Cada historia tiene un protagonista. Sea en una novela, una película o una obra de teatro que se digne, vemos como este personaje evoluciona a lo largo de la misma aprendiendo de sus errores, emprendiendo un nuevo viaje o simplemente realizando un acto de sacrificio que le acaba otorgando el papel de héroe.

Sin embargo, y por suerte, es habitual ver que esta fórmula del viaje del héroe no se cumple. Y es a partir de la derrota, cuando este aprende y se vuelve más fuerte. Si esto sucede, de mejor o peor manera, el receptor se sorprende, pues ha crecido toda su vida con la fórmula del héroe salvando el día. Y esta sorpresa, o esta no victoria  suele, en función de su ejecución, engrandecer la obra. Este año, en la Formula 1 hemos vivido este suceso en varias ocasiones.

¿Cómo se aplica el fracaso del héroe a la F1? No, en la F1 no hay un héroe por consenso, que deba salir siempre victorioso. Pero de ganar siempre, al menos desde 2014, lo saben bien en el equipo Mercedes, que ha ganado cada Campeonato de Constructores y de Pilotos (Lewis Hamilton x6 y Nico Rosberg x1) desde entonces.

La escudería germana parte cada semana como la clara favorita a alzarse con la `pole position´  los sábados y la victoria el domingo. Sin embargo, en esta temporada son varias las veces en las que pese, a ese favoritismo y tener en la mano la victoria, el personaje destinado a ganar no acaba alzándose con el trofeo. Estas son las mejores demostraciones.

GP Italia

6 de septiembre de 2020. La Fórmula 1 se preparaba para vivir otra cita más del Gran Premio de Italia, en el mítico trazado de Monza. Y por sexta vez en la temporada, Lewis Hamilton partía en la `pole´ el domingo. Visto el dominio de la escudería germana en cada prueba del campeonato, la quinta victoria de ocho posibles del piloto británico se daba por anticipado. Sin embargo, pronto la historia comenzaría a cambiar.

En la vuelta 19, Kevin Magnussen abandonaría la carrera por problemas mecánicos. El piloto danés aparcó el coche pocos metros antes de la entrada de boxes, provocando la salida del coche de seguridad. Dada esta circunstancia, Lewis Hamilton decidió aprovechar para realizar su parada, conocedor de que, como los monoplazas reducen la velocidad para seguir al Safety Car, el tiempo perdido en boxes será menor.

Sin embargo, aquí vino el primer problema para el británico, y es que, poco antes de que el Safety Car saliera, se estableció que el Pit-Lane estaba cerrado y por ello, ningún piloto podría entrar a realizar su Pit-Stop. Por cuestión de segundos, Hamilton lo hizo, y recibió una sanción de Stop and Go de 10 segundos, que le relegó a la parte baja de la parrilla.

Pero antes de que cumpliera la sanción, y nada más relazarse la carrera, tras la marcha del coche de seguridad, un accidente de Charles Leclerc a la salida de la Parabólica provocaba que volviera a entrar el Safety Car, y posteriormente se decretase bandera roja, parando la carrera. Durante este parón, la realización de la Formula One Management (FOM) enseguida enfocó el patinete del propio Hamilton en la entrada del edificio de dirección de carrera, donde el piloto británico, acompañado de su inseparable fisioterapia Angela Cullen, había ido a protestar la sanción que no fue revocada.

Finalmente, se reanudó la carrera, con Hamilton liderando, como lo había hecho hasta la bandera roja, pero con la sanción aún pendiente. Una vez cumplida, como decía, el británico se vio relegado hasta el último puesto de la parrilla. Finalmente el británico comenzaría a remontar pero no llegó nunca a recuperar el liderato.

El fervor era ampliamente notable entre los aficionados, especialmente visible en redes sociales, por ver una pelea por la victoria entre pilotos menos habituales. Pierre Gasly, quien nunca se había visto en esta situación, lideraba el Gran Premio. Detrás suya, pilotos que no estaban acostumbrados a rondar las primeras plazas como ambos Alfa Romeo (Kimi Raikkonen, que no lo hacía desde que dejó Ferrari, y Antonio Giovinazzi), ambos McLaren (Carlos Sainz y Lando Norris, con solo un podio en su carrera para cada uno) y el Racing Point de Lance Stroll.

De este grupo de pilotos, emergieron dos figuras claves; Pierre Gasly y Carlos Sainz. Por parte del piloto galo, destacable su actuación aguantando en cabeza el resto de carrera sin mostrar la mayor muestra de duda. Finalmente el francés se acabaría llevando su primera victoria en F1, dejándonos para la memoria esas preciosas fotos en el podio incrédulo ante el logro conseguido. Un momento impensable viendo las aspiraciones de una escudería de la zona media como Alpha Tauri.

