Cuando los Chiefs abandonaron Foxboro el jueves 7 de septiembre se llevaron consigo algo más que una valiosísima primera victoria. A pesar de haber sido considerado uno de los equipos más sólidos de la liga, parecía que nunca llegarían a explotar y se quedarían en el eterno contendiente; un equipo duro de pelar pero que acabará viendo los partidos de finales de enero por televisión.
Sin embargo, el rendimiento mostrado durante todo el partido y en especial el último cuarto rompió todos los esquemas, destrozando incluso la estadística histórica de que Brady y Belichick jamás perdían en casa si tenían el liderato entrando en el periodo final. Parece difícil cuestionarlo: Estos Kansas City Chiefs son explosivos, creativos, serios y competentes. El playcalling es muy inteligente, aprovechando las virtudes de un personal muy variado, e incluso el propio Alex Smith parece otro. Atrás quedó el Alex Smith del checkdown constante, el que no miraba más allá de la zona media de la defensa.
¿A qué se debe este cambio? Pues parece ser que en Kansas City se ha ido gestando la tormenta perfecta, y está preparada para desatar su furia a lo largo y ancho de la liga. Lo único que parece que puede pararlos es la pesadilla de cualquier equipo: las lesiones. La nota negativa de aquella victoria fue la lesión en los últimos compases del partido de su excelente safety, Eric Berry, que se fue al suelo debido a lo que posteriormente se confirmó como una lesión en el tendón de aquiles.
La lesión es especialmente dolorosa porque Berry, además de su historia particular y de ser un profesional como la copa de un pino, estaba teniendo una actuación casi perfecta ocupándose de la cobertura de todo un Rob Gronkowski, al que dejó prácticamente fuera del partido cada vez que se emparejaban. De hecho, durante los días posteriores no era raro encontrar algún que otro artículo planteando si finalmente las lesiones habían acabado con la carrera de Gronk. Como vimos en la jornada siguiente, todo el mérito fue de Berry.
El que no genera ninguna duda es Travis Kelce. Sencillamente, este mundo es de Kelce y nosotros solo vivimos en él. El excelente tight-end de los Chiefs completó una temporada estelar durante la pasada campaña, y parece que en la presente se ha propuesto romper su propio techo. La química con Smith es inmejorable, su capacidad para mover las cadenas es vital para su equipo y su combinación de tamaño y velocidad (sobre todo velocidad) lo convierten en una pesadilla para las defensas rivales. ¿La descripción os resulta familiar? No es de extrañar que uno de los numerosos debates originados tras aquel encuentro sea el que plantea si Travis Kelce es el nuevo número uno de la posición. Gronk no parece querer ponérselo fácil, como demostró ante los Saints, por lo que si las lesiones lo permiten podremos disfrutar de dos auténticos fuera de serie en toda su gloria destrozando defensas y anotando puntos para sus respectivos equipos.
Pero no solo de Kelce vive la ofensiva de los Chiefs, ni mucho menos. Un Tyreek Hill con un año de experiencia en la liga y la irrupción de Kareem Hunt otorgan otra cara a este ataque, que puede ser de los más versátiles, explosivos y potentes de la liga. Por si eso fuera poco, la variedad de piezas ha permitido a su equipo técnico ampliar el numero de formaciones utilizadas en ataque. No es extraño ver a Tyreek Hill ocupar el backfield, o a Kelce colocarse en prácticamente cualquier posición de la alineación ofensiva. Kareem Hunt es una pesadilla para los rivales tanto por tierra como por aire, y Alex Smith sabe que cuenta con el cóctel perfecto para mover el balón a placer. Pases largos, medios, cortos... O incluso directamente arrojarle el balón a Kelce como el que pasa una barra de pan. Añadamos a ese excitante ataque que los Chiefs cuentan con una defensa muy seria y con jugadores de primerísimo nivel en todas las posiciones. Lo que queda es lo que estamos viendo, un equipo de ensueño.
Los Patriots por su parte salieron muy heridos del encuentro. Tanto que incluso los analistas afines al conjunto campeón concluían que una derrota tan dolorosa era lo que mejor le venía al equipo. Se acabaron las fiestas, los 28-3, las pancartas, los chistes... Es hora de ponerse a jugar al fútbol. La mala imagen dejada sobre el césped del ataque perjudicó seriamente a Brady y Gronkowski, pero donde realmente se centraron las críticas fue en la defensa. No ayuda, además, que los Patriots parecen haber sido atacados por el ogro de las lesiones. Primero fueron Edelman y Cyrus Jones en pretemporada, y durante el primer partido cayeron Hightower y Amendola, el corazón de la defensa y el receptor que se perfilaba como el encargado del juego interior del ataque aéreo, respectivamente. Y por si eso fuera poco, durante el encuentro ante los Saints pudimos ver a Gronk, Hogan, Dorsett y Burkhead dirigirse a la caseta a ser atendidos por diversas molestias.
Los Patriots volvieron a la senda del triunfo el domingo pasado a lomos de una excelente actuación del de siempre, de su quarterback Tom Brady. Por si quedaba alguna duda, el partidazo del domingo demostró que a sus cuarenta años Brady no parece tener intención de parar. La defensa estuvo sólida y convincente, limitando a Drew Brees a trece puntos durante la mayor parte del encuentro, concediendo los siete puntos restantes cuando el partido estaba prácticamente cerrado. Sin duda las sensaciones son bastante positivas para los de New England, pero, ¿será suficiente para llevarlos de nuevo a la Super Bowl?
Por supuesto tras dos semanas de competición es un poco pronto para plantear preguntas que se responderán en enero, y no es nada raro ver equipos comenzar la liga como un tiro y empezar a perder fuelle a finales de noviembre. Los Patriots, particularmente, son un equipo que suele empezar flojo y forjar su identidad a lo largo de septiembre. Esa es la clave: todavía estamos en septiembre. No existe ningún trofeo para el campeón del primer mes de competición, por lo que la sobrerreacción ahora, a pesar de ser entretenida y dar mucho que hablar, es casi innecesaria. De todas formas, con el debate encendido desde hace unos días, ¿podemos considerar a los Kansas City Chiefs como el equipo más potente de la AFC actualmente? ¿Serán capaces de mantener esta línea tan impresionante cuando lleguen los encuentros importantes? ¿Encontrarán los Patriots la fórmula para que todas sus piezas encajen y seguir dominando la conferencia con puño de hierro?
El trono de la AFC parece estar ahora mismo en el aire. Los Chiefs y los Patriots permanecen en cabeza, pero por ahí andan Raiders y Steelers, y los Broncos acaban de comunicarle a estos cuatro contendientes que quieren entrar de lleno en la pelea. El panorama está más que abierto y las espadas están en todo lo alto. El debate seguirá abierto más que seguramente hasta los últimos coletazos de este año 2017. Aún así, acabada la segunda jornada de la liga, parece que los Chiefs marchan un paso por delante.