Summertime, estío inmortal
Sarah Vaughan. (Foto: Wallpaperscraft).

Aunque parezca mentira, Summertime nace de la ópera Porgy y Bess. Gershwin se inspiró en la música popular afro-americana de la época. Ésta es la original, interpretada por Abbie Mitchell.

A partir de aquí, las versiones son incontables. Empecemos con las tres grandes musas del jazz, Ella Fitzgerald, Billie Holiday y Sarah Vaughan. Ella le da su toque aniñado, dulce y elegante. Billie aporta la melancolía y el dolor siempre presentes en su voz, ronca y severa. Sarah pone un vibrato espléndido y una voz de pecho singular. Pero también sonido de cabeza, lírico, que solo alguien con su increíble registro es capaz de crear, y que nos recuerda a la ópera que Gershwin tenía en mente.

Llegaría Janis Joplin, salvaje, amante del blues y del rock, para crear un Summertime inimaginable. Puedes amar u odiar su voz, pero nunca escucharás otra igual.

John Coltrane no iba a ser menos: con su saxo nos maravilló a todos con una instrumental al más puro estilo costless jazz, del que fue un indiscutible virtuoso.

El King of Soul Sam Cooke quiso hacer suyo elstandard y, para ello, se alejó del jazz para acercarse mucho más al R&B, con un ritmo cadencioso y unos increíbles dibujos vocales.

The Doors, fieles a su estilo, otorgaron gran protagonismo al teclado –gracias, Manzarek-, añadiendo reminiscencias de otros de sus temas o incluso del standard My Favourite Things. Todo ello unido a la grave e hipnótica voz de Jim Morrison. Una versión muy libre, en la línea de la banda.

De una manera u otra, en un estilo y otro, nadie ha podido resistirse al magnetismo que irradia Summertime, Gershwin, el jazz. No hay nada más versátil en este mundo que un buen standard.

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