Los homenajes al último héroe caído del motociclismo no cesan. La memoria de Dani Rivas, fallecido el pasado 19 de julio en un desafortunado episodio en Laguna Seca, sigue muy viva. En parte, gracias a dos personas que estuvieron muy unidas al gallego durante su carrera deportiva, y a la que su dolorosa pérdida afectó más que a ningún otro compañero o rival en pista.

Los hermanos Espargaró siguen sin dar a conocer los límites de su corazón y han vuelto a hacer una de las suyas. Sin que 'Willy', padre del carismático piloto moañés, supiese nada, Aleix y Pol, naturales de la localidad catalana de Granollers, aparecieron en Moaña, en la casa del malogrado piloto, con varios regalos especiales para su padre y su familia.

Se trata de la moto con la que Dani logró su último éxito. La moto con la que logró la pole en Aragón, su última prueba del CEV disputada, y con la que fue segundo en la carrera del domingo. Aleix Espargaró se puso rápidamente en contacto con Eduardo Salvador, mánager del EasyRace, para que su sueño fuese posible y dejar esta joya en la casa que merece y junto a su verdadero dueño.

Además, el piloto de Suzuki ofreció a la familia Rivas el casco conmemorativo que usó en el Gran Premio de Indianápolis, en honor a su gran amigo. "Teníamos una relación muy especial con Dani y hemos sentido mucho todo lo que pasó, así que es lo menos que podíamos hacer por Willy", afirmaba el mayor de los hermanos Espargaró tras su sorprendente aparición por Moaña.

"Pensamos que sería un bonito detalle y nos pusimos en contacto con Edu Salvador, que ha preparado la moto con mucha rapidez y nos ha permitido que se la hayamos podido traer hoy a casa de Dani y poder entregársela a su familia", admitió Espargaró, que recibió los calurosos y emotivos abrazos del orgulloso padre de Dani Rivas. Y es que Dani ya dejó de correr, pero su carisma y su leyenda, porque ahora ya es una leyenda en su localidad, siguen perdurando.