No es usual que una franquicia en la NFL intercambie un mariscal de campo que acaba de liderar la liga en el índice de pasador. Pero, eso es exactamente lo que hizo Kansas City Chiefs cuando a fines de Enero, envió a Alex Smith a Washingston Redskins y recibió a cambio una selección de tercera ronda del Draft 2018 y al esquinero Kendall Fuller.

Cabe recordar que el Draft del 2017, los Kansas City Chiefs intercambiaron una futura selección de primera ronda (la del Draft 2018) con el objeto de subir su posición en aquel draft de 2017 y así poder seleccionar al QB de la Universidad de Texas Tech –Patrick Mahomes-.

La elección de Mahomes permitía inferir que –más allá del buen o mal desempeño de Smith en la temporada 2017 (quién vale aclarar, tuvo un excelente año liderando a los Chiefs a un título de la AFC Oeste y llegando al partido de las estrellas)-  era altamente probable que a fin de esa temporada 2017 Smith fuera intercambiado a otro equipo o dado de baja en el roster.

A la luz de los hechos y del gran desempeño de Smith, cabe preguntarse ¿fue positivo este cambio de QB?

Y la respuesta es clara. Sí, es un excelente movimiento.

¿Por qué?

Patrick Mahomes brilló en la Universidad. Obtuvo una temporada de 5052 yardas aéreas y 41 anotaciones. Kansas City no pensó a corto plazo con este cambio, sino a largo plazo.

Durante su único año en la NFL, Mahomes fue suplente de Alex Smith y lo tomó como un año de aprendizaje. Estudió cómo era la ofensiva de los Jefes y cómo realizar más fácilmente las lecturas defensivas para luego poder procesar y jugar más rápido. Hay que decir también que Alex Smith, sabiendo que era posible que en el próximo año no estuviera en la franquicia, se comportó como un verdadero profesional y le enseñó a Mahomes todas estas situaciones de juego.  

Otra pregunta para hacerse es: ¿qué cualidades tiene Mahomes para que Kansas hiciera ese movimiento? Y la respuesta también es clara: Muchas.

A saber, Mahomes es un jugador joven que tiene solo 23 años de edad, mientras que Alex Smith tiene 34. Kansas City quiere asegurarse un QB elite por muchas años.

Mahomes tiene una potencia en su brazo poco habitual en la NFL (y que Smith no tiene). Puede realizar pases laterales profundos y con mucha velocidad y precisión. Su técnica de lanzamiento es excelente. Tiene movilidad en el bolsillo para escapar de la presión y el equilibrio necesario para extender las jugadas y encontrar objetivos alternativos. Cuando entra en ritmo puede ser imparable.

Una debilidad de Mahones, es la inconsistencia en su enfoque y el hecho de que es demasiado ansioso para ir en busca del pase largo.

La ofensiva de Kansas es una ofensiva conservadora, que no toma riesgos innecesarios. Si logra adaptarse bien a esta ofensiva y sorprender con pases profundos, obtendrá muchos beneficios.

Armas ofensivas que acompañen a Mahones, hay y muchas.

Kareen Hunt es un corredor de segundo año que realizo más de 1300 yardas terrestres en su año de novato. Además, es muy efectivo en situaciones de pase dado las muy buenas manos que tiene.   Travis Kelce, es uno de los tres mejores alas cerrada de liga. A pesar de su tamaño, es rápido y siempre encuentra el espacio libre.

Tyreke hill es un receptor que puede hacer de todo, no es un receptor muy alto, pero esto lo compensa con una gran velocidad y grandes cortes para separarse del esquinero.

Y este año, los Chiefs adquirieron al ex Rams y Buffalo Bills, Sammy Watkins, que seguramente será el receptor encargado de realizar las jugadas largas. Si logra congeniar a todos estos jugadores, Kansas City podría tener una ofensiva de temer.

En otras palabras, Patrick Mahomes es un prospecto que no tiene techo, con todas las cualidades para ser un mariscal top. A primera vista, la decisión de darle los comandos de la ofensiva pareciera la correcta. La respuesta final vendrá de lo que Mahones pueda demostrar en el emparrillado

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