A falta de menos de una semana para que el Mundial de Superbikes dé su pistoletazo de salida la actuación que se puede preveer del piloto de Rubí es a día de hoy un interrogante. Una moto nueva y un mundial en el que la llegada de Nicky Hayden a las filas de Honda y las nuevas Yamahas ha descolocado a todos los expertos de la categoría, el segundo año de Torres en la disciplina 

Fue 2015 el año en el que Jordi Torres aterrizó en el planeta Superbikes. Dejaba a un lado tres años en el campeonato del Mundo de MotoGP  había cosechado una única victoria, la de Sachsenring 2013,cuando se llevó el gato al agua en la categoría intermedia. A pesar de su mala suerte, siempre fue una de la caras más simpáticas del paddock.

La temporada pasada fue la de llegada a la categoría. A lomos de una RSV4 RF y dentro de la estructura del Red Devils Aprilia pudo dar debida cuenta de su talento. Cuatro podios y una victoria así lo demuestran. Torres cerró así el año con una digna quinta posición que le valió para llevarse el título al mejor debutante del año. A pesar de la sobresaliente actuación del valenciano la marca de Noale decidió dejar de apoyar a su equipo de SBK, lo que le obligó de nuevo a iniciar otra etapa.

Para esta temporada, Torres ha recaído en la estructura del Althea Racing. Además contarán con el apoyo de BMW. Es esta su oportunidad de consagrarse en la categoría con esta alianza. Él mismo, en la presentación con su nueva escudería dejaba claro que “las expectativas son altas, hay un enorme potencial”, manifestaba el rubinense.

Además, la guinda al proyecto liderado por Genesio Bevilacqua tiene nombre y apellidos, el ingeniero Jan Weeteven, director del área de competición de Aprilia desde 1989 hasta 2004. Quince años dorados para la marca italiana. El holandés será el máximo responsable de la parcela deportiva y coincide con su piloto, la nueva punta de lanza de la fábrica alemana.

De momento los resultados tendrán que esperar. La adaptación a la nueva moto parece ser a día de hoy el factor clave para comprender cómo será la temporada 2016. Las primeras tomas de contacto no dejan nada claro si la moneda caerá de cara o de cruz.

En los últimos test, celebrado en el circuito italiano de Vallerenga, las sensaciones han sido ambiguas. Con 10 grados de temperatura ambiente, las diferencias entre la Aprilia y la BMW fueron notables. “Había un pequeño movimiento al entrar, coger y salir de las curvas que me estaba molestando y me quitaba confianza”, declaraba Torres al bajarse de la moto el primer día. Por fortuna, el segundo día las pruebas con la moto alemana fueron a mejor. El último ensayo será en Phillip Island antes de la primera carrera del sábado. 

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