnado sobre este nuevo plan sería organizar una huelga de cinco días la semana siguiente. Todas las estudiantes allí presentes estaban dispuestas a frenar esta decisión; entre la multitud se escuchaban cánticos como “Ramos, dimite. Tu uni no te admite”. Además, otra vía de actuación propuesta fue continuar recogiendo firmas para plantear una moción de censura al actual rector de la universidad. Así comenzó, en términos de twitter, el #plan13defebrero o la movilización de los alumnos de la #urjcalumnossinvoz.

Publicación de la asociación estudiantil Res Publica en Twitter / @ResPublicaURJC
Publicación de la asociación estudiantil Res Publica en Twitter
/ Foto: @ResPublicaURJC

 

En cuanto los diferentes grupos de delegaciones se hicieron eco de lo sucedido en el Consejo de Gobierno, comenzó la preparación y organización de la huelga. Se plantearon diversas asambleas abiertas para informar a todas las estudiantes de la URJC. Destaca la asamblea organizada, ese mismo viernes 15 de febrero, en Fuenlabrada porque allí acudió Andrés Martínez Fernández, Vicerrector de Planificación y Estrategia, quien fue abucheado por los estudiantes. Estos alegaron estar descontentos con un mensaje que les había llegado desde el gobierno de la universidad, en el que se tildó a los alumnos que decidieron hacer huelga de violentos. Además, muchos de los presentes en la asamblea aseguran que la poca información que se dio en el mensaje llegaba tarde y estaba incompleta.

En dicho mensaje, el equipo rectoral de la URJC aseguraba que mantendría las mismas condiciones para todos los alumnos y se aseguraría de que los alumnos trasladados no sufrieran perjuicios. Así como que la división entre Facultad de Ciencias Sociales y Facultad de Artes y Humanidades se realizaba por motivos logísticos y de eficiencia. Sin embargo, miembros de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (FCJS) aseguran que existen motivos políticos y económicos detrás de esta decisión. Ellos intuyen en este plan la intención, a largo plazo, de extinguir ciertas carreras para reducir el número de alumnos de la universidad y restar peso a la facultad más grande de la Universidad.

La semana siguiente comenzó con asambleas y piquetes informativos en los diferentes campus para conseguir movilizar al mayor número de estudiantes, de cara a las actuaciones previstas para el resto de días. El martes, día 19 de febrero, fue un día importante porque se celebró la Junta de Facultad de la FCJS. A ella acudieron 106 miembros, de entre los cuales 19 eran estudiantes, para votar si se aprobaba el Plan Docente propuesto por el equipo de Decanato de dicha Facultad. Mientras esto ocurría en el interior del salón de grados del edificio departamental del campus de Vicálvaro, los estudiantes se concentraron en la puerta y en la planta baja del edificio para mostrar su descontento. Ángela Gutiérrez, una de las estudiantes miembro de la Junta, asegura que el ambiente dentro era de nerviosismo y que fue increíble escuchar desde allí cómo aplaudieron los estudiantes que estaban concentrados fuera cuando se supo que el resultado de la votación era de 79 votos a favor, 24 en contra y 3 en blanco. La aprobación del Plan de Decanato suponía un no implícito al Plan de Reorganización propuesto por rectorado.

El miércoles 20 de febrero, todas las fuerzas se quisieron reunir en el edificio Lucas Jordán de Aranjuez, uno de los más afectados por este plan. Esto se debe a que, ante la reticencia de los alumnos, el Rectorado de la URJC decidió modificar las titulaciones de Aranjuez; prometiendo que Fuenlabrada y Quintana no se tocarían este año; aunque sí podrían estar afectados a largo plazo, ya que se trata de un plan a cinco años vista. A las 11:00 horas, comenzó una marcha desde el edificio Lucas Jordán hacia el Ayuntamiento de Aranjuez, que exigió una reunión con el Rector de la URJC como muestra de apoyo a todos los estudiantes afectados. Tras el parón de la comida, las estudiantes consiguieron llenar el edificio Lucas Jordán, donde hicieron una sentada.

Vistas desde la puerta trasera del Rectorado / Foto: Lucía Rodríguez.
Vistas desde la puerta trasera del Rectorado / Foto: Lucía Rodríguez.

 

Los días más intensos estaban por llegar y los estudiantes eran conscientes de ello. Como consecuencia, más de 700 se desplazaron hasta el campus de Móstoles, donde se encuentra el edificio de rectorado. Tras una negociación con el equipo de gobierno y los miembros de seguridad, los estudiantes de la URJC consiguieron algo histórico en su universidad, pasar la noche en rectorado; donde se tuvo que habilitar el salón de actos (capacidad de 500 personas) más otra sala contigua.

En este encierro se llevó a cabo una asamblea en la que se decidieron las acciones del día siguiente. La idea consensuada por todos los alumnos allí presentes consistía en bloquear de manera pacífica las puertas de acceso al edificio; con la finalidad de aplazar la celebración del Consejo de Gobierno, programado para el viernes 22 de febrero a las 10:00 de la mañana. A las 6:30 del viernes, los alumnos que habían dormido dentro del edificio del rectorado eran despertados por la llegada del primer coche, lo que aconteció a partir de aquí ya lo conocen.

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