La felicidad de ser campeón del mundo. Ese fuego que sienten unos pocos, la rabia hecha felicidad, a veces lágrima, fue lo que sintió Brad Binder en el día de hoy. Ha ganado de todas las formas posibles, líder desde Argentina, y en el Gran Premio de Aragón dio la estacada final. No ganó la carrera, pero ni falta que le hacía. Acabó segundo, pero con el título en sus manos.

Un título mundial de récord, pues desde que empezó la categoría ningún otro piloto en Moto3 ha sido capaz de proclamarse campeón con tanta antelación, faltando todavía cuatro carreras para el final de campeonato. Son números de estrella y, claro, Bnder aún no lo puede terminar de creer: "Todavía no me lo puedo creer. Cuando crucé la línea de meta levanté la cabeza y miré a mi equipo para comprobarlo. Tal vez esta noche cuando me vaya a dormir me daré cuenta del gran mérito de lo que hemos conseguido hoy".

Lo suyo es de mérito, una historia de sacrificio, pues viene de un país donde el motociclismo no destaca por ser un deporte puntero. Se ha convertido de ese modo en el tercer sudafricano en ser campeón, un nuevo capítulo para la historia. La felicidad, como es normal, no terminó en llegar: "Estoy muy feliz, en especial por mis padres, que han hecho tantos sacrificios por mí. También por mi equipo y todos los que me han ayudado a llegar hasta aquí. No puedo agradecer lo suficiente".

Brad Binder rodando en el circuito aragonés / Foto: Red Bull KTM Ajo
Brad Binder rodando en el circuito aragonés / Foto: Red Bull KTM Ajo

Hoy fue la estrella, no podía ser de otra manera. Todos querían hablar con el campeón, preguntarle, estrecharle la mano, las cosas típicas que suceden en un paddock. Él intentó tomárselo con calma, como si no acabase de conseguir un título mundial, pero los nervios estaban ahí: "Traté de tomarme las cosas como cualquier otro fin de semana. Después de todas las preguntas de la prensa y los aficionados, que es un poco chocante al principio".

Binder cebe acostumbrarse porque ha conseguido el sueño del piloto. Es campeón y tiene cuatro carreras para disfrutar de la condición, sin más presión que la que pueda imponerse él mismo: "Es genial haber conseguido el título aquí en Aragón y dedicar las cuatro carreras que quedan para disfrutar y dar lo mejor de mí mismo."