Los calificativos para una ceremonia de apertura como la vivida hoy en Barcelona corren el riesgo de ser pocos y quedarse cortos, por ello es mejor prescindir de ellos en la medida de lo posible. Al margen de valoraciones, el acto ha ido sobre ruedas, muestra de la buena preparación previa por parte de todos los participantes y de la organización.

A la altura de las circunstancias ha estado Barcelona. Los escenarios han sido el Moll de la Fusta -donde se disputarán las aguas abiertas y los saltos de gran altura- y el Palau Sant Jordi. El director, Hánsel Cereza, miembro de La fura del baus, ha comandado un espectáculo de luz, color, sonido y sobre todo de agua, el elemento central en la noche de hoy y durante las próximas semanas.

El Palau Sant Jordi, centro neurálgico de este Mundial y de su inauguración, ha registrado un lleno absoluto, con un público entregado para la ocasión, amante de los deportes acuáticos y dispuestos a pasarlo bien hoy. Desde más de una hora antes ya empezaba a presentar un aspecto muy animado.

El Palau Sant Jordi se llenó para ver la ceremonia

El espectáculo comenzó en el Moll de la Fusta, después de la presentación de rigor, amenizada por la Orquesta Sinfónica de Barcelona, que tocó el himno de España y el de Cataluña. Desde el puerto hasta el Palau viajó Julia Guinovart –su hermana Paula, en realidad-, de la mano de la magia que siempre acompaña estos momentos. La joven saltadora no estuvo sola, ya que en todo momento le acompañaron muchos niños, auténticos puntales hoy, niños de muchas nacionalidades.

La fábula argumental ha consistido en la historia de un niño criado en un planeta reseco y sin agua, que descubre la importancia del respeto por el líquido elemento al entrar en contacto con el Planeta Agua. Al final, al entrar en contacto con la piscina, ese niño se terminaría convirtiendo en un espléndido nadador, interpretado por Raúl Navalón, para luego transformarse en un anciano, simbolizando el triunfo del agua sobre la tierra. Los habitantes del Planeta Agua, que no es otra cosa que el nuestro, han impresionado al pequeño habitante de otro planeta, aquel en el que viviremos nosotros si no nos damos cuenta de lo importante que es el agua para la vida.

La sostenibilidad, el ecologismo y el respeto por mares y ríos han sido la columna vertebral de una ceremonia muy marcada por el carácter de La fura dels Baus, con juegos de luces y claroscuros que han logrado resaltar lo más importante en cada momento. También se ha visto a nadadoras de sincronizada, saltadores, acróbatas, parkour y un Castell acuático, sin duda el punto álgido de la ceremonia por la dificultad de construirlo en una piscina de tres metros de profundidad, pero lo lograron, ¡y vaya si lo hicieron!

El mejor momento fue el Castell acuático construido en el centro de la piscina

Cerraron gala el desfile de todos los países participantes, 181, récord absoluto en un Mundial y el discurso institucional, en boca de Xavier Trías, alcalde de Barcelona, Arthur Mas, presidente de la Generalitat de Cataluña, Fernando Carpena, presidente de la RFEN, y Julio César Maglione, presidente de la FINA. El último país en salir, España, fue el que prestó a una deportista, Erika Villaécija, encargada de prestar juramento en nombre de todos los deportistas, comprometiéndose a respetar las reglas del juego y jugar limpio. Sergi Borrell hizo lo propio de parte de los jueces.

Y como no podía falta nadie, a última hora, cuando ya estallaban los fuegos artificiales sobre el cielo de Barcelona, apareció uno de los protagonistas: la mascota, Xop, una gota de agua gigante. Tras él volvieron a desfilar todos los participantes en la ceremonia, digno fin de fiesta para una noche que da inicio al sueño mundialista.

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Sobre el autor
Eduardo Álvarez Manzano
Periodismo especialista en natación. Actualmente escribo para Vavel y para beticismo.net