Los Colts, con Andrew Luck y T.Y. Hilton a la cabeza, fueron una losa demasiado pesada para unos Bears que lucharon con uñas y dientes durante todo el partido. Al final, fallos puntuales del lado visitante unidos al gran acierto de un Adam Vinatieri crecido ante su público decantaron la balanza del lado de Indianapolis, permitiendo a los locales tomar un gran balón de oxígeno y remontar un poco el vuelo en su división gracias a la derrota de Houston ante Minnesota, hundiendo a Chicago entre dudas y otra temporada que parece estar encaminada al fracaso.

Ambos equipos llegaban en horas bajas al Lucas Oil Stadium de Indianapolis sumidos en unos inicios de temporada nada convincentes. Los records de ambas franquicias prometían un partido intenso y peleado y la realidad no distó mucho de lo pronosticado: los Colts consiguieron salir vivos de un lance que pudo haber caído para cualquier lado con una gran exhibición de su receptor estrella, T.Y. Hilton.

Tanto Indianapolis como Chicago se encaminaban a la cita con una victoria y tres derrotas en sus casilleros, síntoma de la necesidad de encontrar el ritmo de juego que les llevase a retomar la forma ante una temporada que se antoja tan dura como disputada. Tras su derrota en Londres ante los Jaguars, los Colts ejercieron de verdugos de unos Bears que luchan por no navegar a la deriva otra temporada más.

En un partido intenso y divertido, Indianapolis mostró ambas caras de la moneda ante una afición que espera como el agua de mayo la regularidad que tanto les había caracterizado en temporadas anteriores. La gran actuación del pateador Adam Vinatieri, quien acertó todos sus lanzamientos, unida al espectacular rendimiento de un T.Y. Hilton que pareció retomar el nivel que le llevó a ser Pro-Bowler pocos años atrás, terminaron siendo las guindas de una victoria en la que el running back Frank Gore superó a Jim Brown y Marshall Faulk en la lista de yardas totales, colocándose en noveno lugar histórico. El colofón perfecto en una victoria merecida.

Mientras tanto, la nota discordante en Indianapolis siguió siendo la fragilidad de la línea ofensiva que tantos dolores de cabeza está ocasionando a Chuck Pagano. Las defensas rivales presionan y golpean con demasiada fragilidad a Andrew Luck provocando que su juego sea mucho más pobre del que acostumbraba hace años, cuando era uno de los principales jugadores de la liga gracias a su juventud y productividad. Los Colts se enfrentan a un grave problema, ya que si la línea ofensiva sigue rindiendo a un nivel tan mediocre, las probabilidades de que su QB titular y principal estrella se lesione aumentan de forma exponencial, además de reducir su producción en gran medida como ya se pudo percibir en el partido, donde Luck fue derribado 5 veces.

Por su parte, los Bears ya se empiezan a plantear la titularidad de Jay Cutler a los mandos de la ofensiva tras la gran actuación ofrecida por Brian Hoyer. El QB suplente se ganó la confianza de los aficionados de Chicago tras lanzar para casi 400 yardas en un partido donde su sola presencia orquestando el ataque de los Bears ya daba sensación de peligro casi inminente. Terminó con 2 anotaciones producto de sus conexiones con Cameron Meredith y Alshon Jeffery, quienes fueron los principales líderes en la recepción del equipo de la “Ciudad del Viento”. Jay Cutler puede pasar a un papel secundario ante un Hoyer que parece ser el aire fresco que el equipo necesitaba. Tras esta derrota, muchas decisiones serán replanteadas en Chicago: Todavía queda tiempo para revertir la situación y acabar la temporada en un lugar respetable, pero queda mucho trabajo por delante para que ese hecho se convierta en una realidad.

Ambos equipos salen del lance con las ideas muy claras. La tarea de Indianapolis es corregir los desajustes que tanto tormento les están causando y alcanzar la regularidad propia de un equipo de su calibre. Chicago debe reencontrarse con su juego lo antes posible, de lo contrario se encaminan a una nueva temporada en tierra de nadie, situación un tanto difícil para una franquicia tan histórica.