Corría el año 2.013. Hawaii volvía a acoger el Pro Bowl en sus alejadas islas. Allí fue donde Tony Gonzalez, en su última convocatoria junto a los mejores de la liga, le dio consejos a un joven Jimmy Graham, un ala cerrada atlético que causaba estragos en las defensas de los equipos que les tocaba cruzarse en el camino de los Saints de New Orleans. Gonzalez, durante los últimos años de su exitosa carrera, controló su dieta y sus trabajos físicos al máximo para poder bajar de peso y así rendir más.

Esto mismo que hizo el futuro salón de la fama lo está haciendo esta pretemporada Graham. El TE de Seattle bajó más de diez kilos, tal como Gonzalez le había aconsejado. "Me dijo que mientras más viejo me ponga, debía perder más peso. Por tus articulaciones, y para seguir siendo explosivo. Y tenía razón", declaró el veterano ala cerrada esta semana.

Tony Gonzalez, además de un increíble ala cerrada, se cuidaba como pocos en la liga. Es verdad que a partir de los 30 años las articulaciones y los músculos no son los mismos que cuando tienes 20, sobre todo en una NFL que con los años ha legalizado algunos golpes que pueden dañar seriamente tu cuerpo. Más allá de la edad y los golpes, Gonzalez se mantuvo siempre en buena forma y jugó a calibre de Pro Bowl sus últimos años en la liga.

De todos modos, lo de Graham no es ninguna novedad. Muchos jugadores cuidan mucho su cuerpo. Y, los que no lo cuidan tanto, son incentivados por las franquicias a hacerlo. El tiempo dirá si la decisión de un laureado ala cerrada -haciéndole caso al más grande de su posición- influirá realmente en el juego de Seattle, o si la pérdida de peso le hará perder ante los siempre temibles linebackers de la NFL.