Sundiata Keita: El Rey León de los mandinga
Mezquita Djenné, construida en pleno auge del Imperio malí | historiarum.es

El Rey León es una de las historias que más ha emocionado a través de la adaptación a la gran pantalla por parte de Disney. Sin embargo, suele buscarse el origen de esta historia en otras, como el Hamlet de Shakespeare o la historia bíblica de José y Moisés. Sin embargo, el origen podría ser la epopeya de Sundiata Keita, una leyenda de tradición oral del noroeste africano. El propio nombre Sundiata Keita significa "Rey León".

El mito africano comienza con un hombre: Nare Maghann Konaté, jefe de uno de los pueblos mandingas del África del norte. Hubo un día en el que Maghann recibió una profecía por parte de un cazador: en un tiempo se encontraría con dos cazadores que le contarían una historia y, además, llevarían presa a una mujer de rostro feo. A pesar de su rostro feo, el profeta dijo al jefe del pueblo manden, que debía desposar a esa horrible mujer, pues ella le daría un hijo que se convertiría en un gran rey. 

Un tiempo después, aquello que el cazador predijo se cumplió. Nare Maghann Konaté se encontró con dos cazadores que le contaron una historia y llevaban una horrible mujer presa, a la cual tomó por esposa dejando a su otra esposa a un lado. La mujer le dio un hijo, tal como se predijo. Su nombre conocido por la tribu sería Sundiata Keita. Sin embargo, el niño era glotón y no gozaba de buena salud. Tampoco podía caminar, así que se arrastraba por el suelo como un animal. Esto sorprendió a su padre, pues no veía posibilidad de que un hijo así pudiera ser el rey que el cazador le prometió. Aun así, le nombró su heredero antes de morir. 

Cuando Maghann Konaté murió, su anterior esposa no tuvo reparo alguno en nombrar sucesor a su hijo en el lugar de Sundiata. Años más tarde, la tensión entre ambas mujeres y los hijos se hizo muy palpable y resultó en un altercado, Sundiata consiguió levantarse milagrosamente para proteger a su madre y comenzó a caminar con normalidad. Sin embargo, la ira de la antigua familia de Konaté condujo a Sundiata y su madre al exilio. 

Sin embargo, el destino del pueblo cambió cuando el rey del pueblo sosso, Soumaoro Kanté, conquistó a los mandés. El hermanastro de Sundiata huyó y dejó a los mandés bajo Soumaoro, que acabó con la familia del jefe tribal excepto con Sundiata, ya que se encontraba en el exilio. 

Algunos de los mandés o mandingas fueron en busca de Sundiata Keita esperando que pudiera acabar con los sossos. Para no ser atrapado por Soumoro, Sundiata se refugió en la casa de un soberano vecino, amigo suyo, el cual reinaba en Wagadou, al sur de Malí. Allí, esperó el momento favorable para liberar su reinado. Después de entrenarse reagrupó los ejércitos de los diferentes pequeños reinos en lucha contra los sosso, y consiguió vencer al ejército de Soumaoro Kanté. 

Tras esta gran batalla, Sundiata Keita logró reunir a los diferentes reinos cercanos para fundar el Imperio Malí y se proclamaría "Mansa" o emperador alrededor de 1235. El Imperio de Malí siguió creciendo hasta ocupar la extensión del antiguo Imperio de Ghana y destruyó su capital, Kumbi Saleh. Sundiata amplió el Imperio durante 15 años más. Algunas de sus medidas de crecimiento fueron impulsar la estabilidad política, que favoreció el comercio decaído con los sasso.

FUENTES: 

Romero, C. Sundiata Keita: La leyenda del rey león. Clío: revista de historia, nº112, 2011, pp. 62-69. 

http://raicesysabiduria.blogspot.com/2012/10/sundiata-keita-el-rey-leon-de-mali.html

Fage, J. D, The Cambridge History of Africa: From c. 1050 to c. 1600 (eds J. D. Fage, Roland Anthony Oliver), p. 390, Cambridge University Press, 1977

Dialiba Konaté: L’épopée de Soundiata Keïta, Seuil jeunesse, París, 2002.

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