La temporada 2016 de Dani Pedrosa está siendo frustrante. Por supuesto, está lejos, muy lejos, del liderato del campeonato, que, para más inri, ostenta su compañero de equipo Marc Márquez. Pero ese no es el principal dolor de cabeza que inquieta al tres veces Campeón del Mundo. No encuentra el camino a seguir en el desarrollo de una moto que, como el propio piloto ha insinuado en alguna ocasión, nació bajo las directrices de su compañero, y que él no comparte, pues para nada se adaptan a su estilo de pilotaje. Esto, unido a la nueva reglamentación, con unos neumáticos Michelin extremadamente duros y difíciles de calentar para un piloto de la constitución de Pedrosa y a una electrónica arcaica y de complicado entendimiento, están provocando que el piloto de Castellar del Vallès esté sufriendo lo indecible y que esté completando la peor temporada desde que está en la categoría reina. 

Dani Pedrosa siempre ha sido un piloto reconocido dentro del Paddock del Mundial. Nadie duda de su talento, técnica y capacidad de desarrollo. Ha sido uno de los grandes artífices de las motos con las que Stoner años atrás o Márquez, más recientemente, se han coronado como campeones. Pero este año está siendo distinto. Raro es el día en que Pedrosa se asoma a las posiciones delanteras. De hecho, este año solo ha pisado el cajón en dos ocasiones: en Termas de Río Hondo y en el Circuit de Barcelona-Catalunya. En la primera, en Argentina, gozó de buena fortuna, pues las dos Ducati terminaron por los suelos por un error de Iannone, facilitando que Pedrosa se encontrara con un podio inesperado. La segunda ocasión fue más real, pues Dani, en Catalunya, mostró un buen ritmo durante todo el fin de semana, y realizó una sólida actuación, quedándose a escasos segundos de Rossi, que ganaría ese día. 

Un talento en condiciones complicadas

Pero estas dos carreras no fueron más que espejismos, oasis en la travesía en el desierto sin final que tiene el de Castellar entre manos esta temporada. Solo algunas variables inesperadas podrían hacerle ver la luz y, como mínimo, maquillar las carencias de su moto. Una de estas alternativas pasa por la lluvia, en la cual Pedrosa siempre se ha defendido bien. Algunas de sus victorias más memorables se han dado en esas condiciones. Los aficionados al motociclismo aún recuerdan la exhibición de sangre fría que dio el de Honda en Motegi el año pasado, cuando, viniendo desde atrás en una carrera que empezó en agua y terminó con la pista semi-seca, fue capaz de gestionar a la perfección sus neumáticos y remontar desde la cuarta posición hasta la primera durante las últimas vueltas. En 2013 completó una actuación similar en Le Mans, donde se mostró como el piloto más sólido en unas condiciones complicadas y se aupó con la victoria que, en aquel momento, le permitía liderar el campeonato. 

Pedrosa celebrando su victoria en Motegi en 2015 | Foto: HRC MotoGP

Sin embargo, este 2016 no tiene nada que ver con el resto de los años en que Pedrosa ha estado en la categoría reina. Ni la lluvia se alía con él. Y no porque no haya llovido, porque vaya si ha llovido este año. La temporada de regreso de Michelin al campeonato como suministrador único de neumáticos esta llevando a la marca francesa a ser muy precavida con los compuestos que lleva a cada evento. El ridículo que hicieron en Argentina, cuando le estalló el neumático trasero a Redding, les dio más argumentos para ser aún más conservadores. En lo que respecta a los neumáticos de lluvia, Michelin ha reconocido en alguna ocasión que aún están en desarrollo. 

Los Michelin, un problema también en lluvia

La última actualización de dichos compuestos llegó en Assen, una cita en la que, casualmente, llovió. Durante los pocos eventos en los que la lluvia acompañó a los participantes en algún momento del fin de semana, Pedrosa se había mostrado entre los primeros, pero el nuevo neumático que Michelin trajo a la Catedral no fue del agrado de Pedrosa, que el sábado quedó eliminado en la Q1, algo inaudito en un piloto de su nivel. Al día siguiente, bajo un diluvio y cuando venía remontando con ritmo para ganar, Dirección de Carrera, a buen criterio, decidía detener la carrera.  En la reanudación, las sensaciones ya no fueron las mismas, y Pedrosa se fue al suelo antes de completar la primera vuelta. Ironías del destino, ese día ganó una Honda, pero no la de su compañero, sino la de Miller, piloto satélite de la marca japonesa. 

"Antes, en lluvia teníamos buenas sensaciones, pero a partir del cambio que introdujeron en Holanda ya no ha sido lo mismo"

En Alemania, también bajo la lluvia, aunque esta vez en condiciones mixtas y en una carrera flag to flag, una mala estrategia en boxes –o una falta de entendimiento entre el piloto y sus mecánicos, según afirmó el '26' al bajarse de la moto–, alejaron a Pedrosa de toda opción de podio. Márquez, con su misma moto, ganaba con autoridad. El último episodio de esta frustrante temporada se vio pocos días atrás en Brno, cuando en una carrera disputada íntegramente en condiciones húmedas, Pedrosa firmó una decepcionante duodécima posición, sin ritmo en todo el fin de semana, ni en seco ni en lluvia, y con una frustración evidente tras la carrera. El propio piloto reconoció, a los micros de Motorsport, que algo ha cambiado en relación a la lluvia. "Antes, en mojado teníamos buenas sensaciones, pero a partir del cambio que introdujeron en Holanda ya no ha sido lo mismo", afirmó Dani Pedrosa. En Brno, para añadir más leña al fuego, volvió a ganar una Honda, y, como en Assen, tampoco fue la de su compañero, sino la de otro piloto satélite, Cal Crutchlow. 

La moto rinde, el piloto no

Los resultados, a día de hoy, no engañan. Marc Márquez, con Honda, está líder del campeonato. El talento del '93' está ahí, y nadie lo discute. Ha ganado carreras en todas las condiciones, los cuales se pueden achacar más a pilotaje que no a rendimiento puro de la moto, pero son victorias igualmente. Lo más preocupante es que, además de Márquez, otras dos Honda también han ganado en condiciones complicadas, lo cual muestra que quizá, y solo quizá, el problema ahora mismo pase más por la espiral negativa en la que ha entrado Pedrosa desde hace algunas carreras que no a la montura que pilota.

Esta claro que el de Castellar, por sus características, es un piloto especial, muy sensible a todo cambio que pueda haber en su moto y que se ve mucho más limitado cuando la moto no está a su gusto. Todas estas premisas, en una temporada con tantos cambios como es la actual, van en contra del estilo de Pedrosa. El propio piloto reconoce no estar en un buen momento a nivel anímico, y así lo expresó a Motorsport tras la última carrera. "Este momento es muy difícil por la impotencia que me genera no poder dar más dar y arreglarlo rápido, el no encontrar la tecla y que no te salga el resultado cuando das el mil por mil", afirmó. Aunque suene triste decirlo, y más hablando de un piloto de su categoría, el objetivo real del '26' de aquí a final de temporada sería terminar con dignidad la temporada y, si puede, encontrar alguna solución que le pueda ayudar a mejorar sensaciones, sobre todo de cara a la próxima temporada. Por el bien del Mundial, que así sea. 

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