50 años con ese ‘despreocupado’ Dylan
Bob y Suze, en Nueva York, en su residencia / Tumblr.

La vinculación de Dylan al movimiento hippie y al pacifismo (recordemos ese mayo del 68 que se inicia en Francia y se extiende por Europa y Estados Unidos) es, podría decirse, su sello distintivo. Y Blowin’ in the Wind, la canción protesta por excelencia, que abre su segundo álbum. “How many years can some people exist before they're allowed to be costless? How many times can a man turn his head pretending he just doesn't see? The answer, my friend, is blowin' in the wind…”, canta, dulce, con una letra sencilla, pura, directa. Así se conquista a millones y millones de almas que necesitan creer en un soplo de esperanza, entonces y hoy.

Mientras que en su primer trabajo, Bob Dylan, solo compuso dos temas, en The Freewheelin' Bob Dylan se lanzó con once de trece -Corrina, Corrina es tradicional y en Honey, Just Allow Me One More Chance obtuvo la colaboración de Henry Thomas-.

“Las canciones están ahí. Existen por sí mismas a la espera de que alguien las escriba. Acabo de ponerlas en el papel. Si no lo hago yo, alguien más lo haría”, asegura Dylan. ¿Cómo puede hablar con tanta humildad una persona que ha creado algunas de las más hermosas composiciones de la historia de la música? “Is your money that good? Will it buy you forgiveness?”, se cuestiona en Masters of War, otro himno de paz.

Escribe A Hard Rain's a-Gonna Fall preocupado por la llamada Crisis de los misiles en Cuba durante la Guerra Fría, con miedo a la posibilidad de un conflicto nuclear: “And what'll you do now my darling young one? I'm a-going back out 'fore the rain starts a-falling. I'll walk to the depths of the deepest dark forest. Where the people are a many and their hands are all empty. Where the pellets of poison are flooding their waters”. Un genio.

La sensibilidad de Dylan no solo se centra en preocupaciones existenciales. También es un romántico, y sus letras de amor son… son todo sentimientos, belleza, sinceridad, inocencia. Girl from the North Country está dedicada a su exnovia, en aquel momento, Echo Helstrom –“Please see for me if her hair hangs long, that's the way I remember her best”-, inspirada, a su vez, en una mala racha con su pareja Suze Rotolo. Ella se llevó la mejor –o peor, según como lo veáis- parte. De hecho, es la chica que aparece en la carátula del CD.

Don't Think Twice, It's All Rightes triste, dura y, aunque la música y el ritmo son las de un Dylan esperanzador, sus palabras no mienten. Suze se encontraba en Italia, y había alargado su estancia allí. “I'm on the dark side of the road still I wish there was something you would do or say to try and make me change my mind and stay. […] I once loved a woman, a child I'm told, I give her my heart but she wanted my soul”, cuenta un Dylan que se siente abandonado y desesperado, casi como si hablase consigo mismo.

Sí, han pasado cinco décadas. ¿Importa, acaso? Las canciones de Bob Dylan parecen haber nacido ayer. Él nos habla de valores que nunca mueren y nunca van a morir. Por eso es grande. Por eso no importa si su voz no es la de Freddie Mercury, Elvis Presley o Robert Plant. Él tiene el alma.

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