“Piel, equilibrio y humo”: La razón por la que hay que
conocer a Merino
Portada de "Piel, equilibrio y humo" de Merino // Foto: Instagram merinomusica

Me coloco los auriculares, cierro los ojos y permito que la música de Merino me lleve “Hacia Otro Lugar”. El hecho de que hayan escogido esta canción y no otra para presentar un disco de diez canciones de autoría propia, ya anuncia que esto no es un primer disco cualquiera. Que el material que voy a escuchar está cargado emociones, que ha sido trabajado hasta el último detalle y que ha sido creado con mucho, muchísimo cariño.

El primer minuto y medio del disco, de “Hacia Otro Lugar”, te recibe con los brazos abiertos. Te dice: “Ven conmigo. Cierra los ojos y activa tus sentidos que esto te va a gustar”. Comienza con una subida progresiva del volumen. Segundos más tarde, aparece la voz de Merino, la de Sandra, cuyo apellido da nombre al grupo.

Y, de pronto, te sientes como en casa.

Has pasado de tener unos segundos de incertidumbre a sentirte tan cobijado como en el lugar más seguro del mundo. Sandra Merino tiene ese no se qué en la voz que muy pocos cantantes (y cantautores como ella) tienen el privilegio de tener. Ese algo que lo escuchas y sientes que vas a estar a gusto todo el tiempo que esté cantando. Y Merino no ha hecho más que empezar con “Hacia Otro Lugar”.

A la voz y a la calma que transmite Sandra, se une la producción exquisita y cuidada del sonido que culmina con la percusión de su partner in crime en este proyecto: Álex Gallego. Ambos conforman Merino y los dos celebran desde el pasado 3 de julio el nacimiento de “Piel, equilibrio y humo”.

En un primer momento, como me comentaron en su visita al bar Archivo de Indias en Cádiz el pasado mes de marzo, la salida de su primer disco estaba prevista para el mes de mayo con una presentación en la Galileo Galilei de Madrid, pero como a toda persona de este planeta, todos los planes se les torcieron con la llegada de la pandemia. Merino presentará su disco (si todo va bien) en el mes de septiembre en el mismo lugar que iba a verlos nacer en mayo.

Aunque nunca es tarde si la dicha es buena. Y esta dicha, es muy, muy buena.

“Piel, equilibrio y humo” es en su gran mayoría una obra pop pero con muchos matices que la hacen destacar y que, al escucharla, dices: “Esto es Merino”. Tiene ese “pop insólito, auténtico y atemporal” con el que se define el dúo y sin duda es “un viaje extremo, honesto y emocional para el espectador” como el que dicen buscar a través de sus directos.

Todas las canciones, de las cuáles ya se conocían seis, siguen una misma línea. Algunas tienen toques más ochenteros o tiran por los sintetizadores, otras son más rockeras o se decantan por algo más acústico, o incluso, a algunas, le añaden sonidos ambientes como niños en “Dilemas en la oscuridad” (tema que según Europa Press habla sobre los extremismos) o gaviotas e instrumentos exóticos en “Persiguiendo el sol” para darle aires de verano.

Pero en ningún momento el disco se hace repetitivo. Alguna canción engancha más o menos. Es normal. No con todos los amigos de un grupo te llevas igual pero a todos quieres dedicarle unos minutos de tu tiempo. Y eso le pasa a “Piel, equilibrio y humo”, que con su gran calidad compositiva en letra y música, entran ganas de escucharlo más de una vez. O al menos de no perderle el ritmo en el rato que se está reproduciendo. 

Después de media hora de bailar al ritmo de “Todo Lo Que Necesito”, de reflexionar con la melancolía de “Círculo Vital”, de pensar en “Lo Que Me Espera” de la vida, de decirle “Adiós al Temporal”, o de dar un grito en favor de la mujer y el feminismo con el que fue el último single de aperitivo, “Femme”, llega el final.

Todo calma, todo calor, todo cariño. El final está cerca, y Merino quiere despedirse dejando huella.

“Etérea Melodía” es una nana, una balada acústica a guitarra que dice adiós con la mano lentamente. Si al comienzo te invitaba a quedarte, Merino, con “Etérea Melodía” para cerrar, te dice con humildad y honestidad: “Espero que te haya gustado. Esto es “Piel, equilibrio y humo”. Esto es Merino. Vuelve cuando quieras”. Y en el último arpegio de guitarra, Merino desaparece, dejando su estela “Por Un Momento” presente en ese vacío que deja la música cuando deja de sonar.

Honestidad, cariño y buen trabajo. Esto es “Piel, equilibrio y humo”. Esto es la música de MERINO para el mundo.

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