No era un equipo competitivo. No era un equipo destinado a luchar por la victoria ni por los podios. No estaba llamado a nada, pero Toleman decidió darle una oportunidad al prometedor Ayrton allá por 1984. Más bien se la dio Senna a la joven escudería británica, ya que tanto Williams como McLaren no disponían de asientos libres que ofrecer a la perla brasileña.

La temporada comenzó bien para Senna, mostrándose superior a su compañero, el venezolano Johnny Cecotto, en todo momento. Logrando puntuar en su segunda y en su tercera carrera en la Fórmula 1, en Sudáfrica y en Bélgica, se presentaba en Mónaco con tan solo dos puntos. Dos unidades en su casillero y un hecho que solo viviría una vez a lo largo de su carrera: no logró meterse en el 107 % de cara al Gran Premio de San Marino debido a una avería en su monoplaza.

Gran Premio de Mónaco de 1984

Un lluvioso y traicionero fin de semana aguardaba a los pilotos en el principado mediterráneo. Alain Prost llegaba en cabeza del campeonato merced a sus dos victorias en Brasil y en San Marino. Dicho de otra manera, llegaba con una ventaja de 22 puntos sobre un Senna que no era rival para el título, menos aún en su débil Toleman.

Ayrtno Senna se dio a conocer a el gran público con su histórica actuación en el Gran Premio de Mónaco de 1984, donde consiguió su primer podio al terminar segundo

Ayrton, no obstante, iba a deleitar al mundo con una primera gran clase magistral de cómo conducir sobre el asfalto mojado. Y lo iba a hacer en el mítico trazado de Mónaco. En una carrera que se planteaba de supervivencia desde la primera vuelta, como finalmente se demostró, lo importante para lograr un buen resultado era mantenerse en pista.

Alain Prost partía desde la pole, la primera de la temporada, mientras que el que sería su gran rival en aquella carrera, Ayrton Senna, lo haría desde un lejano y desapercibido decimotercer lugar. El francés, que no quiso arriesgar más de lo debido, se vio sobrepasado a las pocas vueltas por Nigel Mansell que, en sus ansias de conseguir su primera victoria, acabó contra las barreras del Beau Rivage. El brasileño, por su parte, iba remontando a gran velocidad, sorprendiendo a propios y a extraños.

Tanto conservó el galo y tanto remontó el paulista que, tras 25 vueltas, se encontraba tras él, aunque a un mundo de distancia. No obstante, la maestría sobre el asfalto mojado de Senna, el conservadurismo de Prost y una más que probable avería en el McLaren del francés se unieron para que el brasileño le llegase a descontar hasta cuatro segundos por vuelta. De hecho, en Monte Carlo, consiguió Ayrton su primera vuelta rápida y la última que lograse el equipo Toleman.

Nunca se sabrá qué pudo haber pasado, pues los comisarios decidieron detener la carrera cuando se estaba disputando la vuelta 30, pero nadie duda de que Senna hubiera conseguido la victoria en aquel gran premio. Este prematuro final dejó frustrado al brasileño y aliviado al francés, quien no dudó en afirmar que hubiera dejado pasar al Ayrton, ya que no era un contendiente al título. El Gran Premio de Mónaco de 1984 había sido el primer encontronazo de estos dos maestros del automovilismo y, sin embargo, enemigos íntimos.

Tres años en Lotus, una victoria en Mónaco

La actuación de Ayrton en 1984 con un Toleman, llegando a cosechar hasta tres podios en Mónaco, en Reino Unido y en Portugal y una increíble novena posición final, le valió la oportunidad de sustituir a Nigel Mansell en la escudería Lotus.

Poco tiempo tardó Senna en justificar su fichaje por Lotus, consiguiendo la victoria en su segunda carrera del año, en Portugal. Además, encadenando su tercera pole consecutiva, se plantó el domingo de Mónaco. De no haber sido por su motor Renault, que le falló con solo 13 vueltas disputadas, bien se podría hablar de victoria.

Tampoco sería 1986 su año en Mónaco, si bien volvió a pisar el podio del rocoso principado, aunque no repitió el éxito de 1984, pues fue tercero. Dicho de otra forma, en 1986 pisó por última vez cualquier posición que no fuese la de ganador en el país de los Grimaldi.

En su último año en Lotus, les iba a regalar sus últimas victorias, comenzando por Mónaco. No pudo conseguir la pole, pero sí partir desde la primera línea de la parrilla, liderada por Nigel Mansell. Incapaz de adelantar al británico, Ayrton permaneció tras él hasta que el turbo del Williams desfalleció y le forzó a retirarse. Una vez lograda la primera posición, ya no la soltó y el mito conseguía, al fin, su primera victoria en el circuito de leyenda por antonomasia.

El brasileño consiguió vencer en Mónaco el primer año en que pudo competir por el centro mundial, aunque de lejos, con los dos todopoderosos Williams Honda de Nelson Piquet y de Nigel Mansell, cuyo duelo se llevó el brasileño para proclamarse campeón por tercera y última vez.

Ayrton Senna consiguió su primera victoria en Mónaco en su última año en Lotus, 1987

Senna, McLaren y Mónaco: la Trinidad

Mal iban a comenzar las cosas cuando la Trinidad se reunió por primera vez en 1988. Tras haber conseguido la pole, la vuelta rápida y hasta 50 segundos de ventaja sobre Alain Prost, Senna sufrió su único accidente en carrera en el circuito monegasco. Portier iba a ser el giro que iba a disfrutar del dudoso honor de ser el único en el que Senna viera finalizada su carrera prematuramente. 1988 iba a ser, también, la última vez que no ganase una carrera disputada en Mónaco.

