Hace ya unas carreras que Jonathan Rea corre sólo para hacer historia. Con su máquina verde está batiendo récords gracias a una temporada perfecta. Los números son de leyenda, a la altura únicamente de los más grandes. Ahí se ha buscado un hueco. Los números hablan por sí mismos: doce victorias, seis segundos y dos terceros. No hace falta decir nada más.

Tan sobrado marcha que en la próxima carrera de Jerez puede ser campeón del mudo. Le basta con hacer décimo, un top ten para cumplir el sueño de cualquier piloto. Se da por segura su corona porque de veinte carreras posibles ha realizado veinte podios. El primer piloto de la historia en conseguirlo. Si los pronósticos se cumplen y logra el resultado exigido, se convertirá en el décimo séptimo campeón de Superbikes y en el primer norirlandés en ganar el título.

Foto: World SBK

La presión podría parecer alta, pero repasando la trayectoria que lo ha llevado hasta aquí cuesta pensar en verle tambalear en la recta final. Sólo hay un piloto que, protagonizando un imposible, podría impedir que Rea se llevase el título. Se trata de Chaz Davies, que ha visto cómo su actuación en Tailandia y el doble abandono en Imola le han alejado de ser competencia real para el británico. Ha terminado en el podio en ocho de las diez últimas carreras, pero para dar la vuelta al dominio del de Kawasaki debería ganar cinco de las seis carreras restantes, ser segundo en la otra y además contar con la suerte de que Rea no consiguiera puntuar en ninguna de ellas. Cuesta imaginarlo. Tanto que el propio Davies ya le saludó como campeón.

Y es que nadie puede discutir el título de Jonathan Rea. No existe ningún 'pero' en esta temporada. Ninguna mancha que ensucie su estela de campeón. Ha estado siempre en lo más alto para que su ascenso al cielo sea directo. Ha grabado su nombre en la historia del motociclismo. No puede merecerlo más. En Jerez podría culminar su gesta. Lo tiene fácil. Puede acariciarlo. Está a seis puntos de la gloria.