Silvia Pérez Cruz, 'Vestida de nit'
Foto: http://silviaperezcruz.com/

Con una sensación de ingravidez por la explosión de las pequeñas e íntimas emociones que genera la grandeza de la música salen aquellos que han tenido el privilegio de escuchar en directo a Silvia Pérez Cruz. Creen haber descubierto a un ser llegado de otro planeta, sencillamente porque en esta esfera azul tan imperfecta es ciertamente complejo creer que puedan existir seres reales capaces de acercar con tanta magia y sencillez esa imperfección a la perfección. Y es que Silvia es como aquella marciana que se ha inventado Amenábar para el anuncio de la Lotería de Navidad, como una aparición, como una artista para las distancias cortas, para los deleites íntimos, para aquellos que delimitan los pequeños espacios entre el corazón y el alma. Pues esta maravillosa artista no precisa de grandes productoras -aunque lleva años trabajando con Universal Music- ni campañas estudiadas al milímetro, para en un solo concierto dejar atrapado a todo el público que goza del privilegio de escucharla, también de contemplarla.

Una artista tangible

Existen pocas artistas tan completas, tan verdaderas en la música española como la de Palafrugell, Baix Empordà. Silvia es tan real, tan cierta y verdadera que el vinilo de su voz y sus discos son absolutamente palpables, muy especialmente en estos tiempos en los que hasta los libros, los poemas y las canciones perdieron presencia física. En esencia uno de los valores principales que posee Silvia respecto a otros artistas se podría equiparar a la diferencia que existe entre la lectura de un libro en papel a un libro electrónico. Con la voz, la música e interpretación de Silvia se siente ese maravilloso pasar de páginas y notas, los versos se pueden tocar, la intangibilidad del arte se transforma en tangible…

El referente de su padre

Ya en la edición doble en vinilo de 11 de noviembre -su primer disco de debut como solista- jugó con esta manera de concebir su arte, haciendo del disco la metáfora de la vida, del día a día, ubicando los temas más tristes por una cara y los más alegres por la otra. Con la posibilidad de darle a todo la vuelta… Silvia Pérez Cruz es una artista en toda la extensión de la palabra, desde pequeña en el tiempo alto, ancho y profundo de la infancia, fue educada en el amor por multitud de disciplinas artísticas y desde siempre mostró una enorme inquietud y atracción por ellas. Especialmente por la música pues en su familia era una forma de comunicación, su padre Castor Pérez Diz era un apasionado de la música, especialmente de la cubana, de aquellas habaneras de las que fue un incesante recuperador de tesoros y canciones perdidas.

Aprender a hablar cantando

Precisamente en una taberna de Calella junto a su padre comenzó a comunicar a los demás que la música era su forma natural de mostrarse al mundo. Con él aprendió a sentir y vivir ese ambiente de taberna, de madera, de ojos vidriosos, de gente compartiendo penas y alegrías. Su progenitor tuvo tiempo suficiente como para transmitirle y legarle esa forma de sentir y vivir la música. Su fallecimiento en 2010 la marcó profundamente porque fue él, el que la enseñó a hablar cantando. Pero aquel modo de comunicación además de un don natural contaba con una base de estudio y una formación que inició prácticamente desde que tenía tan solo tres años de edad. Una precocidad difícilmente igualable, pues a los cinco empezó piano; a los siete, saxo…

El arte como una filosofía de vida

Su madre Gloria Cruz, que dirigía una escuela de arte se convirtió en la Rosa de los Vientos que la ayudó a encauzar su camino. Ella fue la continuadora, la que en realidad le hizo ver y disfrutar de ese poderoso vínculo con el arte y la música que le inculcó su padre. Su academia era mucho más, era una filosofía de vida. A los doce años fue consciente de que realmente había nacido para el arte, pues fue la ecuación que le enseñó a entender la vida. De hecho entre los 12 y los 18 años tocó el saxo en grupos de funky, bossa nova y jazz, cantó también en la coral "Nit de juny" por Italia, Hungría, Francia y Noruega.

Prácticamente desde entonces no ha parado, de ahí que posiblemente en la figura de Silvia resida una de las artistas con mayor talento pero sobre todo con mayor base del panorama artístico español. El amplio registro, el vasto conocimiento y la versatilidad de Silvia le ha permitido atreverse prácticamente con todo, flamenco, jazz, pop, bolero, fado, música tradicional catalana y gallega, folclore ibérico y suramericano… Quizás como ella misma ha declarado y por las raíces de su árbol genealógico familiar su cante es el del pueblo, el de las abuelas de la península Ibérica. Siempre rodeada de grandes músicos todo lo que ha firmado y en lo que ha colaborado tiene una calidad y un sello ciertamente especial, muy personal. Junto a Javier Colina –contrabajista- hizo un bonito trabajo sobre el filin cubano. Formó también ocasionalmente dúo junto al guitarrista y cantante de la Nova Cançó catalana Toti Soler, del que extrajo una valiosa experiencia y aprendizaje por su formación clásica y sus influencias del blues, el jazz y el flamenco.

