Ona Carbonell ha conseguido la segunda medalla de la natación sincronizada española en los Mundiales de Budapest. Se ha vuelto a alzar con la plata, esta vez en la modalidad de solo libre. En el podio estaba acompañada por Svetlana Kolesnichenko, medalla de oro, y Anna Voloshyna, bronce, repitiéndose así la clasificación del solo técnico.

El objetivo de Ona en el libre era hacerse con el segundo puesto, ocupado por China en los anteriores mundiales pero que, al igual que en el técnico, no gozaban de representación en este mundial. Por tanto, para subirse hasta ese segundo escalón, la nadadora española debía superar a la ucraniana Anna Voloshyna, cuyas notas en esta rutina, a lo largo del año, habían sido muy parejas a las de Ona, aunque siempre ligeramente inferiores.

Con los resultados de la preliminar parecía que las posiciones estaban bastante definidas: en primer lugar, Rusia; a poco más de un punto España y, con exactamente la misma diferencia en la puntuación, Ucrania. Tanto Ona como Voloshyna querían subir su posición mientras que la solista japonesa pugnaba por hacerse con una medalla.

Ya en la final, la suerte quiso que la española cerrará la prueba. La primera en salir de las nadadoras que aspiraban a medalla fue Yukiko Inui, que mejoraba su puntuación en una décima con respecto a la preliminar. No obstante, su 92,0667 no fue suficiente para superar a la ucraniana. Voloshyna que, con un ejercicio marcado por el control, la limpieza y la expresividad, obtuvo 93,3000, aumentando también su nota.

La puntuación de la preliminar ya le valía a Ona para pasar a la ucraniana. La rutina de la catalana nos contaba una historia de amor y desesperación, al ritmo de los latidos del corazón que daban nombre a la propia canción del ejercicio, “Padam, padam” de Edith Piaf. Es una rutina con fuerza y dificultad, a la que la nadadora ha dotado de bastante expresividad gracias a la ayuda de Virginie Dedieu. Probablemente sea, hasta el momento, la mejor que ha realizado en su carrera.  Todo ello, ha llevado a Carbonell a lograr la mejor nota en este ejercicio de la temporada, 95,0333, dividiéndose esta puntuación en 28.5000 en ejecución, 38.1333 en impresión artística y 28.4000 en dificultad.

A pesar de que Ona se ha acercado mucho al nivel de Rusia, Svetlana Kolesnichenko ha revalidado el oro para su país con una puntuación de 96.1333, manteniendo a Rusia en los más alto del podio de la sincronizada.

Con esta segunda medalla de plata, la sincro española mejora su participación en el mundial, en cuanto a metales se refiere, con respecto a Kazán 2015.

Esta final de solo ha iniciado al resto de finales de modalidades libres, habiéndose entregado ya todas las medallas de ejercicios técnicos.

Buenas sensaciones en las rutinas técnicas

En el resto de rutinas técnicas España ha dejado buenas sensaciones. Para empezar, en el dúo técnico formado por Ona y Paula Ramírez, se consiguió la quinta posición, alcanzándose los 90 puntos que mejoraban la nota en la preliminar. Además, ha sido notable el trabajo de Paula para alcanzar el nivel de su compañera. También, finalizaron quintos la otra pareja de dúo española, la del mixto, formada por Pau Ribes y Berta Ferreras. Nadaron un ejercicio que consiguió 84.3336 y en el que se vio la gran mejora técnica de Pau.

Por último, en la modalidad de equipo, España finalizó sexta. Leyre Abadía, Berta Ferreras, Carmen Juárez, Meritxell Mas, Alisa Ozhogina, Paula Ramírez, Sara Saldana y Blanca Toledano, son las ocho españolas que disputaron esta modalidad, formando un grupo muy joven y renovado que dejó una buena imagen.