Los Redskins asaltaron un feudo casi inexpugnable. Los Seahawks se creían vencedores a falta de minuto y medio para el final, pero no. En Seattle no se lo podían creer. La afición más ruidosa de la NFL, quedó muda con la derrota de los suyos.

Un increíble último drive del equipo de Washington decantó el partido para los visitantes. Cousins se vistió de súper héroe  y lideró a los suyos hacia la victoria. Primero encontró a Quick, que totalmente solo, avanzó hasta que un tremendo placaje de Chancellor le sacó del campo. Y en la siguiente jugada, el quarterback lanzó un pase muy profundo y Doctson voló. No tenía capa, pero parecía Superman.  Se lanzó por los aires para atrapar el balón mientras que Shaquill Griffin le miraba impasible. Sin moverse, sin ir a por él, el CB de los Seahawks dejó hasta de mirar al receptor, que se fue a levantar y se encontró con otro defensor. A punto estuvo de anotar el touchdown, pero se quedó en la yarda uno. En la siguiente jugada, carrera y anotación.

Seattle tenía por delante 59 segundos para anotar un FG que igualara el partido, pero la fortuna no quiso que eso ocurriera. Es más, la suerte no ha querido que los Seahawks anotaran ni un solo field goal en todo el partido. Y oportunidades no les faltaron, pero Walsh, que tuvo el punto de mira desviado, no acertó ninguno de los tres intentos que tuvo. Aunque tampoco convirtieron ninguna de las dos conversiones de dos puntos que intentaron. Es más, en una casi la lían. Wilson lanzó un pase que fue interceptado y que recuerda mucho a aquel último momento en la Super Bowl XLIX cuando Malcom Butler rompió el sueño de Seattle de levantar su segundo trofeo Vince Lombardi. Pero en esta ocasión, los defensas salieron corriendo y se fueron pasando el balón y avanzando yardas, hasta que finalmente fueron placados.

Los jugadores de la secundaria de Washington estuvieron muy acertados y muy contundentes durante todo el partido. Compton interceptó un balón; Fuller otro; y Norman no dejó respirar ni un solo momento a Baldwin y a Richardson. Aunque un prácticamente el único fallo que tuvo el defensor en el marcaje de Baldwin, significó el único touchdown del equipo de la ciudad esmeralda.  El wide receiver esquivó a Norman con un gran movimiento y se coló entre los jugadores de la secundaria, Wilson le vio, conectó el pase… y para adentro.

Pero eso no fue suficiente. Ni tampoco lo fue el dominio de Jimmy Graham. Ni las jugadas que alarga Wilson cuando se le echan encima los defensores y todo parece negro. Los Seahawks no dejaron de dispararse a ellos mismos. Empezaron por el pie, pero como seguían vivos, continuaron subiendo, a la rodilla, al estómago… No dejaron de cometer infracciones a lo largo del partido. Una, otra, y otra… así hasta llegar a las 16 que finalmente hicieron. El número total de yardas perdidas fueron 138, algo que igualó la contienda a pesar de haber ganado muchas más yardas que el equipo capitalino.  Y que finalmente les costó el partido sumado al gran número de errores que cometieron.

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Sobre el autor
Alejandro Santibáñez
Periodista en Vavel. Deporte como forma de vida. Amante del fútbol americano, fútbol, pádel, baloncesto y tenis.