11 de noviembre su primer disco como solista

Su debut como solista y compositora se produjo en 2012 -con Universal- con el anteriormente citado 11 de noviembre. Un álbum que supuso un éxito tanto de la crítica como del público, logrando su primer disco de oro. Posteriormente, en 2014 volvió a saborear las mieles del éxito con Granada, segundo trabajo en el que contó con la creatividad del singular y personalísimo músico y guitarrista Raül Fernández -Refree-, con quien también coprodujo el anterior.

Blancanieves y su primer Goya

Participó en la BSO de la película Blancanieves, dirigida por Pablo Berger ganadora de 10 goyas en 2013, entre ellos, el de mejor canción original por No te puedo encontrar, compuesta por Berger i Juan Gómez “Chicuelo”, e interpretada por Pérez Cruz. Posteriormente, en 2014 volvió a saborear las mieles del éxito con Granada, segundo trabajo en el que contó con la creatividad del singular y personalísimo músico y guitarrista Raúl Fernández -Refree-, con quien también coprodujo el anterior disco.

Mejor actriz revelación por Cerca de tu casa

Aunque Silvia siempre ha dejado claro que su verdadero camino es el de la música, brilla también en su faceta como actriz. De hecho en el film Cerca de tu casa, de Eduard Cortés, en el que interpretó a la desahuciada Sonia, logró un Goya a la mejor actriz revelación. Una película en la que como no podía ser de otra manera también brilló su voz. Pues en la edición de Domus con las canciones de la película -Universal Music, 2016- logró la Biznaga de plata a mejor música original en el Festival de Cine de Málaga (2016), el Premio a mejor música original en el PÖFF -Black Nights Festival- de Tallin, el Premio Gaudí a mejor música original y el Premio Goya a mejor canción original por Ai, ai, ai ya en 2017.

Vestido de nit

Su carrera de pasos firmes se consolida gracias a que sin perder la libertad ni el norte sabe elegir, sabe cómo llegar a su público –cada vez más fiel-. Por eso Vestida de nit -su nuevo trabajo discográfico con Universal- cuyo título surge de una habanera compuesta por sus padres representa otra de esas joyas con las que hace volar a la gente. Con los arreglos de Javier Galiana de la Rosa, Joan Antoni Pich, Carlos Montfort y la propia Silvia el disco vuelve a apuntar muy alto. La gira está cosechando un gran éxito de público consolidando el nombre y el prestigio de la artista por Argentina, Chile, Uruguay, Portugal, Francia y como no podía ser de otra manera por las más de veinte ciudades españolas en las que la gente ha disfrutado de su magia acompañada por un quinteto -cuarteto de cuerda y contrabajo- que toca de memoria.

Uno de los principales valores de Silvia tras más de una década mostrando muchas caras, muchas personalidades musicales distintas, es que no canta canciones sino emociones por eso se atreve prácticamente con todo y no tiene miedo a arriesgar pues a cualquier estilo o canción le aporta su personalidad, su piel, su alma, su sello. Vestida de nit es una oportunidad de deleite pero también una ocasión para divertirse y sorprenderse con versiones de canciones ciertamente peculiares, pues como dicen los sabios sin sentido del humor no es posible vivir.

Este trabajo es complejo, divertido, delicado y fundamentalmente delicioso en la voz de Silvia, que concibe el arte como vehículo hacia la libertad, la pequeña revolución emocional de una artista tan valiente como para atreverse a interpretar una canción a capela de Enrique Morente en Omega. Una fascinante versión de Hallelujah -Leonard Cohen-, se luce también en su querida Vestida de Nit, una canción con la que creció y debe a sus padres. Sorprende en la La Lambada (Chorando se foi) y se convierte en gigante en Gallo rojo, gallo negro de Chicho Sánchez Ferlosio. Versiones absolutamente personales de Amália Rodrigues, Fito Páez, Lola Flores…

Once canciones que suenan de forma única en su voz y adquieren una personalidad absolutamente distinta en la interpretación de Silvia. Tonada De Luna Llena, Mechita, La Lambada (Chorando Se Foi), Loca, Estranha Forma De Vida, Vestida De Nit, Ai, Ai, Ai, Gallo Rojo, Gallo Negro, Nao Sei, Corrandes D'Exili y Hallelujah.

Si tienen la oportunidad de escucharla en directo no la dejen pasar, próximamente -el 27 y 28 de noviembre- presentará en el Teatro La Zarzuela de Madrid este trabajo, Vestida de Nit, Voz y quinteto de cuerda. Canciones para sentir, para vivir, para gozar la intensa voz de Silvia y las cuerdas que son como un mar que para el tiempo…

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