El sábado por la tarde, en el Circuito de las Américas, en la rueda de prensa de los directores de equipo estarán presentes Mattia Binotto, Zak Brown y Christian Horner. Al conocerse los integrantes, distintas fuentes del paddock indican que el director de Red Bull revelaría el alcance de la penalización financiera que le impone la FIA debido a la violación del reglamento del límite presupuestario de la temporada pasada. Por el momento, la federación internacional ha comunicado que el caso de la escudería de bebidas energéticas por exceder los 145 millones de dólares se considera como “irregularidad menor”, por lo que no excede por más de cinco millones el límite, si bien sigue siendo motivo de sanción.

Horner podría desvelar la cifra para arrojar algo de luz sobre la supuesta ventaja que habría obtenido su escudería, escenario que inclinaría la balanza a favor de los de Milton Keynes, en caso de que la multa fuese inferior a los 4 millones de dólares, algo menos de 4,1 millones de euros al cambio.

Por si fuera poco, en las últimas horas crece el rumor de que habría otra disputa entre la FIA y RedBull por la remuneración que percibe el propio Adrian Newey, en torno a los 10 millones de euros, y su papel real en el organigrama del equipo.

Si la información que circula por el paddock es verídica, el director técnico prestaría sus servicios a través de su propia empresa, con la cual RedBull tiene un contrato de colaboración, intentando hacer pasar dicho gasto como un extra no sujeto al límite presupuestario, siendo una serie de asesoría que liberaría un hueco en la excepción de los tres salarios más altos que quedan fuera del límite financiero.

La vacante que se habría liberado quedaría disponible para otro de los empleados mejor pagados, siendo dicho escenario una infracción “menor” teniendo en cuenta que el cuarto sueldo más alto pagado por dicha escudería no supera los 7,5 millones de euros.

Por otra parte, la especulación de que los presupuestos de RedBull excedan el límite de gastos en restauración y comidas hace sospechar, según Horner, que “todos tenemos esa partida de gastos en el presupuesto, pero tiene poco sentido identificar ese gasto como razón de peso para sobrepasar el límite presupuestario”.