¿Qué hubiera pasado si Miguel Oliveira no se hubiera lesionado? Nunca lo podremos saber. Rondaba el mes de julio cuando en el Gran Premio de Alemania y con la mirada fija en recortar la ventaja que cada vez iba aumentado Danny Kent, una desafortunada caída le llevó a pasar por quirófano. El diagnóstico fue la rotura del cuarto metacarpiano de la mano izquierda y sin otra opción, tuvo que volar de vuelta a Portugal para operarse y comenzar la recuperación lo más rápido posible porqué la segunda mitad de temporada ya se veía a lo lejos.

Su inicio de temporada no había sido tan rompedor como el del británico, aunque las sesiones clasificatorias le solían colocar entre las diez primeras posiciones de parrilla de salida, su primera mitad de temporada vino marcada por dos primeras carreras difíciles. En Qatar, la primera cita de la temporada, el fin de semana no fue como el esperaba y es que cruzó la línea de meta en la décimo sexta posición viendo cómo se iba del primer GP fuera de los puntos. Austin no ayudó en su inicio y es que el portugués se fue por los suelos y así, sumó su segundo cero consecutivo perdiendo la posibilidad de llevarse 50 puntos. La suerte parecía no sonreírle y uno de los favoritos para 2015 vivía un inicio de temporada gris. Pero la primera carrera en Europa, que se disputó en Jerez a principios del mes de mayo, fue la testigo del cambio que hizo 44 y donde sumó su primer podio. Un podio que le dio la confianza y la motivación que necesitaba tras el vaivén que había vivido.

Las batallas en grupo ya eran de nuevo la sintonía que siempre tiene de fondo la categoría pequeña del Mundial de Motociclismo y poco a poco junto a su KTM revivió para brindar las carreras que todo el mundo esperaba. A las puertas del parón veraniego y del ecuador de la temporada,  sumaba ya dos victorias y un podio. Era ya uno de los más claros rivales de Kent pero a quien aquellas desafortunadas carreras u aquella caída le habían privado de sumar 75 puntos que quizás  necesitaría al llegar a la última carrera de la temporada. El camino no estaba siendo fácil pero sus victorias y constancia brillaban al igual que lo hacía su rival. Quien ganara el campeonato lo haría con toda seguridad, delante de un rival que nunca había dado su brazo a torcer. 

El 44 alcanzó un gran nivel en la segunda temporada que hizo que fuera prácticamente imparable | Fuente: RedBull KTM Ajo

24 puntos fue la distancia que había entre ellos dos en la última cita de la temporada tras unas últimas carreras donde la presión se había apoderado del futuro campeón del mundo provocándole caídas y una tensión mayor de lo habitual. Pero él no, él continuaba firme y seguro sin fallar y sumando victorias casi sin poder frenarle y regalándole a su equipo carreras de dominio absoluto junto a su KTM. Fue el momento en el que echando la vista atrás, esas tres carreras habían sido decisivas para el futuro, un futuro que tenía ya asegurado con su salto a Moto2 ya firmado y anunciado. Veía casi imposible proclamarse campeón de Moto3 con una temporada brillante.

Fueron determinantes hasta el punto que sin esos tres ceros, el desenlace y sus peleas con Kent hubieran sido distintas. Le hubiera puesto las cosas más que complicadas y hubieran escenificado la lucha de las dos grandes marcas de la categoría: Honda y KTM. Pero el inicio demoledor del piloto del Leopard Racing no permitió muchas objeciones aun con los fallos que se apuntó en su cuenta personal en la recta final de la temporada. En el motociclismo, todos los factores cuentan y la lesión de Oliveira y sus fallos en el inicio de la temporada, fueron el lastre y el peaje que pagó al final de la temporada el piloto portugués.  

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