Lo bueno suele hacerse esperar. En el deporte, y en el motociclismo, también. La perseverancia es una de las virtudes más determinantes a la hora de elegir a los grandes campeones. No todos tienen la oportunidad de ganar siempre que quieran. Muchos deben esperar con paciencia su momento para demostrar su talento. Ese es, sin duda, el caso de Jonathan Rea. Atrapado durante muchos años en las redes de un equipo sin rumbo y una moto sin competitiva, su alianza con Kawasaki ha dado los mejores resultados posibles.

El nuevo campeón del mundo de Superbikes ha completado, o está en ello, la mejor temporada de la historia. Está en disposición de batir todos los registros de victorias, podios y puntos en un mismo curso. Todo ello sin que ningún piloto se le acercase con asiduidad y le batieta con constancia. Rea es el nuevo rey de la velocidad. Atrás quedan tiempos turbios en Honda, con lesiones y rumores de un salto frustrado en MotoGP. Rea ha encontrado su sitio en Superbikes y está dispuesto a marcar una época.

El británico es un piloto camaleónico. Ha sabido adaptarse, durante este año, a cualquier tipo de circunstancia. Ha ganado carreras en lluvia, en las cuales es un auténtico maestro, con ritmo y escapado, con duelos hasta la última vuelta contra rivales diversos: Sykes, Davies o Haslam; e incluso ha cosechado victorias con cambios de ritmo en las últimas vueltas, dejando sentados a todos sus contrincantes. El resultado, un triunfo por KO en el Mundial.

La historia de Rea es la de la eterna promesa británica en el Mundial de Superbikes. Llegó a la parrilla en 2008 tras ser subcampeón de Supersport y caracterizado por un estilo inconfundible encima de la moto, y fue Honda, la marca del ala dorada, la que apostó fuerte por su carrera deportiva en la categoría. Pronto dejó su sello, demostrando un gran talento, especialmente en carreras sobre piso mojado, pero su moto siempre estaba un peldaño por detrás de las demás.

El punto clave de la relación Rea-Honda llega en 2014, cuando el británico está en un momento de forma espectacular y parece que la moto acompaña algo más. Encadena varias victorias y se pone líder, llegando a soñar con el título. El de la Isla de Man volvió a estrellarse contra la realidad de la inferioridad de Honda contra Kawasaki y se plantea soluciones. La primera es un paso a MotoGP que Honda le había prometido pero que finalmente no cumplió, otorgando la moto de fábrica a Scott Redding en 2015. Viendo que su ciclo en la marca japonesa había acabado, debía buscar otras opciones.

Y sin pensarlo demasiado, se le abrió una puerta de par en par. Kawasaki decidió no renovar a Loris Baz, el rebelde piloto francés que truncó el título de Sykes en 2014, y Kawasaki optó por la jugada más arriesgada: fichar a Rea y formar una pareja de pilotos con los considerados dos mejores de la parrilla de Superbikes. El estatus de Sykes como líder del equipo, vigente desde 2012, parecía tambalearse más que nunca

Y así fue. Rea pasó absolutamente por encima al que fuera campeón del mundo en 2013, aniquilando su liderazgo en el equipo y destrozando su moral. Sólo en Donington Park, territorio Sykes desde tiempos inmemoriales, y en una manga de Misano, pudo vencer Tom. También le batió en Laguna Seca, cuando ambos pelearon por la segunda plaza. Pero nada más. El Mundial que se preveía como un duelo entre los dos pilotos de Kawasaki sólo ha tenido un nombre, el de Rea.

El panorama de futuro en el Mundial también gira en torno a Rea. Tiene 28 años, está en el mejor momento de su vida, en el mejor equipo del mundo y no parece tener límites. Mucho debe cambiar Sykes para darle la vuelta a la situación en 2016. Quizás Ducati, si sigue evolucionando tanto como este año, pueda hacer una moto suficientemente competitiva en todo tipo de circuitos como para que Davies le dispute el título. Rea busca rival en Superbikes. Por el bien del espectáculo, que lo encuentre.

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Sobre el autor
Rubén Gómez
Periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona.