El Campeonato del mundo de motociclismo llegaba al trazado nipón de Motegi con las tres categorías buscando rey, y salía de allí con dos de ellas todavía más abiertas. La madrugada española asistía al caos de Moto3 y cerraba su noctámbula jornada con la victoria de Jorge Lorenzo que obligaba a Marc Márquez a esperar a Valencia.

Poco antes, el mismo Márquez había dejado de ser el vigente campeón de Moto2. El culpable no fue otro que el que fuera su rival un año atrás: Pol Espargaró. Con una incontestable victoria en Japón, el menor de los Espargaró certificaba un título mundial que tres años antes se le había escapado por primera vez.

En aquel ya lejano 2010, ‘Polyccio’ sucumbió ante Nico Terol y el propio Marc en la extinta 125cc. Fue el primero en bajarse de aquel tren, ya que llegó a la cita final de Valencia sin opciones matemáticas. Tampoco en 2012 pudo disfrutar en Cheste de una pelea final por el título, que ya era de Márquez.

Dos duras derrotas que a la postre han sido las bases de la primera victoria. Pol ha hecho de la perseverancia su mejor virtud, y aunque a comienzos de año era tan favorito que ni siquiera firmaba llegar a Valencia dependiendo de sí mismo, durante la temporada ha tenido que hacer gala de ese tesón que se le echó en falta en años anteriores para acabar proclamándose campeón del mundo de Moto2.

A rebufo de Redding

Que la categoría intermedia sea la única cuyo título esté decidido antes de la ya tradicional despedida de la temporada en el Ricardo Tormo no debe hacer pensar en una superioridad continuada desde comienzos de año. Ni muchísimo menos.

Si hace nueve meses el 99% de las quinielas colocaban a Espargaró como favorito indiscutible al título, hace no tantas carreras sus opciones parecían diluirse ante el empuje del británico Scott Redding, su gran rival por el título con permiso de su compañero Tito Rabat. Que las temporadas son muy largas es mucho más que una recurrente coletilla, y eso es algo que ‘Polyccio’ ha sufrido en sus propias carnes en este 2013.

Su victoria en Losail no hizo sino reforzar su liderato, pero las cosas se torcieron pronto. Los ‘ceros’ en Austin y Le Mans, pese al tercer puesto de Jerez entre ambas, le dejaban con 41 puntos de 100 posibles, y el cuarto puesto de Mugello tampoco lograba mitigar el fiasco inicial.

Todo empezaba a ir demasiado bien. Era demasiado fácil…

Tuvo que llegar Montmeló, su casa, para recuperar la senda de la victoria, que repitió en Assen. Dos triunfos que, unidos al tercer puesto de Sachsenring, le metían de lleno en la lucha por la general, llegando a las vacaciones con los deberes hechos.

Un periodo estival que le trajo la noticia que todo niño que se sube a una minimoto sueña con recibir algún día: correr en MotoGP. El equipo Monster Yamaha Tech 3 confirmaba su fichaje de cara a 2014, donde se convertiría en el compañero del británico Bradley Smith en el equipo satélite referencia de los últimos años, sustituyendo a Cal Crutchlow.

Todo empezaba a ir demasiado bien, era demasiado fácil. Llegó entonces la depresión post-vacacional. Regresó del parón veraniego con dos cuartos puestos en Indianápolis y Brno, y la decepcionante octava posición que ocupó en la victoria de Redding en Silverstone volvió a encender todas las alarmas. A falta de seis carreras, la desventaja con Scott alcanzaba los 38 puntos. Redding, vestido con los colores británicos ante su público, se veía camino de hacer historia, siendo el primer campeón del mundo de su país en 36 años desde que Barry Sheene ganase su segundo y último título en 500cc.

Un título al sprint

Se había acabado el margen de error. Ya solo valía ganar, o en su defecto, quedar siempre por delante de Scott. La victoria en Misano fue toda una declaración de intenciones, pero a efectos morales, el golpe fue mayor en Aragón. Con Nico Terol y Tito Rabat por delante, Pol y Scott se jugaban la última plaza de podio disponible. Se la llevó el español en una lucha memorable en la que ganó mucho más que una tercera plaza.

En Sepang solamente Tito pudo con él, y el séptimo puesto de Redding abría de par en par la lucha por el título, incluso para Rabat. A falta de tres carreras, a Pol ya solamente le separaban nueve puntos del liderato. Después de todo lo sucedido, volvía a depender de sí mismo.

El mítico Phillip Island acogía la primera de las tres finales por el título de Moto2. Allí, un año antes, el catalán había logrado una victoria tan incuestionable como estéril. Toda la presión recaía sobre sus hombros en un fin de semana en el que los defectuosos Dunlop fueron los tristes protagonistas.

Campeón al sprint y campeón con mayúsculas. Desde lo más alto del podio.

Las gomas de Moto2 que tanto habían hecho sufrir a Pol durante el año, obligaban a la reducción de la carrera de la categoría intermedia a solo 13 vueltas. Eso hizo que la calificación sabatina cobrara una especial relevancia, dado el poco tiempo que habría para adelantar el domingo. Una buena posición en parrilla era vital, y era exactamente lo que buscaba Redding cuando los Dunlop de su Kalex le llevaron de bruces contra el suelo, fracturándose la muñeca.

Pol no falló y se hizo con la pole, la quinta de la temporada. Las cuatro anteriores las había saldado con victoria, pero en Australia Tito Rabat estaba dispuesto a cortar esa racha. Su compañero de equipo veía renacidas sus opciones al título, y se hizo con la segunda posición en parrilla. Sin embargo, en carrera cometió un error que le relegó hasta la octava plaza, y Pol aprovechó para mantener su perfecto ratio de conversión de poles.

El título quedaba en bandeja de cara a Japón, ya que nadie contaba con la presencia de Redding. Pero apareció. El titánico esfuerzo en la rehabilitación por parte del inglés le permitió estar en parrilla para intentar evitar el título del español. Dicha ilusión duró poco. Redding se vio envuelto en una caída múltiple originada por Tito Rabat, y la consiguiente bandera roja dejó una nueva carrera al sprint, en esta ocasión a 15 vueltas.

Campeón con mayúsculas

Sin sus dos rivales en pista y desde la séptima posición de parrilla, Pol Espargaró Villà se enfrentaba a la carrera más importante de su vida. Por primera vez en la misma, y pese a haber estado peleando por el título tanto en 2012 como en 2010, veía apagarse el semáforo sabiendo que el banderazo final podía proclamarle campeón del mundo. Salía séptimo y le bastaba con eso, con ser séptimo en meta y sumar los 9 puntos que elevarían su distancia a 25, inabordable matemáticamente en Cheste.

La facilidad de la empresa que tenía por delante, y la dificultad de rebasar a seis pilotos en tan pocos giros invitaban a pensar en una carrera conservadora, sacrificando una pequeña batalla para ganar la gran guerra. Los primeros segundos de la prueba dejaron patente que no iba a ser así. Con la moto parada veía doce neumáticos delante. Al llegar a la primera curva solo veía dos, los de Mika Kallio. Ni siquiera el finlandés pudo hacer valer su status de ‘poleman’ ante el arrojo del español, que le rebasó sin dificultades y se fue en solitario a por la victoria. Ya que sus rivales no podían pelear quería demostrarles que, de haber podido hacerlo, el resultado hubiera sido idéntico.

El nombre de Pol Espargaró ya figura indeleble como campeón de Moto2 2013

Pese a lo irregular de la temporada, desde Mugello había finalizado siempre en el top 4 (con la excepción de Silverstone); y llegada la hora de la verdad encadenó dos victorias consecutivas mientras sus dos rivales por el campeonato acababan en el asfalto. La experiencia de otros años, donde los errores los había cometido él, fue vital para marcar la diferencia en el tramo de la temporada en el que se deciden los títulos.

Campeón al sprint y campeón con mayúsculas. Desde lo más alto del podio.

Los vencidos

Si un año antes era Pol el que con su subcampeonato daba lustre al título de Márquez, esta vez ha sido Scott Redding el encargado de poner en valor el suyo, siendo un dignísimo rival como lo fuera el de Granollers el año pasado. Y por si fuera poco, que no lo es, Tito Rabat surgió como inesperado ‘outsider’ desde la penumbra, aprovechando que los focos mediáticos iluminaban solo a la pareja de baile formada por Pol y Scott.

Una pareja que no pudo deleitar a la parroquia mundialista con el último vals, pero que tendrá tiempo de reencontrarse en MotoGP, donde en 2014 serán los dos grandes candidatos a ‘Rookie del año’, ya que Redding estará enrolado en las filas del Go&Fun Gresini, pilotando una Honda ‘carreras-cliente’ con Álvaro Bautista como compañero.

Por su parte, Tito Rabat ha sido la gran revelación de la temporada. Ya en la presentación del Tuenti HP 40 se postuló al título, negándose a aparecer como simple escudero. Una vez en pista, no hizo sino demostrarlo al estrenar en Jerez su casillero de victorias mundialistas. Para 2014 será el hombre a batir, y lo será vestido con los colores del Marc VDS, donde heredará la moto de Redding con Mika Kallio como compañero.

Junto a ellos dos estarán otros pilotos que en algún punto de la temporada han brillado con luz propia en la categoría. Sobre todo la tercera dupla ganadora en discordia, la del Mapfre Aspar Team. Junto a los cuatro de cabeza, solamente Nico Terol (Austin y Aragón) y Jordi Torres (Sachsenring) han sido capaces de subir a lo más alto del podio.

Un podio que también han pisado nombres de la talla de Thomas Luthi, Takaaki Nakagami, Dominique Aegerter, Johann Zarco, Simone Corsi o Xavier Simeon. Nombres cuya magnitud da idea de lo logrado por el de Granollers, y que pelearán poner su nombre en los libros de historia en 2014, con permiso de 'rookies' del nivel de Luis Salom, Maverick Viñales, Sam Lowes o Josh Herrin.

Justo debajo del de Pol Espargaró, que ya figura indeleble como Campeón del Mundo de Moto2 2013.

Fotos: Blogdedeporte, Mundomotero, Motociclismo, Revistadelmotor, Mundodeportivo, Epimg y Reuters.