Dani Pedrosa aterrizaba este fin de semana en uno de los circuitos que más perjudica al catalán. Un trazado que le ha traído varias desgracias, entre ellas, la lesión de tobillos que sufrió en 2003 cuando hacía apenas cinco días que se había proclamado campeón del mundo de la categoría pequeña. 

Una pista que desde hace años ha sido un lastre para el de Castellar del Valles y este año no iba a ser diferente. Y es que, ya en los primeros entrenamientos libres del Gran Premio, Pedrosa ha tenido problemas para encontrar el 'feeling' a su moto. De hecho, deberá jugarse su pase directo a la Q2 en el tercer libre de este sábado por la mañana, en el que las condiciones climáticas no auguran un entrenamiento cómodo.

El español sufrió una caída durante los primeros entrenamientos libres, sin consecuencias. “La caída me quitó confianza, pero ya sabemos que para mí esta pista es delicada”, explicó Pedrosa. “Se me fue de delante, por suerte no me hice nada. No iba más rápido que un rato antes. Por la tarde, con esa falta de confianza no rodé rápido en ese sector”, admitió.

Phillip Island siempre ha sido un circuito complicado por la situación en el calendario de la carrera. “El problema de este circuito es el frío y el viento, que impide que las gomas se calienten”, dijo. “No tiene demasiado sentido correr a las cuatro de la tarde, pero tampoco lo tiene venir cuando hace tanto frío”, en esta zona del planeta.

El principal problema es que faltan sensaciones en el tren delantero”.

Dani está disputando su último Gran Premio de Australia antes de retirarse a final de temporada. “No me gusta esta pista, así que no la echaré de menos”, aseguró. “No sé si podremos usar la goma blanda delantera, aún no le hemos dado todas las vueltas de la carrera”, zanjó el catalán.