Querido Ángel,

Madrugada del 4 de agosto. No podemos conciliar el sueño. Nos enteramos por unos compañeros que te están rindiendo homenaje en Telecinco, de la mano de Bertín Osborne. Nos animamos a coger el mando y, dirección a la caja tonta, mantenemos pulsado el botón. La televisión se enciende. Y ahí, sin más, aparece tu imagen, en primer plano…

Te escribimos desde Sevilla, desde Madrid, desde Barcelona, desde Xerez, desde Málaga, desde aquí abajo. En concreto, en la ciudad hispalense hace calor, mucho calor. Ciudad, sin lugar a dudas, especial para ti. Aquí lograste tu primera victoria en un Campeonato de España de 125cc.

Muchos son los que hablan de tu legado. No pudimos verlo, no pudimos disfrutarte como hubiésemos querido. Y creemos que, hoy en día, no somos capaces de hacernos una idea de lo que fue tu legado, ese 12+1 (como tu decías), que has dejado.

Desde aquí abajo, seguirás siendo el más grande. Fuiste el pionero. Pionero de esta nueva generación que tenemos de pilotos españoles. Pilotos españoles que seguirán intentando estar a tu altura… A la altura de uno de los más grandes, sino el que más.

Desde aquí abajo, uno piensa en cómo pueden cruzarse los caminos de las personas. Quizás te suene Indianápolis. Agosto de 2006. Tu sobrino sufrió un gravísimo accidente que le dejó al borde de la muerte. Once años después, en el mismo mes. Ambos caminos iban a converger, con la mala fortuna de que tu camino iba a ser diferente… Vidas distintas, caminos convergentes.

Aun así, sabemos que le has dejado el mejor legado a tu nieto: una moto con una frase que marca tu vida, tu saber estar… “Hay que mirar a la carrera de la vida”. Esa es la mejor carrera y, desde aquí, la miraremos con sabor agridulce por ti.

Llegando al final del programa, imágenes tuyas se fundían con una canción de Radio Futura que decía así: “Un día más, me quedaré sentado aquí”. ¡Ojalá Ángel! Ojalá te tuviéramos otro día más sentado aquí, con nosotros. Porque, es cierto, salió de ti el decir que de este mundo nos vamos todos… que nadie se escapa. Pero hay un momento de lucidez antes de irnos. No has querido hacer daño a nadie. Te has ido como querías irte: cómodamente. Pero, con una excepción añadida: siendo el más grande.

Aquí recogerán tu legado… Y tranquilo, conseguiremos una de las pocas cosas que te quedaba por ver, por disfrutar… Lo que es uno de tus sueños: que Márquez y Rossi se fundan en un abrazo italohispano que incluso será bautizado, y que guardará una mirada… Una mirada al cielo… y un nombre: Ángel Nieto Roldán.

¡Siempre en el recuerdo, campeón! Siempre serás, por muchos años que pasen, único en el mundo… Único con 12+1.

PD: Ya sabemos que no te gusta que te digan abuelo. Tranquilo, para nosotros siempre serás “El Niño”.