Crítica 'Quiero Comerme Tu Páncreas'
Los personajes de 'Quiero Comerme Tu Páncreas'. Foto: Cadena Ser

El cine nipón está de celebración. Cada vez son más las películas de animación japonesa que llegan a las salas de cine de todo el mundo. El pasado 12 de abril se estrenó en nuestro país Quiero Comerme Tu Páncreas y será de ella de la que daré mi opinión en las siguientes líneas.

Que no os engañe el título, esta no es una película gore, no es un filme de zombies y terror adolescente sino que es un drama romántico aunque el nombre de la cinta nos aleje de ese concepto. La cinta está basada en la novela homónima de Yoru Sumino, que también se ha serializado como manga y encontró el pasado año su adaptación de imagen real. Según se ha revelado, a Sumino se le ocurrió primero el nombre Quiero Comerme Tu Páncreas y sobre ello construyó la línea argumental con la que quería hacernos llorar.  ¡Lo consiguió!

A primer vistazo puede recordarnos a la historia de A Silent Voice, también distribuida en España por Selecta Visión, ya que la protagonista femenina sufre una enfermedad terminal, un chico le guarda el secreto y sobre esa base se construye una relación sentimental. Más allá del cine también puede tener tintes del anime Shigatsu wa Kimi no Uso (Your Lie in April, en España) si dejamos de lado el apartado musical.

Aunque principalmente parezca una historia de recargado romance melodramático cuya única intención es sacarte hasta la última de tus lágrimas, el director tiene en mente algo más que una película sobre la muerte. Shinichiro Ushijima – que se estrena como director y que también escribió la película – crea una preciosa celebración de la vida con interesantes ideas sobre el caprichoso futuro.

La película comienza con un chico, cuyo nombre no se menciona, que es abatido por una chica en la biblioteca. Ella se encuentra fascinada por un supuesto rumor que dice que si tienes alguna dolencia o patología que afecte a algún órgano de tu cuerpo bastará con comerte ese mismo órgano de un ser querido para acabar con la enfermedad.

El desnombrado protagonista se presenta como una persona que ha elegido no ser popular y que prefiere pasar su tiempo trabajando en la biblioteca porque cree que los libros son mejores que las personas. El espectador no tarda en descubrir que no es tan estoico y que es simplemente un chico luchando contra sí mismo y sus propias creencias. Un día, va a dar con un diario en el hospital. Este cuaderno le pertenece a su compañera de clase Sakura, la chica que le abordó en la biblioteca anteriormente.

Sakura es una chica risueña, exuberante y popular, sin embargo el único problema es que tiene una enfermedad pancreática terminal y solo le quedan unos meses de vida. Cuando nuestro silencioso protagonista descubre esto, Sakura le dice que es la única persona aparte de su familia que conoce su patología y que quiere que se mantenga así para poder llevar una vida normal. En este punto, la joven decide pasar el resto de sus días junto a él.

El filme no se cierra a tener un punto divertido. Sakura es muy consciente de su inminente muerte, pero se lo toma con un implacable humor que puede llegar a molestar a parte de la audiencia. Sakura sigue obligando a su amigo a tachar cosas de su lista de cosas locas que hacer antes de morir. Aun con eso, sigue sin entender porque él no quiere relacionarse con nadie.

El Studio VOLN (Idol Incidents) es quién se encarga de la animación, de una belleza tal que nunca distrae de la trama. Predominan los tonos pastel sin mucho brillo y especialmente el color rosa en todo lo que rodea a Sakura, así como el paralelismo a las flores del cerezo que hacen las veces de fondo allá donde va la cámara. Para aquellos desconocedores del idioma, ‘sakura’ es el nombre que recibe el árbol del cerezo en Japón. La iluminación de las escenas exteriores cuando el personaje femenino está solo en escena contrasta a la perfección con la oscuridad de las calles oscuras y lluviosas que rodean al chico sin nombre mientras camina por el suelo húmedo que refleja los faros del tráfico nocturno.

Quiero Comerme Tu Páncreas desmonta la idea de que el destino ya está escrito y muestra que no es más que la sucesión de elecciones que hacemos en nuestra vida.

Aunque pueda parecer un empalagoso drama romántico tradicional sobre un personaje que está a punto de alcanzar el fin de su vida, es una sincera celebración de la vida y la amistad con un guión perfecto. Inevitable no derramar lágrimas mientras la estás viendo.

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