El piloto alemán Michael Schumacher, doble Campeón del Mundo de Fórmula 1 por 1996, demostró ante el mundo bajo la intensa lluvia en Montmeló que sus dos títulos anteriores no fueron un regalo. En el circuito catalán, soportando el diluvio, dejó bien claro al mundo quién era el número uno. La victoria lograda en España fue muy importante, pero lo fue mucho más teniendo en cuenta que la logró al volante de un Ferrari, un vehículo considerado hasta entonces como poco competitivo. Schumacher supo llegar al equipo italiano y hacer cambiar todos sus esquemas. hasta el punto de necesitar solo siete carreras para tener un coche competitivo con el que ganar, incluso con facilidad.

Ferrari fue considerado hasta entonces un vehículo poco competitivo

Por todo ello, a partir de entonces Damon Hill y el equipo Williams no lo tuvieron tan fácil. Les acababa de salir un hueso duro de roer que se llamaba de nombre Schumacher y de apellido Ferrari. Un tándem que dio mucho que hablar en las temporadas posteriores. Leyendas vivas de este deporte.

La historia de la primera

Cambió de equipo, de Benetton a Ferrari, y todos pensaron que no lo conseguiría. Pero la victoria llegó para el bicampeón del mundo, y muy pronto. Schumacher volvió a ganar un Gran Premio, el que hizo el vigésimo de su carrera, pero esta vez en el seno del equipo Ferrari. El alemán compartió el podio con el francés Alesi (Benetton Renault) y con Villeneuve (Williams Renault). Los tres recibieron el trofeo de manos del Rey de España, bajo una intensa lluvia.

El Gran Premio de España recordó desde el primer momento al que se disputó tan sólo dos semanas atrás en el circuito urbano de Mónaco. Lluvia desde el principio hasta el fin de la carrera, abandonos en masa, accidentes, salidas de pista y, sobre todo, pocos pilotos clasificados.

Todos estos ingredientes se mezclaron entre sí, y dieron de nuevo una carrera con un final inesperado, o al menos imprevisible. A pesar de la lluvia, el público no dejó de acudir al circuito, que registró unos 53.000 espectadores según los datos de la organización.

Accidentada salida

La salida ya se cobró algunas víctimas antes casi de que el espectador pudiese sentarse, como la del piloto portugués Pedro Lamy (Minardi Ford), el brasileño de Footwork Riccardo Rosset o el británico David Coulthard (McLaren Mercedes). Villeneuve estuvo muy listo y se supo hacer con la primera plaza en la salida, seguido muy de cerca por el Benetton de Alesi y por su compañero de equipo Hill, que partía como favorito pero se quedó tercero.

La carrera de Montmeló fue una repetición de la de Mónaco

Berger (Benetton Renault), se situó cuarto, por delante del Ferrari de Irvine, mientras que Schumacher, que salía en tercera posición de parrilla, tuvo de nuevo problemas con el embrague en el momento en que las cinco luces rojas del semáforo que controla la salida se apagaron, y bajó hasta el sexto lugar, por delante del brasileño del equipo Jordan Peugeot, y futuro compañero de escudería, Rubens Barrichello.

Después de la primera vuelta los abandonos continuaron con Fisichella (Minardi Ford), Panis (Ligier Mugen Honda) e Irvine (Ferrari). Después de las primeras vueltas tan solo quedaban en pista 14 monoplazas de los 20 que tomaron la salida. La carrera de Montmeló iba a ser, por ello, una repetición de la de Mónaco.

Schumacher empezó a alejarse de sus seguidores, y comenzó así a batir vueltas rápidas por delante de Alesi y Hill, aunque este último hizo un trompo que le sacó de la pista. Al regresar a ella, Schumacher y Berger ya le habían adelantado.

El piloto alemán adelantó a Berger y se situó tercero, para comenzar después a atacar a Alesi. Mientras, Hill seguía haciendo de las suyas, cometiendo varios errores de pilotaje y volviendo a salirse de la pista, hasta que abandonó dos vueltas más tarde.

Schumacher consiguió hacerse con la segunda posición tras adelantar a Alesi, y poco después, con la primera adelantando a Villeneuve. Schumacher ya se vio solo, y en pocas vueltas se hizo con una ventaja tan amplia -más de treinta segundos- que pudo ir a boxes a hacer el repostaje y el cambio de neumáticos sin perder el liderato en la carrera. En esta operación el alemán invirtió un tiempo de 7,2 segundos, lo que demuestra que las cosas ya han cambiado en Ferrari.

Alesi lo hizo poco después, seguido de su compañero de equipo, Berger, Frentzen y Diniz. Las posiciones en la clasificación fueron cambiando, y después de los primeros repostajes, tan sólo eran nueve los pilotos que quedaban rodando en la pista, siempre con Schumacher a la cabeza.

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Sobre el autor
Julio José  Serrano
Periodismo de la Universidad de Málaga. "Aunque se sufra como un perro, no hay mejor oficio que el Periodismo" (G. G. Márquez)