El Gran Premio de Hungría de 2007 llegó a principios de agosto de aquel año. Por el medio, el campeonato del mundo se lo debatían Felipe Massa y Kimi Räikkönen de Ferrari, y Fernando Alonso y Lewis Hamilton de Mclaren-Mercedes.

Por consiguiente, el campeonato de constructores también era cosa de dos equipos. Las dos grandes superpotencias de aquella Formula 1, con permiso de Renault que durante 2005 y 2006 junto al asturiano cosechó distintos éxitos.

Pese a estar en el ecuador de la temporada, los focos no se dirigieron sobre la pista, sino sobre las ruedas de prensa, las team-radio del equipo Mclaren y los comités de carrera de aquella edición.

Mclaren y Ferrari al mando del Campeonato

El trazado de Hungaroring fue testigo en aquel entonces de uno de los capítulos más arduos y punzantes de la historia del equipo de Woking. Junto a los problemas en Estados Unidos, Canadá y Mónaco, el Gran Premio de Hungría fue otra de las batallas de la guerra civil que estalló en el centro de Mclaren hace 8 años.

Por un lado, la gran mayoría que apoyó a la promesa que venía de la mano de Ron Dennis, Lewis Hamilton. Por el otro, aquellos que estaban convencidos de que el número 1 del equipo debía ser el vigente por aquel entonces campeón del mundo por dos temporadas consecutivas, Fernando Alonso.

Se llegó a Hungría con Lewis Hamilton por delante con un ligero margen sobre el piloto español y los dos Ferrari. El equipo del Cavallino Rampante estaba al acecho del equipo británico, pero ligeramente por detrás de los ingleses, que partían con algunas décimas de ventaja sobre los demás.

Por los puntos luchaban el equipo BMW con el por aquel entonces, prometedor piloto polaco Robert Kubica y el veterano Heifeld, Renault con Kovalainen y Fisichella, los dos Red Bull y los Williams. Escuderías que a día de hoy tienen más poderío como Toro Rosso o Force India, se limitaban a acumular kilómetros.

De hecho, Force India en aquel entonces se llamaba Spyker y entre sus filas estaba Adrian Sutil. Honda fue la gran decepción de aquella temporada, apenas en los puntos y dando una imagen muy pobre.

El conflicto de la 'extra-lap', sanción de la FIA a Mclaren

Los libres y incluso la carrera quedaron eclipsados por una de las clasificaciones más recordadas de la última década. La Q1 y la Q2 se la repartieron los dos Mclaren y la duda que quedaba era si algún Ferrari asaltaría la pole-position en la Q3, o cual de los dos bólidos plateados se llevaría el gato al agua.

A falta de 1:50, Fernando Alonso entró al pit-lane a montar neumáticos nuevos para tener una extra-lap (vuelta extra al final de cada Q3 que cada gran premio le tocaba a uno de los dos pilotos de Mclaren). Pero una vez montó los compuestos nuevos y con el lollypop levantado, esperó a que le dieran la orden de salida a pista desde el garaje.

Tras él, parado estaba Lewis Hamilton, que también cambió neumáticos esperando pasar a tiempo para dar un giro más. Finalmente no fue así, y Fernando Alonso se llevó la pole. La pólvora se había encendido.

La imagen de Ron Dennis tirando los cascos será recordada por mucho tiempo. Fernando Alonso y Lewis Hamilton ni se miraron en el pesaje, Ron Dennis ni esbozó una sonrisa y la presión se disparó.

La FIA abrió una investigación sobre Fernando Alonso por la maniobra en el pit, que terminó con Alonso cayendo a la sexta posición y por consiguiente otorgándole el primer lugar al británico Lewis Hamilton. Aparte, Mclaren-Mercedes no puntuaría para el campeonato de constructores en aquella prueba, pero si sus pilotos.

La estampa llegó después de la carrera y antes de la sanción. Tras distintas horas de reunión, el equipo de Woking realizó una utópica rueda de prensa con el ambiente enrarecido, con un Fernando Alonso resignado, comiéndose una manzana y contestando con un sutil tono irónico, a las envenenadas preguntas de la prensa.

Lewis Hamilton gana con facilidad. Fernando Alonso, cuarto

La carrera fue fácil para el inglés. Heifeld que había clasificado tercero pero salió segundo, cedió con el paso de las vueltas el segundo lugar al Ferrari del finlandés Kimi Räikkönen, quien finalmente se llevaría por un punto el campeonato del mundo.

Alonso tuvo problemas en las primeras vueltas, ya que sus neumáticos carecían de agarre y cayó hasta la séptima posición en una maniobra en la que casi perdió el coche.

Tras el cambio de neumáticos, el Mclaren del asturiano consiguió establecer un buen ritmo y fue rebasando uno tras otro a los coches de delante, pero no llegó a tiempo de acometer el adelantamiento al tercer clasificado Nick Heifeld.

Por atrás, el caché de Honda y su fiabilidad sufrieron un golpe duro al ver como el bólido de Jenson Button se paraba poco a poco. El gigante japonés había diseñado un coche mediocre en todas las áreas y ni la fiabilidad era un punto fuerte.

Yamamoto a los mandos de uno de los dos Spyker tuvo un aparatoso accidente sin lesiones y Anthony Davidson de Superaguri Racing, escudería filial de Honda, se las vió con Fisichella en un incidente de carrera.

Las consecuencias del Gran Premio de Hungría 2007

El mundial siguió igual por arriba, con Hamilton delante seguido por Alonso con una distancia mayor a la que empezó el fin de semana. Los Ferrari exceptuando a Räikkönen, que recortó distancias con Alonso no tuvieron su mejor gran premio.

Sin ninguna duda, el Gran Premio de Hungría de 2007 escribió una página más en la lucha interna que Mclaren tuvo ese año en su centro. Una estocada definitiva al pensamiento de Fernando Alonso de permanecer en Woking, el asturiano se marcharía a final de temporada a la que fue su casa durante los dos años anteriores. Lewis Hamilton salió reforzado de este episodio y de la temporada 2007, su talento, su ambición y el apoyo del equipo lo llevaron en 2008 al título.