Mucho se ha hablado de casas malditas, encantadas según algunos, en las que por una razón o por otra la tragedia se repite una vez tras otra con el paso de sus inquilinos. Este extraño fenómeno también se da en el mundo de los coches, y posiblemente el caso más famoso lo protagoniza un Porsche 550 Spyder.

Este deportivo era una de las 90 unidades que se fabricaron y fue adquirido originalmente por el mítico actor estadounidense y amante de los automóviles James Dean el 21 de septiembre de 1955, al retrasarse un Lotus Mark IX que tenía encargado. El 550 era un pequeño biplaza muy ligero, de apenas 590 kilos de peso, que montaba un motor “bóxer” de cuatro cilindros situado en posición central-trasera y que producía 110 caballos de potencia. Era en aquella época una de las máquinas más veloces que existía, capaz de alcanzar los 220 km/h.

El número de chasis de esta unidad era #550.0055 y se diferenciaba exteriormente por unas franjas rojas sobre los pasos de rueda traseros y por el dorsal 130 que el propio James Dean mandó pintar después, junto con el apelativo “Little bastard” en el capó motor, forma en la cual lo había apodado.

James Dean y su Porsche 550 Spyder (Imagen: Selvedgeyard.com)
James Dean y su Porsche 550 Spyder (Imagen: Selvedgeyard.com)
 

Alec Guinness, más conocido por su papel de Obi-Wan Kenobi en ‘Star Wars’, tuvo la ocasión de coincidir con Dean un par de días después de adquirir el coche, y este al ver aquel 550 Spyder plateado le dijo como advertencia, tal y como recoge en sus memorias: “Si te montas en ese coche, morirás en un semana”.

Justo una semana después, el 30 de septiembre, la estrella de Hollywood, que también solía competir en carreras, se dirigía conduciendo el Porsche junto a su mecánico hacía la ciudad de Salinas, California, para disputar una de ellas. La intención era llevarlo remolcado en un Ford Country Squire del 55', pero finalmente decidió llevarlo rodando para adaptarse a su nuevo coche. Desafortunadamente, en el cruce de la Ruta 466 con la Ruta 41, chocó de manera frontal con un Ford Custom Tudor del 50’ conducido por un joven de 23 años. El peor parado fue el actor, que murió camino del hospital.

Accidente de James Dean (Imagen: Paperfront)
Accidente de James Dean (Imagen: Paperfront)
 

Pese a quedar prácticamente destruido en su totalidad, George Barris, creador de algunos de los coches más famosos de la historia del cine, decidió comprar el “Little bastard” a la aseguradora por 2.500 dólares para aprovechar las piezas intactas. Ni él ni nadie podía imaginar que aquello desataría la leyenda negra del coche.

Nada más hacerse con él, y al llevarlo a su taller, el Porsche cayó sobre un mecánico mientras lo bajaban de la grúa, fracturándole las dos piernas. Una vez allí fue despiezado para venderlo por partes. La transmisión y el motor terminaron en manos de los pilotos Troy McHerny y William Eschrich respectivamente. En una carrera en Pomona, California, disputada el 21 de octubre de 1956 y en la que ambos corrían, McHenry chocó contra un árbol tras perder el control de su bólido falleciendo en el acto y Eschrich volcó tras sufrir un problema mecánico, aunque sólo resulto herido (noticia del Spokane Daily Chronicle del 24 de octubre de 1956). Curiosamente, al malogrado piloto se le preguntó el día anterior si era supersticioso por llevar piezas del coche de James Dean, a lo que él respondió que no.

Se dice, además, que dos de las ruedas del 550 Spyder fueron también vendidas a otro corredor, el cual se accidentó por culpa de un reventón, quedando en coma durante un tiempo. Pero la maldición del “Little bastard” la sufrieron también los amigos de lo ajeno. Según George Barris, dos ladrones intentaron desvalijarlo, tratando de llevarse el volante y el asiento, pero no lo consiguieron y sufrieron heridas en el intento, dejando manchas de sangre por el coche.

El "Little bastard" en una exposición de seguridad vial (Imagen: Selvedgeyard.com)
El "Little bastard" en una exposición de seguridad vial (Imagen: Selvedgeyard.com)
 

Barris, después de todo lo ocurrido, decidió deshacerse de lo que quedaba del coche y lo donó a la Patrulla de Carretera de California para exhibirlo en unas exposiciones que tenían el objetivo de concienciar a la gente sobre una conducción segura. La noche del 11 de marzo de 1959, el garaje situado en el número 3.158 de la Avenida Hamilton de la ciudad de Fresno, donde se encontraba guardado el Porsche, ardió por causas desconocidas. En este caso nadie resultó herido y el coche protagonista quedó intacto. En una de esas muestras, llevada a cabo en un instituto, se dice que el 550 Spyder se precipitó del expositor, cayendo encima de un estudiante y rompiéndole la cadera. Otro de los capítulos de la leyenda, verdad o no, cuenta que durante uno de los viajes, un vehículo colisionó en plena autopista contra la grúa que lo transportaba, haciendo que se descolgara y aplastase al conductor.

Después de todo el año de exposición en exposición por Estados Unidos, en 1960 el “Little bastard” fue enviado de vuelta a George Barris en tren, en un contenedor debidamente sellado, pero al llegar a Los Ángeles el propio Barris pudo comprobar según cuenta en su libro ‘Cars of Stars’ (1974) que al abrirlo el Porsche 550 Spyder de James Dean no estaba allí. Este es otro de los misterios de este coche, porque nada se volvió a saber de él.