El Mundial de motociclismo, como práctica deportiva y competitiva, consiste en llegar a lo más alto, acumular victorias, podios y campeonatos. El libro de estadísticas del campeonato recuerda todas las hazañas de los centenares de pilotos que han pasado, con más o menos gloria, por el certamen. Los aficionados, pero, suelen quedarse con los campeones de cada año. Por ello, el objetivo de todo participante en esta disciplina aspira a ganarse la eternidad, coronándose como campeón mundial al menos una vez a lo largo de su trayectoria profesional. 

Lo habitual en todo piloto que llega a la categoría reina es que, en su andadura por Moto3 y Moto2, acumule algún entorchado en su palmarés. Marc Márquez y Jorge Lorenzo subieron a MotoGP con dos, Dani Pedrosa con tres y, en su día, Max Biaggi logró hasta cuatro mundiales antes de subir a la ya extinta categoría de los 500cc. MotoGP, este año, contará con varios casos de pilotos que estarán el próximo 26 de marzo en la parrilla de Losail y que no han logrado ningún título. El caso más sonado, sin lugar a dudas, es el de Álex Rins, quien en 2017 competirá a lomos de la Suzuki que dejó huérfana Maverick Viñales tras fichar por el Movistar Yamaha. 

Sin suerte en los momentos decisivos

La trayectoria deportiva del piloto catalán de raíces mañas ha estado marcada por un talento que siempre ha estado en las posiciones más destacadas pero al que la fortuna no le ha sonreído. Tras un debut inmejorable en el CEV –acumuló una tercera posición, un subcampeonato y, en 2011, finalmente logró proclamarse campeón–, su debut en el Mundial en el año 2012 no pasó desapercibido. Solo necesitó cuatro carreras para subirse al podio. Bajo un aguacero, en el mítico circuito de Le Mans, Rins confirmó que su talento no estaba en duda. Una carrera antes, en Jerez, el español logró adjudicarse su primera Pole Position en un circuito que conoce como la palma de su mano tras su paso por el campeonato de España. 

2013 fue su año de confirmación. Tras acumular seis victorias –solo el malogrado Luis Salom, con siete triunfos, ganó más que él esa temporada–, una última curva marcada por la épica le alejó de su sueño. La fortuna no estuvo de su parte, y Maverick Viñales, en una excelente maniobra, logró superarle y, así, coronarse como campeón en el circuito Ricardo Tormo en al última carrera del Mundial. 2014, el año donde todos los ojos estaban centrados en él, fue un año difícil. El cambio repentino a Honda no le sentó bien al español, que a duras penas pudo ser tercero, logrando dos victorias, mientras que su compañero de equipo, Álex Márquez, lograba su primer y único Mundial hasta al fecha

Foto: Páginas Amarillas HP 40

La tendencia se mantuvo durante su estancia en Moto2. Un primer año donde sorprendió a propios y extraños a lomos de la Kalex del Páginas Amarillas le permitió ser subcampeón del mundo por segunda vez en su trayectoria. De nuevo, en 2016, los focos del Mundial estaban centrados en él. Tenía que ser su año, pero unas inoportunas lesiones y la irregularidad mostrada en el tramo final de la temporada le alejaron de la lucha e incluso le privaron de repetir subcampeonato. Thomas Luthi, que estuvo lejos de él durante toda la temporada, le robó la cartera en las últimas citas del Mundial y se llevó dicho honor. 

Talento recompensado

Sus actuaciones en Moto2 no pasaron desapercibidas. En un 2017 donde la parrilla de la categoría reina cambia en su práctica totalidad, Álex Rins logró hacer algo que, en pista no pudo: robarle la cartera a Johann Zarco y conseguir una moto de fábrica, la Suzuki que dejó sin amo Maverick Viñales tras fichar por Yamaha. Zarco, de hecho, llegó a probar la Suzuki en un test celebrado en verano en el circuito de Motegi, aunque finalmente su destino para 2017 será el Monster Yamaha Tech3. 

No fueron pocas las voces que cuestionaron la decisión de Suzuki de apostar por Rins en vez de por Zarco. Davide Brivio, team manager de la fábrica de Hamamatsu, salió a la palestra para exponer las razones por las cuales decidieron apostar por el español. "Álex Rins es un joven que ya ha demostrado tener mucho talento, siempre luchando dentro de las primeras posiciones desde su debut en todas las clases del Mundial, convirtiéndose en el tipo de corredor que queremos apoyar en el futuro", declaró Brivio tras anunciarse el fichaje. En Suzuki ven en Rins un nuevo Maverick, un diamante en bruto al que pulir y hacer crecer para llegar a lo más alto, como ha hecho Viñales en 2016 de la mano de la marca japonesa. 

Suzuki ya está a la altura

La situación de la fábrica de Hamamatsu en 2017 dista mucho de la que se encontraron tanto Aleix Espargaró como el propio Viñales en 2015. Una moto sin apenas potencia pero con un chasis de los mejores fue el arma con la que compitieron esa temporada, sin demasiados buenos resultados. En 2016, la introducción del cambio seamless –sin saltos entre marcha– y una mejora importante en el motor consiguieron llevar a Suzuki de vuelta a lo más alto del podio, nueve años después de que Chris Vermeulen hiciera lo propio en Le Mans. 

Álex Rins, en su debut con la Suzuki en el circuito Ricardo Tormo | Foto: Suzuki ECSTAR

Álex Rins, pues, se encontrará con una moto competitiva ya desde el minuto uno. Andrea Iannone, quien será su compañero de equipo en esta aventura, ya logró dejar a la Suzuki en las primeras posiciones durante el test de Valencia celebrado en noviembre. Rins, por su parte, sufrió de lo lindo, como era de esperar, y no pudo ni asomarse al Top-10. Para más inri, una fuerte caída le daño dos vértebras, obligándole a estar un mes de reposo, motivo por el cual no pudo asistir a los test de Jerez que se disputaron pocos días después

La Suzuki, a priori, es una moto que debería adaptarse al estilo de pilotaje del piloto español. Fino en la entrega de gas, muy meticuloso durante el paso por curva y muy cuidadoso con los neumáticos, el español tendrá en sus manos un arma que le permitirá explotar su potencial. Su rendimiento es, por ahora, una incógnita, puesto que solo se ha podido subir a su nueva moto durante una jornada de test. Además, la adaptación a una categoría tan exigente como es MotoGP hará que Rins tarde en brillar, como ya le sucediera a Viñales en su día. Pero su momento llegará, y será entonces cuando el español pueda saldar la deuda que el destino le debe: un campeonato del mundo. En pocos días, con los test de Sepang, Rins seguirá con su adaptación. El 26 de marzo, llegará la hora de madurar entre los más grandes de este deporte.