MotoGP nos tiene preparados gran cantidad de documentales para que la espera de cara a la temporada 2020 se nos haga más amena, unos documentales donde nos quieren hacer ver el día a día de los pilotos fuera de la pista, titulados “off the Racing track”. El estreno no ha podido ser mejor, y es que como debutante hemos tenido a Miguel Ángel Oliveira, piloto del equipo Red Bull KTM Tech 3, mostrándonos su lado más cercano y consiguiéndolo en tan sólo 20 minutos de reportaje.

El documental comienza, como no puede ser de otra forma, por el principio; el inicio de su pasión por el motociclismo: el momento en el que, siendo un niño, su padre le regala su primera moto, siendo este el hecho que cambiará su vida y es que desde este momento, Miguel empezará a interesarse aún más por el motociclismo, pasión que ha heredado de su padre, con el cuál se deshace en elogios: le debe todo y por ello esa gran predilección que tiene con él y con toda su familia en general, pero especialmente con él, por darle todo lo necesario para que pudiera desarrollarse como piloto profesional y llegar a donde está a día de hoy.

Podríamos decir que lleva la velocidad en la sangre, ya que desde muy pequeño no sólo ha estado ligado a las dos ruedas, sino que también lo ha hecho con los karts, los que para él también han sido más que un hobby.

Y hablando de éstos, dicen que si haces algo que te apasiona deja de ser un trabajo y lo consideras un hobby, tal y como pasa con Miguel y el motociclismo; asegura que siempre soñaba ser piloto profesional y llegar a la cima, a ser uno de los integrantes de la parrilla de la categoría reina del mundial de motociclismo, comenta que no siempre lo ha pasado bien ya que mucha gente ha intentado quitarle la ilusión; ha intentado arrebatarle esa fuerza con la que siempre ha luchado diciéndole que jamás podría llegar a la cima, por lo que podríamos decir que con las críticas se ha crecido, llegando a conseguir su sueño aunque Oliveira siempre quiere ir un paso más allá y su nueva meta no es otra que la de ser campeón del mundo de MotoGP, desbancando a todos sus rivales y sumando, además del título de primer piloto portugués en correr en MotoGP, el título de primer portugués en ganar un título de tal importancia.

creo en mi potencial, creía que no estaban seguros y he dado lo que he podido: trabajo duro, perseverancia, y mente fuerte, así se consiguen las cosas”.

Comenta que para él, el motociclismo nunca ha dejado de ser una actividad con la que disfrutar, con la que divertirse haciendo lo que más le gusta: pilotar y superarse a sí mismo, dándonos a ver a un Miguel que poco estábamos acostumbrado a ver: de él descubrimos ese espíritu ganador, competitivo y aventurero de no dejar nada sobre la mesa e ir a por todas, trabajando duramente, dando igual a qué precio: “yo sé la meta que quiero conseguir, y estoy dispuesto por pagar cualquier precio por alcanzarla: no fiestas, no amigos…”

Por otro lado, hemos descubierto más facetas de él: ¿sabíais que Miguel Oliveira, ese piloto que corre los fines de semana sobre su moto en el campeonato mundialista también es dentista?, y es que no ha querido perder la oportunidad de tener unos estudios que le ayudasen en caso de que el motociclismo le fuese más, aunque lo que más sorprende es su capacidad de poder llevarlo todo a la vez, a lo que debemos sumar el gran apoyo que muestra a los jóvenes talentos del motociclismo de su país, en una copa que lleva su nombre de la que se muestra más que orgulloso: “para mí es muy satisfactorio ayudar a los niños, me siento muy feliz haciéndolo, cuenta que quiere darles todas las oportunidades que él no tuvo de niño y sueña con tener algún que otro piloto portugués más compartiendo parrilla con él.

Pero sin duda, lo que más sorprende de este reportaje es su cercanía y la relevancia que le da a lo que verdaderamente es fundamental para él: el deporte y su familia, a la que está verdaderamente unido y muy agradecido por todo lo que han hecho para que a día de hoy esté donde está.

Podemos decir que, con seguridad, conseguirá todo lo que se proponga porque con su gran fuerza, nada ni nadie lo podrá frenar.