Maverick Viñales está siendo el hombre de la pretemporada. Está en boca de todos, por las expectativas generadas en torno a su llegada al equipo oficial de Yamaha, como por los resultados vistos en los tests invernales celebrados hasta la fecha. El de Roses, que ya se fue de Sepang como el piloto más rápido, ha vuelto a marcar la pauta en el segundo día de pruebas en Phillip Island, uno de los circuitos que mejor se adapta a su fino estilo de pilotaje, y al dócil manejo de su M1, que tan buen binomio están mostrando por el momento.

Viñales, que ha completado un total de 81 vueltas, ha sido el único piloto en rodar por debajo del 1:29. De hecho, ha marcado tres giros en el 1:28 alto, lo cual muestra su facilidad para rodar rápido en cualquier momento. Ha estado al frente de la clasificación durante prácticamente todo el día y esta exhibición, por mucho que sea un simple test y en un circuito tan peculiar como el australiano, le posiciona como candidato al título. 

El ritmo de Márquez asusta

Sin embargo, pese a que los números hacen a Viñales el gran protagonista del día, por la distancia (casi medio segundo) que le distancia del siguiente en los tiempos, hay que hablar de Márquez. El de Honda, segundo en los tiempos, ha completado un total de 107 vueltas -más que nadie en la parrilla-, de las cuales 44 han sido en 1:29, un ritmo similar al que se suele seguir en el Gran Premio de Australia. Unos datos que asustan por la consistencia y facilidad que tiene Márquez para ser veloz con gomas usadas y que le convierten, pese al mejor crono de Viñales, en el hombre a batir.

Por detrás de los dos dominadores de lo que va de pretemporada aparece una segunda Honda, la de Cal Crutchlow. El británico, que siempre es rápido en circuitos de este estilo, ha puesto en práctica le leve mejora que ha mostrado su fábrica desde los discretos tests de Sepang hace dos semanas. Se quedó a apenas 16 milésimas de Márquez, aunque, evidentemente, sin la consistencia de su compañero de equipo.

No se vio hoy la mejor versión de Valentino Rossi, que se quedó en la octava posición, a ocho décimas de su compañero de equipo. Cierto es que está trabajando más en la puesta a punto y en el ritmo de carrera y no en buscar tiempos, como suele ser habitual en una pretemporada de Rossi. De cara a la galería, queda la 'anécdota' de que el 'rookie' Folger le superó por apenas milésimas, con la Yamaha satélite, y que el compañero del alemán, Zarco, rodó sólo dos décimas más lento que Rossi.

Tampoco tuvo un buen día, aunque por circunstancias muy diferentes, Dani Pedrosa. El piloto de Honda se levantó esta mañana con fiebre y, aunque estuvo en seria duda su participación en esta jornada, finalmente fue de la partida, completando 41 vueltas -el que menos de toda la parrilla- y siendo decimosexto. Para la tranquilidad de Dani queda que la Honda funciona y que él, que no suele ser rápido en Australia, no lo hizo mal en la jornada de ayer, cuando estaba al 100% físicamente.

Lorenzo sufre, Rins reacciona

Este segundo día de pruebas en Australia ha mostrado que a la Ducati le sigue faltando algo. Es cierto que Bautista, piloto satélite de la marca, sigue yendo rápido -acabó cuarto la jornada- y que Dovizioso hizo un papel decente, colocándose en quinta plaza, pero el rendimiento de Lorenzo sigue siendo bastante discreto. El balear no pasó de la decimoquinta posición en la tabla de tiempos, quedándose a 1.3 segundos del liderato y sufriendo algo más que en Sepang con una moto a la que han retocado algunas cosas para hacerla más a la medida del tricampeón.

En Suzuki también se observan novedades. Tras las dificultades que vivió Rins en Sepang, el catalán parece haber dado un paso adelante. Hoy ha acabado en novena posición, a menos de un segundo del tiempo de Viñales, y dejando atrás a su compañero Iannone, una de las sensaciones de la pretemporada hasta ahora. El italiano no ha pasado hoy de la duodécima plaza final, aunque estuvieron ambos pilotos de Suzuki por debajo de la barrera del 1:30.

 

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Sobre el autor
Rubén Gómez
Periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona.