Tras haber pasado 18 largos días luchando por su vida en la UCI del hospital romano de San Camillo, de los que 17 han sido en reanimación, Max Biaggi admite que fue "muy estúpido por arriesgar tanto cuando no debía hacerlo". Al abandonar el hospital, ha sido trasladado a la clínica Pio XI, donde empezará la rehabilitación de sus lesiones.

Estas lesiones, un traumatismo mayor con fractura de 12 costillas que afectó a los dos pulmones, han llevado al campeón de Superbikes en 2.010 y 2.012 a pasar por la sala de operaciones dos veces durante su estancia las cuales han estado a punto de llevárselo. Biaggi mismo reconocía la gravedad de las operaciones en la entrevista concedida a La Gazzetta dello Sport: "El profesor Claudio Ajmone, el médico que me ha estado tratando y que es un verdadero fenómeno, me dijo que el 85% de las personas que sufren una lesión de este nivel, fallecen en el quirófano. Me siento un afortunado porque tuve miedo, mucho miedo a morir".

Las huellas que tanto las lesiones como las operaciones han dejado en Biaggi, harán que el piloto se cuestione si seguir encima de la moto como hasta ahora. "Cada vez que tosía veía las estrellas, tuvieron que darme morfina para el dolor, me han operado dos veces, ha sido tremendo, me sacaron un litro de sangre de los pulmones pero no recuerdo nada del accidente", explicaba.

El apoyo incondicional que siempre ha recibido de su familia desde el principio, ha sido algo de lo que el italiano ha hecho referencia en la entrevista. Sus padres, hijos y esposa han viajado desde Mónaco donde viven, para estar pendientes de la evolución en todo momento: "Quise que mis hijos estuvieran conmigo, no quería que en Mónaco, donde vivimos, un lugar muy pequeño y que todos nos conocemos se enteraran por la televisión o en la calle. Han sido muy fuertes y una gran ayuda para mí".

No sólo su familia le tuvo presente durante su estancia en el hospital, sino que algunos pilotos como Marc Márquez, que lo llamó enseguida, Gigi Dall’Igna o Jonathan Rea, también han sacado un hueco de sus agendas para interesarse por el estado del romano. En el caso de Jorge Lorenzo, amigo del piloto, "el domingo tras acabar el Gran Premio de Holanda cogió un avión y vino a verme al hospital", recordaba. Biaggi agradecido por todas las muestras de cariño por parte de todo el mundo, por fin puede respirar tranquilo y decir que ha sorteado a la muerte. En estos casos en los que no se puede hacer mucho más que estar en una camilla, la cabeza sola se pone a reflexionar. Max lo ha hecho sobre su vida y ha llegado a la siguiente conclusión:

"La vida es un regalo y sólo los estúpidos no aprendemos las lecciones, debemos conservarla y aferrarnos a ella y sobre todo limitar la pasión que nos empuja a comportarnos de forma irracional. Cuando eres profesional te debes a tu carrera, pero cuando todo eso acaba y sólo te queda la pasión, no vale la pena seguir".