El destino es caprichoso y te pone a prueba en cada instante para poder sacar lo mejor de ti y conocerte en profundidad. Esos pasos que das son los decisivos, pero no cuentas con la ayuda de nadie para darlos, tan solo la inercia e impulsividad hacen que sean firmes ante un suelo cada vez más quebradizo.

Cambiar de aires cuando los cimientos del proyecto en el que estás están quebrándose no es un acto de cobardía sino una huida a tiempo y más sabiendo que el futuro en la competición está siendo cada vez más negro al estar todos los equipos completos. Pero para poder brillar tienes que tener algo especial, ya sea carisma ante la afición y el equipo o un talento nato que pocos tienen.

Foto:Worldbk.com

Todo comenzó tras una situación extrema en el equipo de Aspar en Moto2 durante la temporada 2014, donde los resultados hablaban por si solos pese tener claro que su continuidad en esa alineación finalizaba ese año tras el anuncio de la estructura valenciana que se querían centrar en su nuevo proyecto con Mahindra en la categoría pequeña.

El piloto Jordi Torres tuvo ante sus ojos una complicada decisión, como es la de decidir su futuro más cercano, ya que su intención era la de seguir compitiendo y no tirar la toalla ante este nuevo revés que sufría. Y es que la mentalidad ganadora es aquella que ante los problemas no cesa de batallar y supera las piedras del camino con nota. Por lo que hizo como el “Ave Fénix” y se regeneró desde las cenizas que muchos hicieron de él para volver a la competición y esta vez sería en Superbikes.

Un inicio por la puerta grande

El catalán afrontaba este nuevo desafió con ilusión, donde su esencia luchadora y positiva hacia que poco a poco con se fuera adaptando a una complicada Aprilia que a marchas forzadas estaba al nivel de las todopoderosas Ducati y Kawasaki. En su primera temporada completa dejó claro el tremendo error que cometieron todos aquellos que no confiaron en él, pero sobre todo, se veía a un Jordi mucho más sonriente e ilusionado, cosa que sin duda fue gracias a su entorno.

No lo tenía fácil pero nadie dijo que iba a ser fácil. Quien lucha y persigue su meta siempre suele recibir la recompensa deseada. Torres sabía que este cambio de aires hacia que la presión recayera íntegramente sobre él, pero a base de resultados, trabajo y esfuerzo, demostró que no se habían equivocado al fichar por los de Noale.

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Tan solo le valió cuatro citas del calendario para que se subiera al podio. Fue en el complicado y estrecho trazado de Imola, donde la combinación de curvas rápidas y fuertes frenada hacia que el de Rubí lograra el ansiado podio, siendo a partir de esa cita del calendario cuando comenzara una época de optimismo gracias a sus actuaciones.

El punto fulminante de esa temporada fue sin duda durante la primera carrera nocturna en Qatar. El desierto es el fiel amigo de Torres. El de Aprilia volvía a retomarse con la victoria tras Alemania 2013. Dos largos años donde batalló lo máximo posible para reencontrarse con el triunfo, haciendo que el resto de marcas y equipos le tuvieran en cuenta para tenerle en sus filas, puesto que fue el mejor debutante del año, al terminar quinto con 247 puntos.

La aventura de BMW

Las puertas se abrieron de par en par y con las luces centelleando. Era el momento de seguir el camino que te marcaba el destino pese a que posiblemente no fuera un sendero de rosas, pero contaba con la confianza de una marca y un equipo técnico y profesional donde la experiencia era un punto a favor a la hora de desarrollar la moto.

El 21 de noviembre de 2015 se oficializó su fichaje por el Althea Racing que dejaba Ducati para pilotar una BMW. Era un proyecto arriesgado, pero la experiencia sobre la Aprilia podía hacer que el desarrollo de la montura alemana fuera realmente más rápida y eficaz con el bicampeón de Moto2 del FIM CEV REPSOL y es que la confianza que ha cogido a esa montura no ha dejado indiferente a nadie.

El español ha hecho de una moto que no era realmente competitiva una montura firme y capaz de mantenerse cómodamente en la zona de puntos. En las cuatro primeras citas ha ido de menos a más, puesto que en su debut con esta firma su mejor resultado fue un séptimo y en Assen finalizó quinto, mostrándose como un rival duro de batir, con una técnica bastante elaborada sobre la montura, siendo constante.

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Pero el colofón final llegó a partir de uno de sus circuitos predilectos. Si el pasado año logró su primer podio en esta pista, este año se quedó a las puertas de conseguirlo. El cuarto puesto supuso que el equipo pudiera respirar tranquilo y centrarse en la evolución de la moto, ya que tan solo hay tres BMW en la parrilla y se trata de un proyecto a largo plazo, pero que de la mano de Torres están llegando los resultados.

El sexto puesto en Laguna Seca hace varias semanas, hizo que fuera de los pocos que acabara todas las pruebas de la primera mitad del calendario, pero el dato más llamativo fue de esos cuatro pilotos que lograron cruzar bajo la bandera a cuadros: West, Canepa, Ramos y Torres, el de BMW fue el único que logró puntuar en todas las pruebas, siendo la única BMW que logró tal resultado.

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Por último, la constancia de Torres ha hecho que actualmente vaya en séptima plaza en la clasificación general, duplicando en puntos a su compañero de equipo, con un total de 155 puntos, quedándose a tan solo 92 tantos de igualar su resultado de la pasada temporada y a 18 tantos de Nicky Hayden.