La Casa Blanca ha cancelado la visita que tenía que realizarse este miércoles por parte de los Eagles. En cambio, se hará una celebración para "festejar el patriotismo americano". 

Es en muchos países del mundo tradición que el presidente reciba al campeón o campeones de algún evento deportivo importante. Los Estados Unidos no son la excepción, aunque desde la llegada de Donald Trump al poder parece haber cambiado. 

Ya el año pasado los Warriors, campeones de la NBA, se opusieron a hacer la clasica celebración en Washington. Los Eagles, flamantes últimos coronados en la NFL, han decidido seguir el paso de Golden State y no viajaran a la Casa Blanca. La oficina del presidente Donald Trump invitó a una delegación de 81 personas para celebrar su titulo, pero Philadelphia le confirmó hace dos días que asistirían "menos de 10 personas". 

"Es tonto relacionar al himno con la ausencia de jugadores en la Casa Blanca" Torrey Smith, WR de los Eagles.

Trump condujo hoy una ceremonia en el que habló del patriotismo norteamericano y de la libertad de expresión en los Estados Unidos, tras confirmarse que no se celebraría a los últimos campeones del futbol americano. 

Los Eagles, por su parte, han sacado un comunicado vía redes sociales agradeciendo el apoyo de sus fanáticos y dejando en claro que se preparan para la temporada que se viene. 

Claro, todo esto tiene un trasfondo. Trump es enemigo público de la NFL desde que asumió en la Casa Blanca. El magnate opina que la protesta iniciada un par de años atrás por el QB Colin Kaepernick de arrodillarse en el himno es un acto antipatriótico, cosa que los representantes del sindicato de jugadores (NFLPA) ya han dejado en claro: los jugadores de la NFL respetan la bandera, el himno y el patriotismo estadounidense, simplemente se han hecho oír sobre su descontento con ciertas políticas del presidente Trump (la más reciente la obligatoria nueva normativa con respecto al himno nacional estadounidense).

Es evidente que la terquedad del presidente del mundo libre es lo que lleva al descontento no solo de los jugadores de la NFL, sino que también de sus entrenadores, directivos y dueños. David Tepper, flamante nuevo dueño de Carolina Panthers, es abierto detractor de Trump, y ejemplo claro del cambio de timón ideológico en la liga.

Los jugadores y cuerpo técnico de Philadelphia no se han quedado callados. El receptor Torrey Smith ha dicho que "es tonto relacionar al himno con la ausencia de jugadores en la Casa Blanca y es de cobarde cancelar la celebración porque nadie quiere verte (refiriéndose a Trump)". Doug Pederson, HC del equipo, admitió que el iba a ser parte de la comitiva que iría a Washington y que a la vez respetaba a quienes no asistirían.

La pelea de Trump contra NFLPA y demás personalidades del deporte parece no tener fin. Jugadores como Kaepernick o como el profundo Eric Reid hoy están sin trabajo por defender los derechos que la constitución norteamericana les asegura. En una crisis mundial por los derechos humanos, los jugadores de la NFL no se van a quedar cruzados de brazos.