Notre Dame, en llamas
Fachada occidental de la Catedral de Notre Dame de Paría / Foto: Daniel Vorndran

En 1163, el papa Alejandro III ponía la primera piedra para inaugurar, de forma simbólica, la construcción de esta nueva catedral en el corazón de París. Hubo que esperar hasta 1345, para poder ver esta nueva joya gótica erguida por completo. 

La Catedral de Notre Dame se convirtió, a partir de ese instante, en testigo y constancia de siglos de historia. Más de siete siglos de historia que ayer se desvanecían entre las llamas.

Desde la place Jean Paul II, Notre Dame presenció indemne en 1789 la Revolución Francesa. Durante la cual, se convirtió en un almacén de alimentos y refugio para los revolucionarios. 

En 1804, Napoleón Bonaparte recuperó tan ansiado símbolo francés y, como forma de legitimación, escogió este señalado enclave para ser coronado emperador. 

No ha sido un camino fácil, ya que, en 1871 con las sublevaciones comuneras en el corazón de París, muchas de sus reliquias fueron robadas y su interior invadido a la par que destrozado. Sin embargo, Francia consiguió rescatarla y reconstruirla para hacer de Notre Dame uno de los edificios más prestigiosos de la orilla del Sena.

Como tantas antes, Notre Dame está precedida por su historia; lo que la convierte en todo un símbolo de lucha y resistencia. Al igual que Juana de Arco, beatificada en 1909 en esta catedral, lo fue algún día. 

Haber acogido a tantas personalidades, haber presenciado y sobrevivido a tantos hitos históricos hacen que Notre Dame tenga un atractivo especial. Así lo demuestra que sea el edificio turístico más visitado de la capital francesa. Más de 14 millones de turistas visitan cada año Notre Dame, situándola por delante incluso de la Muralla China como uno de los monumentos más visitados a nivel mundial. 

Por todo ello, en 1991 fue nombrada Patrimonio de la Humanidad. Toda una reliquia para los franceses, quienes hace algo más de un año y medio iniciaron los trabajos de restauración en Notre Dame. Ayer, 15 de abril de 2019, las autoridades acudían a las siete de la tarde  a la llamada de socorro de la Catedral. Ayer a las siete de la tarde, empezaba a arder Notre Dame, supuestamente como consecuencia de estas obras. 

El techo quedaba colapsado y, entorno a las ocho, la aguja de la catedral caía, ofreciendo a los espectadores una imagen devastadora. El fuego estuvo activo hasta bien entrada la madrugada, pero los bomberos aseguran que la estructura principal del edificio se ha salvado; al igual que gran parte de las reliquias como La Corona de espinas o la túnica de San Luis. 

Hoy, Quasimodo, el campanero jorobado más famoso del mundo, amanece sin hogar. Y, sin duda, Victor Hugo, su creador, amanecería miserable entre lágrimas. No obstante, hoy, debemos recordar en honor a este dramaturgo francés y en el de Notre Dame un fragmento de su obra Nuestra Señora de París, creada para salvar Notre Dame una vez... y por qué no, dos. 

"Nuestra Señora de París es particularmente una curiosa muestra de esa variedad. Cada cara, cada piedra del venerable monumento es no sólo una página de la historia de su país sino también una página de la historia de la ciencia del arte". Algo en sus palabras nos permite confiar en que el amor hacia el Arte y la Historia puede resultar incluso más incandescente que cualquier fuego. 

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