En el verano de 1992 Barcelona acogía los Juegos Olímpicos de la XXV Olimpiada y la marca automovilística de casa, SEAT, era patrocinadora oficial del evento. De esta forma, los coches oficiales de la organización durante estos juegos fueron modelos de SEAT.

Era sin duda una oportunidad única para promocionar sus vehículos, que durante esos días circularían constantemente por la Villa Olímpica y servirían de asistencia en distintas pruebas deportivas. Por ello la mayoría de los 2.000 coches que formaban la flota eran del último modelo de la marca y además su buque insignia.

No era otro que el SEAT Toledo, que fue presentado sólo un año antes en el Salón del Automóvil de Barcelona como sustituto del Málaga, y que iba montado sobre la plataforma A2 del Grupo Volkswagen empleada por el Golf de segunda generación.

Pero SEAT, además de proveer a la organización, preparó un Toledo muy especial; un Toledo altamente exclusivo que el dinero no podía comprar. Fue la edición especial Podium, la cual únicamente estaría al alcance de los deportistas del equipo olímpico español que consiguiesen una medalla en sus respectivas categorías.

Interior SEAT Toledo Podium (Imagen: SEAT)

El Toledo Podium estaba inspirado en el prototipo Toledo Exclusive y se basaba en la versión GT con el 2.0 de 8 válvulas y 115 caballos. Lo que lo hacía diferente era su carrocería bitono con los parachoques y las taloneras en contraste pero sobre todo un interior mucho más lujoso con volante, palanca de cambios e inserciones en el salpicadero de madera, tapicería de cuero beige original de Audi e incluso teléfono en el reposabrazos central. Nada que estuviese en el catálogo de SEAT por entonces.

Sólo se fabricaron 24 unidades, y cada medallista español obtuvo como regalo una de ellas (los integrantes de los combinados nacionales de fútbol, waterpolo y hockey hierba femenino sólo recibieron una unidad por equipo). En estos JJOO España consiguió sumar a su medallero 22 metales, y por tanto hubo dos Toledo Podium sobrantes, que se conservan en la nave A122 de SEAT a buen recaudo.

No cabe duda de que se trata de una de las mayores rarezas de la historia de la marca española y un artículo de colección, no sólo por el extraordinario equipamiento de la época y su escasez, sino porque fue un coche fabricado para sólo unos pocos elegidos. Arantxa Sánchez Vicario, Conchita Martínez o Fermín Cacho fueron algunos de los propietarios.

24 años después, la judoca Almudena Muñoz, por ejemplo, aún conserva su coche, pero hay constancia de que algunos de los Toledo Podium han pasado a manos de otros particulares, que disfrutan, alguno quizá sin saberlo, de un trozo de historia de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Tristemente al menos una unidad se sabe que ha acabado sus días de gloria en un desguace como donante de piezas.

SEAT Toledo Podium (Imagen: SEAT)