La gran leyenda de las cinco victorias consecutivas en Mónaco iba a ver su inicio en el segundo año en McLaren. 1989 fue el segundo y último año del duelo fratricida en McLaren entre Ayrton Senna y Alain Prost y Mónaco iba a ser un capítulo más. Habiendo dejado que el cambio automático se estrenase con una victoria de la mano de Nigel Mansell y su Ferrari 640, Senna se hizo con la victoria en San Marino para llegar a Mónaco segundo en la general tras Alain Prost.

Poca historia tendría el Gran Premio de Mónaco de 1989, ya que el brasileño, desde su pole, dominó con mano de hierro la carrera y llegó a aventajar a su compañero de equipo en más de 50 segundos. Quizá más impresionante es decir que el astro paulista llegó a doblar al tercer clasificado, Stefano Modena, y sacar dos vueltas al resto de pilotos que clasificaron en los puntos, que, por aquel entonces, se otorgaban hasta el sexto lugar.

En 1989, Ayrton Senna ganó por segunda vez en Mónaco y dio comienzo a su histórica racha de cinco carreras consecutivas imponiéndose en el trazado monegasco

A pesar de que el domino de Ayrton no fue tan apabullante como en 1989, la carrera de 1990 dejó otra gran marca. El brasileño iba a conseguir su tercer grand slam, el primero en Monte Carlo. Senna consiguió la pole, lideró de principio a fin, marcó la vuelta rápida y ganó la carrera. Si bien, este aplastante dominio no se vio ratificado en la distancia que abrió con el segundo clasificado, Jean Alesi, al que apenas aventajó en un segundo; uno menos que a Gerhard Berger, tercero, a dos segundos. No fue su carrera más espectacular en Mónaco, pero sí en la que mejores números logró. Desde entonces, solo Michael Schumacher, en 1994, y Mika Häkkinen, en 1998, han sido capaces de repetir tal éxito.

En 1991, con la victoria que consiguió en Mónaco, la cuarta de forma sucesiva de la temporada, igualó su mejor racha de triunfos consecutivos, aquella que encadenó entre el Gran Premio del Reino Unido y el de Bélgica de 1988. Alain Prost privó a Ayrton Senna de calcar el gran slam de un año antes, ya que le arrebató la vuelta rápida, dejando al brasileño la consecución de la pole, la victoria y el liderato de todas las vueltas. De nuevo, el dominio del paulista fue, francamente, incontestable. Además, solo el podio se salvó de ser doblado por el monstruo de Sao Paulo.

Muy diferente iba a ser la victoria de 1992. Aquel año fue un suplicio para Ayrton Senna y para McLaren. Con un Williams todopoderoso, Nigel Mansell se hizo fácilmente con su ansiado mundial. El británico llegaba a la sexta cita de la temporada, Mónaco, con un balance inmejorable: cinco victorias y cinco poles de cinco posibles. Más difícil aún, los Williams del británico y de Riccardo Patrese iban a copar la primera línea de la parrilla monegasca, dejando al McLaren de Ayrton Senna a más de un segundo el sábado.

Ayrton consiguió adelantar al segundo de los Williams en la salida, pero fue incapaz de superar a Nigel durante 70 vueltas. Fue a ocho vueltas del final cuando la suerte se iba a aliar con la leyenda de la Fórmula 1. Una tuerca privó al británico de parar la histórica racha de Senna. Se reincorporó a pista en segunda posición y, a pesar de llevar ruedas frescas y llegar a rodar más de dos segundos más rápido que el brasileño, fue incapaz de derrotarle. Apenas dos décimas de segundo les separaron en el paso por la línea de meta. Ayrton lo había vuelto a hacer.

La última temporada en McLaren, 1993, y, desgraciadamente, la última que completó Senna tampoco fue brillante, pero, aun así, no iba a dejar escapar su cita anual con el trazado monegasco. De nuevo, le tocaba remontar. Alain Prost, en su última y victoriosa temporada en la Fórmula 1, consiguió la pole, seguido de un joven Michael Schumacher. Tercero, partiría Ayrton Senna.

La carrera de Mónaco del año 1993 fue la última en la que el mundo pudo disfrutar del mito brasileño en el trazado de leyenda por excelencia

El francés le iba a facilitar su trabajo a su archienemigo saltándose la salida, motivo por el cuál fue sancionado, dejando el liderato a Schumacher y a su Benetton. No obstante, la suerte aún no había dado por finalizada su alianza con el astro brasileño. Cuando se acercaba el ecuador de la carrera, el sistema hidráulico del alemán dijo “basta”. El resto, poca historia tuvo. Ayrton volvió a aventajar en más de 50 segundos al segundo clasificado, Damon Hill y más de un minuto a Jean Alesi, tercero. Además, de nuevo, dejaba únicamente sin doblar al podio, consiguiendo sacar una vuelta a Alain Prost y su omnímodo Williams Renault.

Precisamente, en 1994, debería haber imperado Ayrton con el Williams Renault que dejó Alain Prost tras su fugaz y victorioso paso por la escudería de Grove. No pudo ser. Un día como hoy, hace 20 años, en la carrera precedente al Gran Premio de Mónaco, en San Marino, Ayrton Senna perdía la vida tras perder el control y salirse en Tamburello. 20 años desde que la Fórmula 1 se quedara huérfana. Descanse en paz.

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