¿Queda algún punky en la tierra?
Sid Vicius armando jaleo - FOTO: Daily Mail,

"Disfruta o muere" reza en el libro de John Lydon (cantante de Sex Pistols) No Irish, No Blacks, No Dogs. El movimiento cultural más importante de la historia del mundo actual parece que da sus últimos coletazos. Tommy Ramone se fue, Sex Pistols no volverán y The Clash son ya un lejano recuerdo. 

Canciones de dos minutos, sin estribillos, sin solos de guitarra. No hacía falta ser buen músico. Si querías hacer ruido, ibas a ser la mayor estrella de Reino Unido. Y de EEUU en los ochenta. Y de España. La sencilla pretensión de la reivindicación se deshace entre canciones indie y pop-rock inofensivo. Iggy Pop ahora anuncia Schweppes, ese es el punk del S.XXI. 

Rebeldía e insurrección como Sid Vicius, Joe Strummer, Dee Dee Ramone, artistas como Frank Zappa o Bowie, indecentes como Slade y el Glam Rock. La música por diversión, y si sale bien ya saldrá el negocio. 

Ahora el inconformismo se filtra a través de grupos como Green Day, que tienden a halagar a The Beatles, el polo opuesto del movimiento punk. Esa banda joven, sudorosa, sin nada que perder y sin querer ganar mucho, tirada en los camerinos y tocando a cambio de bebida, a cambio de poder mirar a los ojos a la historia y al liberalismo, a la burguesía y a la reina. Donde ha quedado eso, cuando en Glastobury es cabeza de cartel Beyoncé o Jay-Z

Hay corrientes de juventud, la esperanza de la humanidad, corrientes latinas y españolas, corrientes underground americanas que quieren hacer que el punk vuelva a escena. Pero no entieden que el primer objetivo es no tener objetivos. Tocar por diversión, tocar con rabia, y tocar muy alto. Tan alto que allá en el Olimpo, Strummer pueda decirle a Vicius entre trago y trago: "Mira ahí abajo, no todo está perdido". 

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