La carrera deportiva de Carlos Sainz está plagada de triunfos, entre los que destacan los campeonatos mundiales de rally en 1990 y 1992, y su único Rally Dakar de 2010.

Sin embargo, su palmarés podría ser mucho más laureado si no llega a ser por la mala suerte. Sí, no está bien achacar los resultados a la suerte, pero Sainz es de esos pilotos que, por alguna razón, no lograron lo que deberían por pequeños detalles… simplemente por mala suerte.

“La cagamos Luis, la cagamos”

Carlos Sainz debutó en el Campeonato del Mundo de Rally en 1987, aunque ese año y el siguiente apenas disputó carreras. No fue hasta 1989 donde pudo hacerlo de forma regular, con su legendario Toyota Celica que tantos disgustos y alegrías le había dado.

Ese año, Sainz estuvo cerca de proclamarse campeón, pero la rotura de la transmisión de su Celica cuando apenas quedaban dos tramos le impidieron la gloria. Sin embargo, los tres años siguientes fueron muy exitosos, ganando el campeonato en 1990 y 1992, siendo subcampeón en 1991. Su etapa con el Toyota Celica fue la mejor en cuanto a éxitos.

Foto: Carlos-Sainz.com

Después de una mala temporada con el Lancia Delta, Sainz estuvo dos años con Subaru, volviendo a estar entre los primeros, siendo subcampeón en 1994 y 1995.

En el primer año, en Inglaterra, el madrileño dijo la famosa frase: “La cagamos Luis, la cagamos”… Carlos se dirigía así a su inseparable copiloto, Luis Moya, después de que el Subaru se saliese de la carretera y chocara contra unos troncos, perdiendo todas las opciones de ganar el campeonato.

Foto: Carlos-Sainz
Foto: Carlos-Sainz.com

“¡Hostia, la oveja!”

En 1997, Sainz y Moya formaban parte del equipo Ford, pilotando el famoso Escort. Ese mismo año, en Nueva Zelanda, Sainz iba recortando cada vez más tiempo al líder, parecía que la remontada era posible.

Sainz debía ir al límite para ganar, y estaba en ello. Cuando más cerca estaba de ganar, la mala suerte le apareció después de un rasante en forma de oveja. Allí estaba, en medio del camino, y Sainz se cruzó con ella. No pudo hacer nada para esquivarla. Luis Moya interrumpió su discurso de ruta para decir: “¡Hostia, la oveja!”… seguido por un “limpia”, en referencia al parabrisas. Pudieron seguir, pero comenzaron a tener problemas de frenos y de velocidad, perdiendo así, una vez más, el campeonato. De nuevo, con la miel en los labios.

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Foto: Carlos-Sainz.com

“¡Trata de arrancarlo, Carlos!”…

En 1998, con el Toyota Corolla, Carlos Sainz y Luis Moya vivieron en Inglaterra la que seguramente ha sido la situación más agónica de sus carreras deportivas.

Faltando apenas 500 metros para la meta y con el líder Tommi Mäkinen que acababa de abandonar ese carrera, Carlos solo tenía que acabar con un buen tiempo. El título era prácticamente suyo, pero el coche sufrió una avería. “¡Trata de arrancarlo, Carlos!”, decía un desquiciado Luis Moya que veía como perdían en la recta final. Su Toyota comenzó a llorar y a echar humo. Y así, en la cuneta bajo el humo y a 500 metros de la gloria, se le escapó de nuevo el campeonato.

Foto: Carlos-Sainz.com

“No tenemos gasolina” y la mala suerte en el Dakar

Nada más retirarse del Campeonato Mundial de Rally en 2005, Sainz decidió meterse en el mundo del Dakar en 2006, en aquella época, Paris-Dakar por África.

Sus dos primeros años con Volkswagen no fueron muy buenos, a pesar de que ganó varias etapas en esos dos años, pero terminaría undécimo en 2006 y noveno en 2007.

Tras el parón del Dakar en 2008 por amenazas terroristas en África, en 2009 Sainz se volvió a topar con la mala suerte. Ese año Sainz iba muy rápido, había ganado seis etapas y era líder a falta de tres para el final. Hasta ese momento, Sainz tenía una ventaja de 27 minutos sobre su perseguidor, Mark Miller.

Una mala lectura en la hoja de ruta hizo que se saliese del camino adecuado, yéndose a un terraplén de cuatro metros, estrellando su Volkswagen sobre una superficie irregular de grandes piedras. Fue el primer abandono de Sainz en el Dakar, perdiendo la opción de ganar el rally más duro del mundo.

Foto: Red Bull Motorsport

Al año siguiente, Sainz se resarcía de sus problemas con la suerte y logró hacerse con el título, ganando dos etapas y venciendo a su eterno rival en el Dakar, Nasser Al-Attiyah. Una de cal y otra de arena.

Su etapa con el Buggy no fue buena. El coche no era competitivo, aunque llegó a ganar una etapa. El Buggy era especial, un coche que a simple vista ya se veía distinto a todos los demás del Dakar, y su pequeño depósito le traía quebraderos de cabeza a Sainz. “¡No tenemos gasolina!”, dijo el madrileño al final de una etapa en 2013, siendo remolcado por un compañero para llegar a meta horas más tarde de lo previsto. Dos días después, el motor del Buggy dijo adiós, siendo definitivo el abandono.

Foto: Carlos-Sainz.com
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En 2014 sucedería algo similar. Tenían que desviarse para repostar gasolina, y al regresar, sufrieron un grave accidente del que salieron ilesos él y su copiloto, pero su Buggy no podía seguir. En 2015, ya en Peugeot, una gran piedra que no pudo ver por el polvo de una moto mientras iba a adelantar destrozó su coche. De nuevo, otro abandono en el Dakar.

2016 parecía ser un gran año para Sainz. Con el Peugeot y una buena puesta a punto, Sainz lideraba la categoría de coches con cierta ventaja. Sin embargo, la rotura de una pieza que se encuentra entre la caja de cambios y el motor hizo que, una vez más, tuviese que abandonar. Era la décima etapa.

Sainz lleva cuatro años consecutivos sin acabar el Dakar y, aunque no logra ganar tantas etapas como en su inicio, el madrileño sigue afrontando cada año con la misma ilusión, siendo candidato al título todos los años.

2016 puede ser el año que Sainz logre su segundo Dakar, sus precedentes le deben uno, pero debe ganárselo por sí solo. Peugeot apuesta por él, son un equipo muy competitivo con grandes pilotos como Peterhansel, Loeb o Despres, conocidos como “el cuarteto mágico del Dakar”. Sus rivales serán el equipo Mini, que piensan regresar a los más alto en la categoría de coches.

Foto: Carlos-Sainz
Foto: Carlos-Sainz.com

Una vez Sainz dijo: "Los pedales están para pisarlos a fondo. Si quitas el pie del acelerador es para apurar una frenada y si sueltas el pie del freno es para volver a dar gas al máximo". Quizás su excesiva velocidad sea lo que le haga cometer esos errores, quizás sea la mala suerte, pero lo que sí está claro es que lleva pilotando igual desde que era un niño, y muchas veces perdió, otras muchas venció.