Respecto al madrileño, este era 5º cuando Hamilton entró a boxes. Durante las 24 vueltas restantes, el de McLaren demostró su determinación y su buen hacer para llegar a pelear con Gasly la victoria en las últimas vueltas. Una épica que nos dejó además, un mensaje por radio para el recuerdo: “Quiero esta victoria Tom”. Tom Stallard es su ingeniero y por radio, pedía al español que no corriera ningún riesgo, y este le respondió con la frase ya mencionada. Finalmente acabaría 2º, quedándose a las puertas del triunfo.

A ambos pilotos les acompañaría en el podio Lance Stroll, a menudo acusado de que gran parte del mérito de su presencia en la F1, y en el propio equipo de Racing Point se debía al dinero de su padre –dueño del equipo, todo sea dicho-, pero que con su tercer puesto en este Gran Premio era solo la segunda vez que visitaba el podio en su carrera.

La de Monza fue una historia con un giro de guión y un final inesperado, propio de los mejores especialistas en giros de guión como M. Night Shyamalan, donde el “héroe” o el personaje destinado a vencer no puede alzarse siempre con la victoria.

GP Turquía

Sí, Lewis Hamilton, el más favorito de todos para ganar cualquier GP fue el que acabó alzándose con la victoria. Pero lo hizo siendo precisamente despojado de ese cartel de favorito, el cual nunca llegó a estar en una sola persona en el Gran Premio.

Desde las primeras vueltas el viernes, se demostró que las condiciones del recién asfaltado trazado de Instanbul Park, no eran las idóneas, convirtiendo el Gran Premio en un show de trompos, derrapes, salidas de pista que igualó las condiciones.

De esta manera, ni en la clasificación ni en la carrera hubo un verdadero favorito que destacase. La jornada de sábado se saldó con la `pole position´ de Lance Stroll, la primera de su trayectoria profesional, seguido de Max Verstappen y de Sergio Pérez. Por su parte, los Mercedes ocuparon la 6ª y 9ª plaza.  

La carrera fue un caos absoluto. La pista mojada provocó que toda la gama, y el grip que esta genera se desvaneciese, generando un descontrol, en el que brillaron ambos Racing Point, que gozaron de las primeras posiciones gran parte del inicio de carrera, mientras la mayor parte de pilotos sufrían en esas condiciones. Quizás, la mayor excepción fue Alexander Albon, que se mostró más rápido que en toda la temporada hasta el trompo de la vuelta 34.

Sin embargo, en cuanto la pista mojada desapareció y tras su segunda parada, el hasta entonces líder, Stroll se vino abajo. Su compañero, Sergio Pérez se aupó al liderato y gracias a su estrategia de una sola parada, y su ya conocida habilidad para el buen trato de los neumáticos, se mantuvo en cabeza. Pero no fue el único, ya que es en ese momento, y también gracias a esa estrategia cuando la figura de Lewis Hamilton, quien había estado alejado de la cabeza la mayor parte del fin de semana resurgió.

El británico logró llegar hasta la segunda plaza tras una magnífica pelea contra Sebastian Vettel, quien completó su mejor fin de semana, y que posteriormente, adelantaría también a Pérez y se colocó en el liderato a falta de 19 vueltas y del que no se desprendería hasta el final de la carrera.

Esta victoria en la que Hamilton tuvo que luchar de principio a fin, tirar de estrategia y apelar a la épica, demuestran que el camino del héroe no es siempre sencillo, y que ha de recorrer obstáculos para finalmente, vencer y ser considerado como tal. Además, el primer puesto en Turquía le valía para consagrarse como campeón del mundo e igualaba así a Michael Schumacher con 7 títulos.

GP Sakhir

6 de diciembre de 2020. Día de la carrera del Gran Premio de Sakhir, el segundo que se disputaba consecutivamente en Baréin, aunque para esta ocasión, con un nuevo trazado más corto, que empleaba el diseño exterior creado en 2010. Esta historia tiene como protagonista a Mercedes, que ya llegaba como campeona nuevamente del Campeonato de Constructores y del Campeonato de Pilotos, con el que se alzó Lewis Hamilton.

Sin embargo, para este Gran Premio, el heptacampeón no estaba presente en el circuito. Tras reportar haber dado positivo en COVID-19 el pasado lunes, la marca alemana debía buscar un reemplazo para el GP. Muchos fueron los nombres que sonaron, unos más descabellados que otros, pero finalmente, fue George Russell quien se subiría al monoplaza de Hamilton.

