1999 parecía ser el año de Àlex Crivillé. Muchos no le veían claro favorito, otros menospreciaban su posible título con la baja de Doohan. Sin embargo, en Cataluña, el piloto español demostró ser el mejor de la pista.

La cita de Cataluña fue la sexta carrera de la temporada. Hasta ese momento, Crivillé era el líder, y llevaba una racha de tres victorias consecutivas. Llegaba al circuito de casa muy motivado, pero debía demostrar su talento.

Parrilla inusual con las Honda detrás

La pole fue para el holandés Jurgen van den Goorbergh. Sorprendió al resto de pilotos, pilotaba una Muz Weber, pero sabían que en carrera cambiaría mucho la situación. Segundo fue Max Biaggi, y tercero Sete Gibernau. Crivillé no realizó unos entrenamientos clasificatorios muy buenos, saliendo el domingo desde la cuarta posición de parrilla. El principal rival para el título de Crivillé, Kenny Roberts Jr, salió desde la séptima posición.

Por aquel año, las Honda NSR 500 eran la mejor moto de la parrilla, seguidas muy de cerca por una Suzuki RGV que cada vez era más competitiva. Yamaha, en cambio, sufría por ser competitiva y llegar al podio, a pesar de tener grandes pilotos como Max Biaggi, Norifumi Abe o Carlos Checa, pero en circuitos como Cataluña la situación se igualaba.

Crivillé era el favorito para la victoria

A pesar de no salir desde la pole, Crivillé era el claro favorito para la victoria en Cataluña, pero lo que no sabía es que le iba a costar tanto poder conseguirla. Era el piloto más en forma de la parrilla.

Las Honda aguantaban más el calor de España que el resto de las monturas. De hecho, a pesar de que Goorberth y Biaggi saliesen por delante de estas, fueron perdiendo posiciones, siendo superados por Okada, Crivillé y Gibernau.

Sete Gibernau pilotaba una Honda NSR con motor en 'V', frente al resto que eran 'en linea'. Foto: Box Repsol

Mal día para Yamaha, podio de Honda

Yamaha no tuvo un buen día. Sus mejores pilotos tuvieron que abandonar. Regis Laconi, Max Biaggi y Norick Abe no pudieron puntuar en una carrera de muchas caídas. De hecho, solo catorce pilotos acabaron la carrera.

Con las Yamaha descartadas y Kenny Roberts lejos de la cabeza de carrera, Repsol Honda lideraría por completo con un Okada desatado, dispuesto a todo por la victoria, un Crivillé que ansiaba ganar en casa, y un Gibernau que tenía en la mano su primer podio de la temporada.

Los tres pilotos del Repsol Honda Team estaban bastante distanciados. Okada era primero, seguido por un Crivillé que nunca llegó a descolgarse pero que estaba lo suficientemente lejos como para no presionar al japonés. Gibernau y su Honda con motor en 'V' fueron alejándose cada vez más de sus dos compañeros de equipo, pero mantendría su tercer puesto hasta la bandera de cuadros.

4.727 metros son suficientes

Pasaban las vueltas, el público quería acción. Tan solo unas caídas de varios pilotos habían llamado la atención a los miles de espectadores que querían ver triunfar a Crivillé. Faltaban dos vueltas y Crivillé comenzó a recortar distancias respecto a Okada. Aún estaba lejos, pero el público no perdía la esperanza, y Crivillé tampoco.

Crivillé logró recortar un segundo de distancia a Okada en la última vuelta. Foto: Box Repsol

Cada vez más cerca, Crivillé volaba por la pista catalana, mientras que Okada ya pensaba que iba a lograr la victoria. A falta de una vuelta para el final, el catalán estaba a un segundo del japonés. Muchos ya daban sentenciada la carrera, pero otros como Crivillé no iban a dar por perdido todo el esfuerzo.

El que era líder de la general, y que después sería el primer español campeón del mundo de la categoría reina, podría haberse mantenido en segunda posición y asegurar unos puntos muy valiosos para el campeonato. Sin embargo, Crivillé estaba poseído. Algo le hizo ir al máximo, ir a por la victoria. Seguramente fue correr en casa, ante sus aficionados.

Curvas dos, tres y cuatro. Crivillé se echó encima de Okada. El japonés no se lo creía, la última vez que pasó por la recta de meta le indicaron que estaba a un segundo, y de repente oía la moto de su compañero a cinco metros.

El público se levantó del asiento

El español volaba, derrapaba por su casa. El público se levantó, y tardaría bastante en volver a sentarse. Crivillé se veía muy superior a Okada, y en la apurada de frenada de la Caixa, el español adelantó al japonés, que no se creía cómo iba a perder la victoria. Crivillé frenó mucho más tarde que Okada, pero logró trazar bien la curva y seguir por el último sector del circuito.

Últimas cuatro curvas, ambos muy juntos, pero la victoria ya tenía un dueño. Okada lo intentaba, pero no podía con su compañero de equipo, que hizo una última vuelta estratosférica. Victoria para Crivillé, seguido por Okada y Gibernau. Gran día para Repsol Honda, que completaría el podio.

Aquel día, Crivillé demostró que podía ser un más que digno campeón del mundo de la categoría reina. Aquel día, demostró que podía batir a cualquier piloto. El público se rendía ante el piloto de casa, dio un espectáculo en la última vuelta. La espera mereció la pena.