Con el objetivo de pisar el podio en lo que queda de temporada, Aleix Espargaró llega a Phillip Island en plena progresión. La comprensión de la nueva electrónica es cada vez mayor, lo cual le está permitiendo asomarse cada vez con más asiduidad a las primeras posiciones. El fin de semana pasado, en Motegi, fue cuarto, a escasos segundos de su objetivo que, casualmente, le arrebató su compañero de equipo, Maverick Viñales. La Suzuki está cada vez a mejor nivel, y ahora el Mundial llega a un trazado que, sobre el papel, se adapta a la perfección a las peculiaridades de la moto japonesa. 

El piloto de Granollers, inconformista, no olvida la última carrera. La recuerda con algo de decepción, pues el piloto destaca por su ambición sin límites. "El pasado fin de semana fue algo agridulce para mí: estoy contento por el cuarto puesto, el mejor de la temporada, pero algo decepcionado por haberme quedado tan cerca del podio", reconoce el mayor de la dinastía Espargaró. 

A pesar de este mal sabor de boca, Espargaró se queda con la parte positiva de este resultado: su montura ha mejorado y está cada vez más cerca de las motos punteras. "El rendimiento de la semana pasada fue una prueba más de que estamos mejorando y siendo más efectivos con la puesta a punto de la electrónica", afirma , destancando también la progresión en su pilotaje en las últimas carreras. 

Asalto al podio

Aleix Espargaró tendrá este fin de semana una buena oportunidad para resarcirse. El trazado de Phillip Island, complicado para los pilotos a la vez que espectacular para los aficionados, se adapta casi a la perfección a la Suzuki, como ya demostró Maverick Viñales durante el invierno. "El trazado australiano es muy favorable para las características de nuestra moto. Intentaremos sacarle el máximo rendimiento", declara el piloto, que a su vez reconoce que desea "conseguir un podio con Suzuki antes de marcharme" y que dará "el máximo para lograrlo"