El joven Russell llevaba bajo la tutela de Toto Wolff desde que el piloto le enviase un correo electrónico con todas sus exitosas participaciones en categorías inferiores. Procedimiento similar hizo cuando se tanteó su fichaje para el equipo Williams en 2019, enviando esta vez una presentación en Power Point.

Hasta la semana pasada, Russell corría con el equipo Williams. La marca británica actualmente no atraviesa la mejor racha y se ve relegada a las posiciones más rezagadas de la parrilla. Sin embargo, el piloto aceptó sin dudar la llamada del mejor equipo de la parrilla. Así, él tenía la oportunidad de demostrar que podía aspirar a ocupar ese asiento, y el propio equipo Mercedes testaba si Russell estaba preparado.

El fin de semana del Gran Premio comenzaba con Russell demostrando mucha soltura en ambas sesiones de libres del viernes pese a no haber contado con ninguna aclimatación al equipo. Todo lo contrario que su compañero, Valtteri Bottas, quien dejaba una amplia galería de salidas de pista, blocadas del neumático o de cómo no usar los límites de la pista. Sin embargo, el sábado cambio, y fue el finlandés quien se impuso al final de la jornada, logrando la `pole´. Pero Russell avisaba, quedándose únicamente a 0,026 milésimas del tiempo de su compañero.

Así, ambos Mercedes eran los favoritos. El sentimiento generalizado entre aficionados y en el propio paddock era que Russell incluso partía con ventaja respecto a Bottas, al no contar con la presión extra con la que el finés sí contaba. Comenzada la carrera, Russell aprovechó la mala salida de su compañero y se situó en cabeza, demostrando su buen hacer sin cometer errores.

Además, Max Verstappen, la principal amenaza para ambos pilotos de Mercedes abandonaba en la primera vuelta tras no poder esquivar el toque entre Sergio Pérez y Charles Leclerc, y que acababa con el neerlandés contra las barreras. La victoria, fuera de Russell o de Bottas, parecía segura, y se daba por hecha.

Pero pronto comenzaron los problemas. En la vuelta 47, el británico reportaba pérdida de potencia en su monoplaza, pero pronto el error fue subsanado. Serían 16 vueltas después cuando comenzaron los errores. El accidente de Jack Aitken, piloto que reveló a Russell en Williams, en la última curva provocaba la salida del Safety Car. Fue en este momento cuando Mercedes decidió parar a sus dos pilotos, aunque ambos ya hubieran cumplido la parada obligatoria y no necesitarán una segunda entrada en boxes.

Russell, que lideraba fue el primero en entrar, cambiando del compuesto duro al medio. Segundos después, lo haría Valtteri Bottas. El finlandés tendría que esperar casi cuarenta segundos hasta enfilar de nuevo el Pit-Lane, dado que los neumáticos que deberían ser suyos, eran los que George Russell llevaba montados. Esta situación obligó a Russell a parar de nuevo para, ahora sí, montar el neumático óptimo. Pero para entonces, ambos Mercedes habían cedido el liderato a Sergio Pérez, seguido de Esteban Ocon y Lance Stroll.

Una vez finalizado el periodo del coche de seguridad y relanzada la carrera, Russell comenzaría a remontar posiciones a un muy buen ritmo y siendo el piloto más rápido en pista. Especialmente logrado el adelantamiento que hizo a Bottas, quien a su vez se quedaba estancado en 6º lugar, y dejando mala imagen. Russell llegó hasta el segundo lugar, y comenzando a dar caza al líder, Pérez, cuando un pinchazo le obligaba a pasar de nuevo por boxes y caer hasta fuera de la zona de puntos, aunque nuevamente lograría remontar y sumar sus primeros 3 puntos en F1.

Finalmente, el podio estuvo compuesto por Sergio Pérez, quien lograba su primera victoria en la F1, y daba otra demostración más de que su presencia en la parrilla debe estar asegurada. Al mexicano, le acompañaba su ex compañero Esteban Ocon, que sumaba su primer podio en su carrera, y su actual compañero Lance Stroll, quien ha salido bien parado de las dos carreras más locas del año, sumando su segundo podio esta temporada.

Nuevamente, la F1 volvía a demostrar que el piloto favorito no siempre gana, y que son muchos los factores que pueden provocar que este acabe perdiendo. Y además, generando lo que los aficionados piden, emoción y competitividad entre más equipos de la parrilla, algo que con el cambio de reglamento en 2022 se espera acentuar para vivir carreras tan imprevisibles y emocionantes como las de los Grandes Premios de Italia, Turquía y Sakhir y las no mencionadas de Austria, Gran Bretaña, Mugello o Portimao.